Mes: mayo 2025

  • Biografia de John Charles Ryle​

    Biografia de John Charles Ryle​

    Biografia de John Charles Ryle

    En el año 1956 James Clarke & Co, Ltd. de Inglaterra publicaron de nuevo en inglés el libro escrito por John Charles Ryle que lleva el título Holiness (Santidad) el que el Dr. Martyn Lloyd-Jones escribió un breve prefacio. En él dijo que en su día J. C. Ryle era famoso, sobresaliente y amado como un campeón y exponente de la fe evangélica y reformada.

    Esa observación concuerda con cosas que he leído. Ryle escribió más de 200 folletos y tratados, y se vendieron millones de copias de ellos y muchos de sus escritos fueron traducidos a varios idiomas. En México tuvieron una fuerte influencia en el establecimiento de iglesias reformadas. Lloyd-Jones continuó diciendo: Sin embargo, por alguna razón u otra su nombre y sus obras no son conocidos entre los evangélicos modernos. Creo que todos sus libros están agotados en este país y son difíciles de obtener libros usados. Recordad que hace como 50 años que Lloyd-Jones dijo eso. Lloyd-Jones vio el interés renovado y creciente en los escritos de Ryle como una señal de bien que le daba ánimo y esperanza. Así recomendó esa nueva edición de Holiness. Desde aquel momento, el mundo de habla inglesa ya tiene acceso a muchos de los escritos y tratados de Ryle, y hay lugares en Internet que son dedicados a Ryle (véase abajo) en los cuales cualquier persona puede leer en inglés casi todo lo que escribió.

    Ahora bien, cuando Banner of Truth Trust (Estandarte de la Verdad) publicó un libro titulado Perlas Cristianas, escritos selectos por J. C. Ryle en el año 1963 (¿traducido por David Estrada?), esa publicación y algunos otros libros escritos por Pink y otros autores, estos fueron los primeros pasos de fe y esperanza que el Señor usó para que se despertara de nuevo en el mundo de habla hispana la fe reformada y un nuevo interés en Ryle y en otros autores que expusieron la fe reformada y evangélica antigua, como estaba sucediendo en el mundo de habla inglesa.

    En 1963 parece que no había ningún escrito de Ryle disponible excepto algunos bien viejos y usados. Banner of Truth dijo, “El libro que bajo el título de “PERLAS CRISTIANAS” presentamos al lector evangélico, viene a ser la colección más completa y escogida que hasta la fecha ha sido vertida al español. Confiamos que con esta publicación hayamos contribuido en algo a llenar este vacío literario inmenso que con respecto a temas de vida y aplicación cristianas se deja sentir en el mundo evangélico de habla hispana.”

    Después de la página con el título y la fecha de la publicación y la casa publicadora; hay una segunda página que contiene solamente el nombre del autor, y dos pequeñas citas:

    JUAN CARLOS RYLE
    1816-1900
    “Un hombre de granito con un corazón de niño.
    “Grande en estatura, grande en intelecto, grande en espiritualidad, grande como predicador y expositor, grande en la tarea de llevar almas a Dios.”

    A continuación veremos algo de la verdad que hay en esas citas. John Charles Ryle nació el 10 de mayo de 1816, en Macclesfield, Cheshire County, Inglaterra, cuyos padres fueron John y Susanna Ryle. Su abuelo era un cristiano practicante que ayudó al movimiento metodista en el norte de Inglaterra. Era también un hombre de negocios próspero, de manera que el padre de J C Ryle estaba bien situado como banquero, aunque parece que era un cristiano de nombre solamente. Los planes para su hijo eran introducirle en la carrera diplomática. Ryle realizó sus estudios en las universidades de Eton y Oxford, donde, además de recibir una buena educación, se destacó como deportista jugando al cricket. Su conversión tuvo lugar en 1837 mientras estaba en la iglesia oyendo la lectura del capítulo 2 de Efesios.

    Pero como dos años antes de su conversión, sucedió un pequeño incidente que produjo gran ímpetu al proceso inexorable de su conversión. Ryle estaba cazando con un amigo de Eton, Algernon Coote, y con algunos otros. Al pasar el día en algún momento Ryle juró delante del padre de Coote, un cristiano ferviente, quien le reprendió severamente. Ryle nunca juró después. Este suceso le llevó a tener una amistad durante toda su vida con Algernon Coote, de quien Ryle escribió: ‘fue la primera persona que me dijo que pensara, me arrepintiera y orara.’ Aunque Ryle no se convirtió en seguida, era muy consciente de que su norma para la vida estaba en gran contraste con la de los cristianos que conocía. Así, al llegar el verano de 1837 y la conversión de Ryle, los fundamentos habían sido puestos. Un poco antes de realizar sus exámenes finales, enfermó con inflamación del pecho. Pero, pudo hacerlos y él atribuye ese poder a la lectura de la Biblia y a la oración. Su enfermedad le dio más tiempo para pensar, y mientras más pensaba, más veía que Jesucristo no era el centro de su vida.

    Sucedió que un domingo por la tarde asistió una de las iglesias de la parroquia. No se acordó después de nada en particular, ni aun del sermón. Pero le impactó la manera en la cual fue leída la segunda lección, por alguien cuyo nombre nunca supo. El pasaje fue tomado del segundo capítulo de Efesios y al llegar a versículo 8, el lector puso gran énfasis en él, con una pausa breve entre cada cláusula. Así Ryle escuchó: ‘Porque por gracia sois salvos – por medio de la fe – y esto no de vosotros – pues es don de Dios.’

    La misma verdad que transformó a Lutero en su descubrimiento de la justificación por la fe ahora tenía el mismo efecto sobre Ryle. Por la gracia de Dios llegó a ser cristiano. De allí en adelante se notaba que sostenía fuertemente los principios de la reforma. [John Charles Ryle: Evangelical Bishop por Peter Toon & Michael Smout (Reiner Publications, Swengel, PA USA; 1976; page 26, traducido de una versión en inglés citada por otros.)]

    Ryle se graduó con honores en 1838, pensando en la posibilidad de un futuro en el parlamento inglés, pero el Señor su Creador y Salvador tenía otro plan.

    Vamos a oír un poco de la introducción al libro PERLAS CRISTIANAS (publicado ahora en 2 tomos con los títulos Nueva vida y El secreto de la vida cristiana).

    “Lo menos que podía imaginarme a la edad de veinticinco años era que un día llegase a ser ministro del Evangelio”. Así escribía J. C. Ryle al recordar los años de su juventud, y añadía: “Mi padre, además de ser un banquero opulento, poseía un vasto patrimonio en tierras; y yo, por ser el hijo mayor, esperaba heredar algún día una inmensa fortuna. Pero agradó a Dios cambiar el curso de mi vida. Este cambio vino como resultado de una quiebra y ruina total en los negocios y patrimonios familiares” Fue entonces cuando J. C. Ryle se percató de que, por encima de sus planes y aspiraciones, los designios providenciales de Dios encauzaban su vida por los senderos de un fecundo ministerio evangélico. Dios le había desposeído de las riquezas de este mundo para confiarle las riquezas sobreabundantes del Evangelio.”

    En 1841 fue ordenado al ministerio de la Iglesia Anglicana por el obispo Sumner de Winchester, un evangélico convencido. Pasó dos años en la iglesia anglicana de New Forest, en Exbury. Después, fue enviado a Winchester por un año y luego a Helmingham en 1845 para ministrar en un lugar en el cual casi toda la gente vivía trabajando su propia tierra. Pero allí recibió un estipendio (remuneración) suficiente para poder casarse, y trabajó fielmente durante 16 años. Se casó en 1845 y vio a su esposa morir en 1847. Ella dejó una niña. Luego se casó de nuevo en el año 1850 y después de ver 1 hija y 3 hijos nacer, Ryle vio la deteriorarse la salud de ella por una enfermedad llamada “Brights”. Perdió esa esposa en el año 1860. En ese lugar Ryle comenzó su ministerio de escribir. Escribió tratados que se vendieron por un centavo cada uno. ¿Estás convertido? ¿Estás perdonado? ¿Eres santo? ¿Eres libre? ¿Eres un sacerdote? etc. fueron algunos de los títulos. El contenido era muy bíblico y el estilo claro y fácil de seguir. Grandes cantidades fueron enviadas a Australia y repartidas allí. Para las traducciones al español se recibió ayuda de la iglesia reformada en México. Uno de sus tratados llamado “Verdadera libertad” alcanzó a un sacerdote en México llamado Manuel Agnas. Ese tratado sirvió para guiarle a la conversión a Jesucristo, en los tiempos de debate sobre la infalibilidad del papa.

    Mientras Ryle iba exponiendo los evangelios en sus predicaciones, iba trabajando con diligencia para producir sus libros Expository Thoughts on the Gospels. Terminó al fin en 1873. En su valioso libro, Commenting and Commentaries, Spurgeon escribió el nombre de Ryle en mayúscula en letra negrita, y sus notas en letra cursiva, indicando así, como él explica, que esa obra está entre las que más recomienda.

    RYLE (J. C., BA) Meditaciones expositivas sobre los cuatro evangelios. Para uso privado y en la familia.

    Estimamos estos tomos. Son profundos y extensos, pero no más allá de lo necesario para lectura en familia. El Sr. Ryle evidentemente ha estudiado todos los autores previos que escribieron sobre los evangelios, y ha dado una enseñanza individual de valor considerable.

    Aunque Ryle los escribió para uso privado y en familia, muchos ministros han sacado mucho provecho de estos libros. Juan es un comentario completo, y Lucas tiene muchas notas valiosas. Ryle consultó más de 40 autores en su preparación y la lista de ellos se encuentra en sus introducciones. Los evangelios explicados fueron traducidos al español. En la edición que Editorial CLIE reprodujo en 1977, edición tan antigua que contiene el texto de la Biblia en español anterior a la versión de 1909 (p.e., dice Isabel en vez de Elisabeth como en la versión de 1909 o Elisabet como en la de 1960), vemos esta nota (lo pongo como aparece, español antiguo y/o errores):

    El volumen que ahora publicamos forma parte de una serie de cuatro, que sobre los cuatro Evangelios ha escrito un presbítero eminente de la iglesia Anglicana. Extensa ha sido su circulación en inglés, lengua en que originalmente fueron escritos; y han sido altamente estimados, no solo por la exposición clara y correcta del sagrado texto, sino todavía más por el fervor y entusiasmo con que proclaman é inculcan los dogmas evangélicos, y por la inteligencia profunda de las grandes verdades que en él se encierran, y sobre todo de aquellas que tienen por centro y fundamento a nuestro Señor y Salvador Jesucristo; verdades que son las únicas que pueden salvar nuestras almas y reformar nuestras vidas. Esperamos que en esta versión castellana, aunque algo compendiados, serán recibidos con aplauso por millares de almas ansiosas de oír lo que realmente dijo el Salvador, y poder así obedecer sus preceptos e imitar su ejemplo.

    Faltaríamos a un deber sagrado si al mismo tiempo no rindiéramos un tributo de justas alabanzas a la “Asociación de Señores de Brooklyn para ayudar las misiones evangélicas en México,” que con sus esfuerzos incansables y generosos han reunido los fondos necesarios para pagar su traducción. Acepten, pues, el testimonio de nuestra gratitud; y sepan, para que puedan bendecirlas, a quienes deben el maná celeste de la verdad evangélica, las almas que al leer estos volúmenes reciban regeneradas nueva vida. Aunque Ryle escribía mucho, no desatendió a su esposa ni a su parroquia. En cuanto a ella, muchas veces fue con ella a Londres buscando ayuda médica. En cuanto a la parroquia, las cosas publicadas en gran parte fueron escritos para el beneficio de su iglesia. En 1858 había una asistencia de 160 en su iglesia. Sólo 300 personas vivían en ese lugar. Este hecho que indica que Ryle tenía contacto con todos. No vivió aislado de sus feligreses.

    Aunque estaba en una iglesia pequeña, fue conocido por sus escritos y predicaciones en conferencias. Como dice un autor, “En medio de los sonidos religiosos inciertos de la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX, la voz evangélica de J. C. Ryle, fue clara y penetrante. Repercutió con una fuerza espiritual similar a la de su contemporáneo C. H. Spurgeon; y al igual que con el gran predicador bautista, la fuerza de la predicación de J. C. Ryle residía en la pureza doctrinal de su mensaje. Y es que, como sucede con todo hombre de Dios, el corazón de J. C. Ryle estaba poseído por la verdad de la revelación bíblica.”

    En el año 1861 fue trasladado a Stradbroke, que tenía una población de 1.300 habitantes y con una buena remuneración, de tal manera que no tuvo que buscar ingresos de otras fuentes. Había mucha gente pobre en ese lugar y mucho trabajo pastoral. El edificio se llenó y 250 niños recibían instrucción en la escuela dominical. Había reuniones en casas y en los meses del verano Ryle predicaba 2 veces cada semana al aire libre.

    Después de 40 años de ministerio, a la edad de 64 años fue nombrado primer obispo de la industrial y populosa ciudad de Liverpool (1880), gracias a las recomendaciones del primer ministro británico Benjamín Disraeli. Algunos opinan que Disraeli hizo esto no porque admiraba o estaba de acuerdo con Ryle, sino para fastidiar a la oposición política del partido Liberal en Liverpool. No importa los sucesos que contribuyeron a este nombramiento. Ryle trabajó arduamente e hizo mucho bien hasta que no pudo más y renunció su posición a los 83 años de edad, unos pocos meses antes de su muerte ocurrida el 10 de junio de 1900 a la edad de 84 años. Ryle se había casado una tercera vez en el año 1861 pero se quedó viudo nuevamente en el año 1889. No volvió a casarse.

    Ahora bien, cito de nuevo de la introducción de PERLAS CRISTIANAS:

    Refiriéndose a él, uno de sus contemporáneos dijo: “Era un hombre de granito con un corazón de niño”. ¡Cuán acertada era esta descripción! Efectivamente, J. C. Ryle fue un hombre de granito. Su fe evangélica era como estos picos alpinos capaces de resistir los embates del más severo vendaval. Y ciertamente, muchos y severos fueron los vendavales que se arremolinaron con ímpetu sobre este fiel siervo de Dios, El movimiento católicoanglicano iniciado en Oxford, y del que Pusey y Newman eran las figuras más destacadas, se estrelló ante la firmeza doctrinal de J. C. Ryle; de modo que resultaron vanos los intentos de “romanizar” la Iglesia Anglicana en aquel entonces. J. C. Ryle defendió con tesón la fe evangélica y la herencia espiritual legada por los reformadores. “Nunca nos rendiremos” – era el lema de este campeón de la causa del Evangelio. Y hasta el fin de su vida mantuvo en alto el estandarte de la verdad revelada.

    Ryle sabía bien que el creyente tiene lucha “contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad”, y por esto tomó sobre sí “toda la armadura de Dios”. En su tiempo las teorías alemanas sobre la inspiración de la Biblia encontraron una entusiasta acogida en Inglaterra, y tan hondo llegaron a calar éstas que todo aquel que todavía se adhería a la doctrina de la inspiración verbal y plenaria de la Biblia era considerado como un fósil teológico del pasado. J. C. Ryle permaneció firme en su posición evangélica. La crítica de la mal llamada ciencia y las teorías de la teología liberal no lograron hacer tambalear su fe en la Biblia como Palabra de Dios. “He aquí la roca; todo lo demás es arena”. Tanto en su teología como en su testimonio al mundo, J. C. Ryle fue un hombre de granito.

    Así que vemos que Ryle enfrentó a aquellos que querían volver a la iglesia católica romana y a los liberales que no creían en la inspiración plenaria y la autoridad e infalibilidad de las Escrituras. En la introducción a las “Meditaciones sobre los evangelios: Juan, cap. 1-6” hay un buen ejemplo de su fe de la inspiración plenaria de las Escrituras. (Véase las páginas 13-16 de la edición de Editorial Peregrino, España, 2004.) En la introducción del libro Charges and Addresses (Banner of Truth, Edinburgh, 1978) los editores señalan que en 1887 Ryle despidió a su propio hijo Herbert Edward Ryle de una posición en la iglesia (Capellán Examinador) porque su hijo había aceptado las teorías de la “alta crítica” de las Escrituras. Continuamos ahora con los comentarios en PERLAS CRISTIANAS. Se dice que Ryle fue un hombre de granito:

    Pero también fue un hombre “con un corazón de niño”, un verdadero israelita en cuyo corazón no había engaño; un verdadero hijo del Reino. Una marcada nota de nobleza y afecto caracterizaba sus acciones, incluso hacia aquellos que trataban de desacreditar su ministerio con falsas y maliciosas acusaciones. No había lugar para el odio o el rencor en el corazón de Ryle; y es que rebosaba de aquella caridad paulina que “no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo soporta”.

    En el curso de su largo ministerio y unido a su amor sincero por la pureza del Evangelio, Ryle evidenció una profunda pasión por las almas perdidas. Su predicación fue esencialmente evangelística; el deseo de alcanzar a los no salvos constituía la meta primordial de sus sermones y también de sus escritos. Desde que Gutemberg inventara la imprenta, quizá ningún siervo de Dios se había percatado como Ryle de la importancia decisiva de la página impresa en la tarea de llevar el Evangelio a los inconversos. Sus tratados y folletos le dieron fama mundial. Escribió más de trescientos tratados, además de otros muchos escritos, y el número total de sus publicaciones en letra de molde superó los doce millones (12,000,000) de ejemplares.

    En su afán para hacer llegar el mensaje salvador a las almas, Ryle sacrificó su vasta erudición oxoniana, y consiguió presentar sus mensajes en un lenguaje sencillo, claro y directo. Ya en los títulos mismos de sus tratados se aprecian estas características: “¿Cómo lees?” “¿Eres feliz?” “¿Eres libre?” “¿Es tu corazón recto delante de Dios?”, etc. Además, estaba dotado de la habilidad poco común de expresar profundas verdades en giros proverbiales fáciles de retener en la memoria (“Lo que tejemos en esta vida lo llevaremos en la eternidad”. “No nos metamos con la persona, pero sí con su pecado”, etc.). Esto en cuanto a su estilo. En lo que se refiere al contenido de sus mensajes, además de la nota esencialmente bíblica a las que hemos ya aludido, descubrimos un maravilloso equilibrio doctrinal en la exposición de las Escrituras. Ryle era un creyente con una fe equilibrada, una mente equilibrada y un juicio equilibrado.

    Ryle escribió una excelente obra sobre la sencillez en la predicación (Simplicity in preaching, THE UPPER ROOM, Banner of Truth, London, 1970, páginas 35 – 55). Aunque hizo esta obra para predicadores de habla inglesa (y así habla de palabras sajonas y francesas, etc.), hay principios que sirven para cualquier idioma.

    Teológicamente se había formado a los pies de los reformadores y llegó a conocer, como pocos lo han conseguido, a los puritanos. Consideraba a éstos como los expositores más versados en la “mente de la Escritura”. Y hay, ciertamente, raudales de doctrina en sus escritos; pero ésta no aparece aisladamente y según los moldes áridos de una teología que está en las nubes, sino en su íntima relación con lo práctico, con un andar santo en la vida del creyente. En sus escritos se transparenta un constante equilibrio en lo doctrinal y lo práctico.

    Por eso, J I Packer y otros miran a Ryle como si fuera un verdadero puritano, viviendo en otra época. No guardó como un secreto su admiración por los puritanos.

    Entre otros sucesos de su día, Ryle tomó nota de la enseñanza dada en las conferencias “Keswick” y la enseñanza que dieron sobre la santidad en términos de la necesidad de ser pasivo (“Let go and let God…”, “Stop trying and start trusting”, etc. o sea, “Deja de esforzarte y comienza a confiar en Dios.”) para conseguir una vida más profunda o más alta por medio de una segunda bendición o experiencia.

    Su concepto de la vida cristiana respira un activismo netamente bíblico. Para Ryle el verdadero cristianismo no puede armonizarse con una noción estática de la fe, sino que, por el contrario, la vida espiritual que se recibe con el nuevo nacimiento es como una fuerza impulsora que pone a todas las facultades de la persona salva en acción constante. Así como el movimiento es manifestación de un principio de vida, la actividad en los senderos de la santidad es evidencia de una genuina vida espiritual en Cristo. Todos sus escritos reflejan una constante preocupación por el tema de la santidad.

    Esto no quiere decir que Ryle no creía que la santificación no es por gracia y por medio de la fe. Su mensaje sobre la santificación es un mensaje netamente bíblico, claro y equilibrado.

    Finalmente hay un comentario en la introducción que citamos sobre su amor a todos los cristianos verdaderos, sin tener en cuenta la denominación.

    Su cristianismo no venía delimitado por los horizontes confesionales de su propia denominación evangélica. Cierto es que fue miembro de la Iglesia Anglicana y llegó a ser obispo de Liverpool, pero su visión de la Iglesia de Cristo y su amor por los diferentes “miembros de la familia de Dios” elevaban su alma noble por encima de las peculiaridades propias de cualquier denominación. “Puesto que no hay salvación excepto en Cristo” – escribía –, “amemos a todos aquellos que aman al Señor Jesús con sinceridad, y le ensalzan como Salvador de sus almas. No nos encerremos en nuestra cáscara y miremos de reojo a aquellos que no ven todas las cosas como nosotros las vemos. No miremos si el creyente es independiente, metodista, bautista, etc.; si en verdad ama a Cristo y pone a Cristo en el lugar que le corresponde, entonces amémosle con todo nuestro corazón. Viajamos con rapidez hacia un lugar donde no habrá denominaciones, nombres, ni formas de gobierno, y en donde Cristo será el todo. Preparémonos, pues, para tal lugar amando a todos aquellos que están en el camino que conduce al mismo. Mientras veamos que se mantienen las doctrinas de la Biblia y se exalta a Cristo, mostremos hacia los que así hacen aquella verdadera caridad que todo lo cree, y todo lo espera.”

    Físicamente Ryle era un hombre grande para esos tiempos, seis pies con tres pulgadas (6’ 3”), (1,92 mts) con una voz potente, pero aunque su presencia era imponente, su conducta armonizaba con sus metas de glorificar a Cristo. Ryle era un líder amado que hizo mucho bien como predicador y pastor en los días de su vida, pero son sus libros y folletos lo que nos ha quedado como su verdadero patrimonio. Son diversos – exposición biblica, estudios devocionales, estudios históricos, estudios doctrinales y estudios sobre la fe y práctica de la iglesia anglicana. “Amante de la Reforma del siglo XVI y sus altos principios cristianos, escribió sobre los mártires de la misma en Inglaterra, así como sobre los grandes líderes evangélicos del Avivamiento religioso del siglo XVIII, como Whitefield.” “Sus obras devocionales han sido de incalculable bendición a muchos de sus lectores, por su llamado activismo bíblico, en el sentido de que el verdadero cristiano no puede contentarse con una visión estática de la fe, sino que la vida espiritual, recibida por el nuevo nacimiento, debe ser una fuerza que impulse todas las facultades de la persona renacida. J.I. Packer dice que todo buen creyente encontrará en Ryle una fiesta, una mina de oro, un acicate, comida, bebida, medicina, todo en uno.” “Martyn Lloyd-Jones describió los escritos de Ryle como ‘una destilación de la teología verdaderamente puritana presentada de una forma moderna y fácil de leer’.” Vemos en Ryle un hombre que quiso promover el conocimiento, honor y gloria de Jesucristo. Dijo, “Mi deseo principal en todo lo que escribo es exaltar al Señor Jesucristo y hacerle parecer hermoso y glorioso delante de los ojos de los hombres; y promover el aumento y crecimiento del arrepentimiento, fe y santidad en la tierra.” Su primer tomo de “Meditaciones sobre los evangelios” fue presentado “con una ferviente oración para que sirva para el fomento de la religión pura y sin mácula…” Ryle era un hombre recto e íntegro en referencia a sus votos como pastor, y en su identidad con la fe de la reforma. Como él mismo testificó, nadie iba a encontrar cosas nuevas en sus meditaciones sobre los evangelios, no vamos a ver “…nada …que no esté en perfecta armonía con los Treinta y Nueve Artículos de mi iglesia y que no concuerde con todas las confesiones de fe protestantes.” (Pág 13 de la introducción de Meditaciones sobre los Evangelios: Mateo; Editorial Peregrino, España, 2001) Por supuesto, es aquí que, como bautistas reformados, tenemos que advertir a los lectores de sus libros que no debemos seguirle en su apoyo del bautismo de los niños, o en sus ideas sobre el gobierno de la iglesia y la relación de ella con el Estado. Tampoco aceptamos el principio normativo de la adoración. Pero, aunque esas cosas aparecen, no reciben atención desmedida, y por eso Ryle ha sido y es amado y aceptado por los que aman la fe reformada y evangélica como predicada por Whitefield. Si los bautistas no hubieran amado a Ryle la venta de sus libros sería mucho menor. Pero, amamos su doctrina, su estilo claro, su manera de enseñar. Muchos han recibido ayuda y han podido ayudar a otros.

    Si no han leído su mensaje sobre la enfermedad, creo que verán que es de gran valor. Todos los mensajes en Nueva Vida y en El secreto de la vida cristiana, sirven para edificación.

  • Biografia de Juan Calvino​

    Biografia de Juan Calvino​

    Biografia de Juan Calvino

    Hablar sobre la vida y ministerio de Juan Calvino es una tarea agradable. Hacer tal cosa en dos horas es difícil porque es necesario hacer una selección de lo mucho que está escrito. Hay libros enteros escritos sobre su vida y sobre muchos aspectos de su ministerio, de manera que tenemos que escoger lo que esperamos que sea provechoso y edificante y, a la vez, interesante.

    A pesar del tiempo limitado para hablar de él y de su ministerio, creo que debemos tener algunas cosas claras, porque hay personas que se preguntan, ¿por qué hacer tal estudio? ¿Es esto necesario? ¿Es edificante? ¿Hay razones bíblicas para hacerlo? ¿No es esto adular a los hombres? Por eso aclaremos:

    1. Juan Calvino ha tenido una influencia en el mundo que sólo Dios sabe. Los que le han odiado y han difundido mentiras tratando de destruir su nombre han reconocido esa influencia y por eso han tratado de menguarla mediante sus ataques.
    a. Para nosotros que creemos que gran parte de su enseñanza es bíblica, le vemos como un instrumento que Dios levantó y ha usado para el bien del mundo.
    b. Para los que no creen que su enseñanza esencial es bíblica o para los que desestiman la Biblia, Calvino es prácticamente un diablo.

    2. Juan Calvino era un hombre, falible. No podemos hacerle un dios o darle una autoridad que no tiene. Todo lo que hizo y escribió tiene que pasar por el crisol de la Palabra de Dios. Sus cartas, sermones y comentarios, así como la e Institución de la Vida Cristiana, todos demuestran que él mismo creía que todo tiene que pasar por el juicio de la Biblia.

    3. El motivo de estudiar su vida y ministerio obedece el principio enseñado en Hebreos 13:7, Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Creemos que Dios levantó a Juan Calvino y le usó de gran manera. Creemos que tenía fe y que Dios ha traído mucho bien al mundo por medio de las enseñanzas y ejemplo de Calvino. A pesar de las diferencias que tenemos con él, especialmente nosotros que tenemos convicciones bautistas, creemos que hay mucho que podemos aprender. No imitamos los errores de Calvino, sino su fe y sus virtudes. Como Abraham hizo cosas que ninguno de sus hijos debe imitar (como mentir sobre la esposa y tomar a Agar para procrear a un hijo), sin embargo, tenemos que andar en las pisadas de su fe. Hay cosas en la conducta de Calvino que debemos imitar, a la vez que tenemos que evitar otras cosas. Pero, Calvino era un pastor que habló la Palabra de Dios y Dios nos ha dado la oportunidad de saber el resultado de su conducta e imitar su fe.

    Juventud y vida hasta Ginebra (1509-1536)

    Juan Calvino nació el 10 de julio de 1509, de manera que estamos acercándonos a la fecha en la cual podemos celebrar 500 años desde que nació. Su lugar de nacimiento fue Noyon en Picardía, un condado en el noreste de Francia. Un pequeño río pasa por el medio del pueblo. Más allá de Noyon ese pequeño río desemboca en uno más grande (el río Oise) que desemboca en el Sena.

    Noyon era un centro religioso importante. Carlomagno fue coronado allí en el año 768. La catedral actual fue edificada entre los años 1150 y 1290, y reparada después de la segunda guerra mundial. Es el quinto edificio (iglesia o catedral) que ocupa el lugar. Hoy día Noyon atrae a turistas y aun tiene un museo de Juan Calvino en el lugar donde estaba la casa en la cual nació.

    El nombre de su padre era Gerard Cauvin (o Caulvin: en latin, Calvinus; en español, Calvino; en inglés, Calvin). Era abogado que trabajaba con el gobierno, pero especialmente con la iglesia católica-romana. La madre de Jean Cauvin (Juan Calvino), Jeanne le Franc, tenía la reputación de ser tan bella como piadosa, tal y como los católicos entienden la piedad. Parece que tenía algo de sinceridad y sobriedad como católica.

    Creemos que estaban bien acomodados y que tenían buenas relaciones con personas de importancia e influencia social. Juan tenía un hermano mayor y uno menor. Su madre murió cuando era niño y su padre se casó de nuevo y procreó dos hijas de ese matrimonio.

    Por las ventajas sociales de su padre Juan recibió una buena educación, en los primeros años de su vida como estudiante, estudiaba en la casa de la familia Montmor, una de las familias más distinguidas del condado según Beza y otros biógrafos. Desde sus primeros años Juan “demostró tener una memoria retentiva y una inteligencia despierta” (Irwin). Aunque el padre de Juan pagó por su mantenimiento parece que la familia Montmor prácticamente adoptó a Calvino. El primer libro de Calvino, Comentario de Seneca, fue dedicado a la abadesa Hangest de la familia Montmor. En la dedicación dice, “Educado cuando era muchacho, en vuestra casa; consagrado a los mismos estudios que vos, la primera instrucción que recibí la obtuve de la vida y trato de vuestra nobilísima familia.” (Citado por Irwin, p10). Han observado que por este contacto con la nobleza, “Dios lo estaba preparando así para desempeñar dignamente su papel en la sociedad de los grandes, de los príncipes y reyes” (Emile Doumergue, citado por Irwin, p10)

    Cuando tenía solamente 14 años de edad (1523), Calvino fue a París con esa familia Montmor para terminar sus estudios en el Colegio de la Marche. Uno de sus profesores allí fue Maturinus Corderius (Mathurin Cordier), un hombre de gran reputación como maestro (Beza, p15) y de “espíritu profundamente evangélico” (Irwin, p10).

    Además de tener un espíritu evangélico, Cordier trabajó para purificar el idioma francés, cosa que también debió haber tenido mucha influencia en Calvino. Luego, Cordier se mudó a Ginebra para enseñar en la academia allí. Murió cuatro meses antes que Calvino muriese (1564), habiendo llegado a 85 años de edad. En 1550, Calvino dedicó su comentario sobre 1 Tesalonicenses a ese maestro y amigo.

    Después de estudiar con Cordier, Calvino se trasladó al Colegio Montaigu. A pesar de las condiciones de vida difíciles, el colegio tenía fama de producir buenos escolares. Erasmo había estudiado allí. Calvino progresó mucho en sus estudios en ese lugar. Al terminar, en 1527 Calvino fue ofrecido la parroquia de Saint Martín de Martheville.

    Calvino tenía la reputación de ser recto y aun crítico con las malas conductas. Según Warfield (no da la fuente, pero dice que es indudablemente legendario) algunos de sus asociados solían llamarle “El Caso Acusativo” debido a su práctica de censurar a otros por conducta indebida. Con todo, hay evidencia de que Calvino tenía amigos y fue aceptado por los estudiantes. Con algunos mantuvo una amistad para toda la vida. Hay como 4000 cartas de Calvino preservadas (¿cuántas fueran destruidas?) que ayudan a los estudiosos a entender mejor a Calvino.

    El padre de Calvino quería que él trabajara con la Iglesia y le ayudó obtener becas y ayuda de la Iglesia Católica, pero después cambió su idea y le instó a su hijo para que no aceptara la posición sino que estudiara leyes. Calvino siguió el consejo de su padre, probablemente porque ya tenía dudas sobre la iglesia y sabía de la pugna entre los protestantes y católicos. Calvino tuvo un primo, Pierre Robert, también conocido como Olivétan, evangélico, hombre que luego fue misionero a los valdenses y tradujo el Antiguo Testamento al francés para que ellos tuvieran la Biblia. Según Beza, por ese pariente Calvino conoció mejor la fe de los reformadores y dejó de asistir los servicios de la iglesia católica debido a su aborrecimiento de la superstición.

    Calvino fue a Orleáns para estudiar leyes. Estuvo allí en el año 1528 y hasta mayo de 1529, poco antes de cumplir 20 años de edad. Allí, Calvino llegó a ser maestro sustituto de los profesores y quisieron hacerle doctor en leyes sin hacerle pasar por los pasos habituales. Aun en ese tiempo parece que Calvino no abandonó el estudio de las Sagradas Escrituras. Parece que tenía mucha auto-disciplina de manera que aun desde su juventud sacaba el máximo del tiempo disponible.

    Después de sus estudios en Orleáns, Calvino continuó sus estudios en la Academia de Bourges en la cual había un profesor, abogado famoso de Italia. En ese lugar Calvino conoció a Melchior Wolmar, suizo, luterano, un hombre a quien luego dedicó su comentario sobre el Evangelio de Juan. Con la ayuda de ese hombre Calvino aprendió griego. Beza luego estudió griego bajo la enseñanza de este hombre Wolmar. Beza sucedió a Calvino en Ginebra en varios de los deberes y fue reconocido como gran erudito en griego.

    En el año 1531 el padre de Calvino murió. Se quitó la presión de estudiar Derecho y Calvino volvió a París para estudiar literatura. Allí en el Colegio de Fortet estudió griego y hebreo.

    El año siguiente (1532) Calvino publicó un comentario sobre la obra de Séneca, De clementia. Esa obra es reconocida como erudita. Parece que Calvino, de esa manera indirecta, quiso enviar un mensaje al rey y a otros que estaban persiguiendo a los “herejes” para que practicaran la misericordia. Pero fue un mensaje indirecto y no cristiano. Sin embargo, se nota que Calvino pudiera haber seguido su carrera en “humanidades”, y no en la Reforma.

    Pero algo pasó y parece que en aquel tiempo Juan Calvino fue convertido al Señor realmente. Estaba hospedado en la de Etienne de la Forge, “un hombre que estuvo entusiásticamente dedicado a las doctrinas de la Reforma y en cuya casa protestante los fugitivos de la persecución fueron acogidos con cordial hospitalidad” (Calvino, profeta, p77).

    Hughes, como otros, opina: “…Calvino estaba en contacto diario con el devoto y bíblico celo de la residencia en donde se encontraba a la sazón. De una fe tan vital no pudo mantenerse a distancia mucho tiempo. Todas sus futuras publicaciones fluyeron de la pluma, no del Calvino humanista, sino de Calvino el Reformador y apasionado campeón de la verdad evangélica. Esa verdad en favor de la cual estaban preparados hombres y mujeres a sufrir la pérdida de todas las cosas, incluso la propia vida.” (Calvino profeta, 77, 78)

    En algún tiempo después de la publicación de ese libro y el año 1534 pensamos que Calvino se convirtió. En las palabras de Hughes:

    “Esto se deduce de sus propios escritos en ese año, es decir, los Prefacios (publicados en 1535) al Antiguo y Nuevo Testamento en la traducción francesa que, con la ayuda de Calvino, había preparado su primo Roberto Olivetan, y su tratado titulado Psychopannychia, en el cual esforzadamente refuta la doctrina de ciertos anabaptistas de que entre la muerte y la Venida del Señor el alma está en un estado de sueño inconsciente, o incluso comparte la muerte del cuerpo. (Este trabajo realmente no apareció impreso hasta ocho años más tarde.) En él se nota inmediatamente que su llamamiento está dirigido a la suprema autoridad de la Sagrada Escritura como infalible Palabra de Dios, pues desde el principio emprende la tarea de probar su posición por «claros pasajes de la Escritura», para los cuales demanda que la humana sabiduría y la filosofía cedan un lugar. La sola Escritura (sola Scriptura), ese fundamental principio de la Reforma, ya ha sido captado y apropiado por Calvino. Y a él permanecerá inflexiblemente leal hasta su muerte.” (Calvino profeta, 78)

    Renunció el estudio de todo y se dedicó a Dios y el estudio de su Palabra.

    Cito a P E Hughes (Calvino, Profeta, p74):

    En un pasaje autobiográfico de mucho interés, encontrado en el prefacio a su comentario de los Salmos, explica cómo siendo joven era «obstinadamente adicto a las supersticiones del papismo», pero que por una súbita conversión Dios conquistó su mente a una dócil condición. «Habiendo así adquirido un gusto por la verdadera piedad —dice—, me sentí inflamado con un intenso deseo de hacer progresos en ella, aunque sin abandonar mis otros estudios, que continué con no menos ardor. No había pasado un año antes de que todos los que tenían el deseo de una doctrina más pura vinieran continuamente hacia mí, aun siendo un novicio y un novato en la materia, para aprender. Siendo reservado por naturaleza y amante de la paz y del retiro, comencé entonces a buscar algún apartamiento; pero, a pesar de ello, todos mis retiros se convirtieron en clases públicas. Aunque mi único propósito era vivir apartado y desconocido, Dios me condujo a una situación tal que no me dejó estar en calma en ningún lugar hasta que, contrariamente a mi natural disposición, surgí a la luz pública.»

    Parece que Calvino volvió a Orleáns por un tiempo pero en 1533 estaba en París de nuevo hasta principios de noviembre. E1 primer día de ese mes, un amigo de Calvino, Nicolás Cop, rector de la Universidad dio un discurso, que algunos creen que Calvino escribió. Ese discurso fue tan evangélico que Cop fue citado para comparecer delante de las autoridades y buscaron a Calvino también. Los dos huyeron. Calvino había dejado libros y documentos, entre ellos algunas cartas de amigos que quedaron expuestos al peligro porque fueron tomadas por aquellos que rebuscaron en el cuarto de Calvino.

    La Inquisición había comenzado en el año 1525. Había una amenaza permanente contra los llamados “herejes”, pero también había personas de influencia, como la reina Margarita de Navarra, hermana del Rey Francis I, que dieron apoyo a los reformadores. En el tiempo que Calvino huyó de París ella hizo los trámites para que desestimaran las acusaciones contra Calvino. Él volvió a París, pero pronto se fue de nuevo a principios del año 1534.

    Por un tiempo estaba en Angulema en la casa del canónigo Louis de Tillet, bajo la protección de la reina Margarita. Allí en esa casa, con una buena biblioteca disponible, Calvino comenzó el libro que luego fue publicado con el título de: “Institución de la religión cristiana”.

    En mayo de ese año fue a Noyon para presentar la dimisión de los beneficios que recibía de la iglesia católica romana. Calvino había recibido beneficios de la iglesia desde los 12 años de edad, pero poco antes de cumplir 25 años lo dejó todo. En aquel tiempo fue encarcelado 2 veces brevemente, primero durante 9 días (desde el 26 de mayo hasta el 3 de junio) y dos días después por un tiempo adicional.

    Hacia el fin de ese año se marchó a Poitiers, reuniéndose con unos protestantes en una caverna y celebrando con ellos la Santa Cena.

    Hacia el fin de 1534 el rey de Francia, Francis I, quemó 32 “herejes” en 4 lugares públicos en la ciudad de París y declaró que haría lo mismo con sus propios hijos si ellos fueron infectados con las herejías de los que no creían en la misa tal y como era celebrada por los católicos (Beza, p20). Viendo la situación, Calvino y el canónigo, salieron de Francia y fueron a Basilea en Suiza. Allí Calvino estudió hebreo y terminó la Institución. Ese libro fue publicado en 1536 con 6 capítulos. Fue dedicado al rey Francis I, pero el libro tenía un propósito doble. Quiso que el rey leyera y considerara lo que él escribió, y a la vez quiso ayudar a los creyentes verdaderos a entender y confesar su fe.

    Entre otras cosas que Calvino dice en la dedicación (xxv a xl de la edición de FeLiRe) se encuentran lo siguiente (Calvino, profeta, p79):

    «No es sin justicia que solicito, Señor, que deberíais emprender una completa investigación de esta causa, que hasta ahora se ha manejado de manera tan irregular, sin ninguna orden de la ley y con desatada furia más que con formalidad judicial… La causa con la cual me encuentro plenamente identificado es la causa común de todo lo divino, y en consecuencia, la mismísima causa de Jesucristo. Es vuestro deber, Serenísimo Príncipe, no apartar ni vuestros oídos ni vuestra mente de una causa que tanto merece vuestra protección, especialmente cuando tan grandes cosas están en peligro, a saber: la gloria de Dios, la cual es para ser mantenida inviolada sobre la tierra; la verdad de Dios, que tiene que ser preservada en toda su dignidad, así como el Reino de Cristo, que ha de continuar firme y seguro… La principal característica de un verdadero soberano es conocer que, en la administración de su reino, él es un ministro de Dios. El que no subordina su reino a la divina gloria, no actúa en la forma de un verdadero rey, sino como un ladrón. Además, se engaña a sí mismo el que se promete una prolongada prosperidad para su reino, si no está gobernado por el cetro de Dios, esto es, por Su sagrada Palabra… Sabemos de nuestra insignificancia para persuadiros a tal investigación… Nuestra doctrina tiene que permanecer sublime por encima de toda la gloria del mundo e invencible frente a todo poder, porque no es nuestra, sino del Dios viviente y de Su Hijo Jesucristo, a quien el Padre ha nombrado Rey para que pueda gobernar de mar a mar y hasta los últimos confines de la tierra.»

    Dice Beza (p21, traducción de Calvino, profeta, p80), «Si el rey lo hubiera leído, mucho me equivocaría si no hubiese producido en él un gran impacto y se hubiese infligido una gran herida a la ramera babilónica; ya que tal príncipe, a diferencia de los que le sucedieron, era muy capaz de formarse una opinión, habiendo dado pruebas de no pequeño discernimiento, pues fue un hombre verdaderamente instruido y personalmente no desafecto a los Reformadores. Pero los pecados del pueblo francés, y también los del propio rey, a cuenta de los cuales la ira de Dios pendía sobre ellos, no permitieron enterarse de tal escrito, y mucho menos leerlo.»

    La Institución fue escrita originalmente en latín, aparente escondiendo su identidad usando el pseudónimo Alcuinus. En 1541 una edición en francés sería publicada. Los que saben de letras nos dicen que tanto el latín como el francés de Calvino era excelente, así como su estilo. Dice Hughes (Calvino profeta, p81), Tanto si escribe en latín como en francés, Calvino no es un mero estilista; su prosa está libre por completo de artificio, no es un argumento para deslumbrar, sino siempre un vehículo de la verdad. En cada página, la fuerza y la nobleza del estilo tiene una fiel proyección de la fuerza y la nobleza del propio carácter personal de su autor. La dignidad, la sinceridad y la completa sencillez de propósito son los contrastes del hombre y de sus escritos.

    Francia hasta el día de hoy está en grandes tinieblas, sin embargo, Dios llamó de ese lugar a un hombre que usó grandemente para difundir su conocimiento en el mundo. Tuvo que realizar su obra fuera de su país, pero fue un trabajador incansable.

    Antes de seguir con la historia de este hombre, hago énfasis en lo que Warfield señala y Calvino mismo indica. Calvino fue un hombre de letras, versado en literatura y un escritor. Como leímos en la cita de su introducción a los Salmos, quiso seguir una vida tranquila para estudiar y escribir, pero no pudo.

    Después de terminar La Institución hizo un viaje a Italia para visitar a la Duquesa de Ferrara que había mostrado interés en la verdadera religión. Pero el Duque no tenía el mismo interés y Calvino se fue en abril de 1536 con la intención de llegar a Estrasburgo en Alemania. Viajó con su hermano menor, Antoine, el único hermano vivo que tenía. Debido a una guerra, Calvino fue obligado desviarse por Suiza y llegó a la ciudad de Ginebra para pasar la noche allí.

    Ginebra era un pueblo lleno de inmoralidad. Según los registros del Concejo de Ginebra, especialmente en el año 1512, según Doumergue (Irwin, p26) “los sacerdotes de la Madeleine sostenían casas de prostitución y otros muchos las frecuentaban.”

    Desde 1522 había predicadores proclamando la fe reformada. Finalmente en 1533 por primera vez celebraron la Cena del Señor a la manera protestante (Irwin, p26). Había mucha oposición y aun un intento contra la vida de los líderes de la reforma (Farel, Froment y Viret). Pero la lucha seguía y el 8 de agosto de 1535 Farel fue llevado a la catedral para predicar. “Ese mismo y el día siguiente el pueblo derribó las imágenes en la catedral y en las iglesias de San Gervasio, de los dominicos y de los agustinos. El 10 de agosto Farel predicó delante del Concejo. Pocos días después se prohibía a los sacerdotes que dijeran misa en Ginebra hasta nueva orden. Así se abolió la misa en Ginebra” (Irwin, p28).

    Según Doumergue (citado por Irwin, p 28-29) los católicos-romanos se quejaron del vandalismo que acompañó la caída del catolicismo en Ginebra, pero sin mencionar los trucos que descubrieron. Habían inventado una manera de hacer a los santos cantar “de noche en Navidad por medio de tubos ingeniosamente colocados”. Y “un supuesto cerebro de San Pedro, venerado durante siglos, resultó ser un pedazo de piedra pómez.” Luego pusieron en las monedas de ginebra el lema Post tenebras lux.

    El 21 de mayo de 1536 “el pueblo reunido en Concilio general, adoptó oficialmente la Reforma”. (Irwin, p29).

    Calvino llegó de paso en julio de 1536 (27 años de edad) cuando Ginebra estaba comenzando el proceso de seguir la Reforma en serio. El fogoso predicador y reformador Guillermo Farel se enteró de la presencia de Calvino, ya conocido por muchos, y fue a saludarle e invitarle a permanecer con ellos y ayudar en la Reforma. Calvino mismo nos cuenta lo que pasó (en la introducción a los Salmos, citado por Hughes, Calvino profeta, p74), «Cuando (Farel) comprendió que yo había puesto mi corazón en estudios privados y dándose cuenta de que no conseguía nada con sus súplicas, procedió a proferir una imprecación en el sentido de que Dios condenaría mi reclusión y mi aislamiento si yo no aportaba mi ayuda cuando la necesidad era tan urgente. Me sentí tan aterrado que desistí del viaje que había emprendido; pero, consciente de mi apocamiento y mi timidez, no me até a ninguna promesa para cualquier particular cometido.»

    Otra versión de las palabras de Farel armonizan con lo que Calvino escribió años atrás. Farel dijo, “Alegáis vuestros estudio como una excusa; pero si rehusáis entregaros con nosotros a esta obra del Señor, Dios os maldecirá por buscar vuestros propios intereses antes que los de Cristo.” Calvino cedió. (Irwin 29)

    Así comenzó su asociación con Farel y su compromiso con Ginebra.

    Esta historia ilustra algo en la vida de Calvino. Crucificaba sus deseos para cumplir lo que creía que era la Voluntad de Dios. Dice que era tímido, pero no era cobarde. Expuso su vida más de una vez por amor al evangelio.

    Por ejemplo, una vez durante una epidemia, según Beza, Calvino ofreció ministrar a los que estaban muriendo. El Concejo no le permitió hacerlo, pero estaba dispuesto. En otra ocasión, desafió al Concejo que había ordenado que todos los que quisieran podrían tomar la Santa Cena. En otro tiempo de turbulencia Calvino pasó entre una muchedumbre ruidosa y peligrosa para tratar de establecer la paz.

    Calvino enfatizó mucho la necesidad de la humildad y la oración en la cual la humildad se ve. Cuando murió era obvio que no había acumulado mucho. Para poder dar a sus sobrinos una herencia, tuvieron que vender sus libros y pertenencias.

    Calvino era un trabajador incansable. Enseñaba y predicaba varias veces en la semana. Escribió el equivalente de 60 tomos. Además de la Institución que él revisó varias veces hasta la última edición en latín en 1559 que era 5 veces más grande que la edición original, Calvino escribió comentarios sobre gran parte de la Biblia. Publicó diversos folletos. Escribió muchísimas cartas. Publicaron muchos de sus sermones. Sus secretarios se cansaron antes que él.

    Su salud no era buena. Tenía muchos dolores de cabeza y malestar en el estómago. Solía comer una sola vez al día. Pero nada fue un impedimento a su diligencia en el trabajo.
    Según Beza, tenía una tremenda memoria. Se acordaba de todas las personas que iba conociendo. Si era interrumpido en su trabajo, sabía exactamente donde estaba.

    Pero, sobre todo, sus amigos y feligreses reconocieron que era un hombre temeroso de Dios, dedicado a Él y a la causa del evangelio.

    Los libros que he utilizado aparte de porciones de los escritos de Juan Calvino son:

    En inglés:

    Calvin and Augustine, por B. B. Warfield, Presbyterian and Reformed Publishing Company, Philadelphia, 1956. Especialmente el primer capítulo “John Calvin: The Man and His Work.
    The Life of John Calvin, un pequeño libro escrito por Teodoro Beza, un contemporáneo de Calvino, amigo íntimo durante 16 años. Ese libro es una fuente original. La copia que tengo es una reimpresión de Back Home Industries, Milwaukie, OR, 1996. Es reimpresión de una edición hecha por Calvin Translation Society, 1844 en Edinburgh, Scotland.

    An on line version is available: http://www.godrules.net/library/calvin/143calvin0.htm

    En español:

    Juan Calvino: su vida y su obra, por C H Irwin. Traducción de un libro publicado en 1909. La copia que usé fue publicado por CUPSA en México, 1981, segunda edición. CLIE tiene una edición actual. Sería más útil si tuviera más y mejores referencias a sus fuentes.

    Juan Calvino: profeta contemporáneo, compilado por Jacob T. Hoogstra. TSELF, Grand Rapids, 1974. Catorce (14) escritos por 14 eruditos diferentes presentando varios aspectos de la humanidad, pluma e importancia del “profeta” Calvino. Excelente documentación de las fuentes.
    Calvino, Antología, presentación y selección Dr. M Gutiérrez Marín, Producciones Editoriales del Noresteste (PEN), Barcelona, 1971. Básicamente este libro contiene escritos de Calvino mismo, con unas observaciones útiles.

    Así fue Calvino, Thea B. Van Halsema, Libros Desafío, Grand Rapids, 1998 (primera edición por TELL, 1966). Contiene muchos hechos históricos, pero con muchos detalles añadidos por la imaginación de la autora, describiendo posibles pensamientos y también lo que una persona hubiera visto, basado en conocimiento general de aquellos tiempos. No hay notas al calce, pero es un buen libro, especialmente para enseñar a los niños y jóvenes. Fácil de leer e interesante.
    Véase los prefacios de los libros de Calvino publicados en español.
    Hay información disponible en varios sitios por medio del “Internet”.

    “Hay dos cosas que están unidas… la enseñanza y la oración; Dios quiere que aquel a quien Él ha colocado como maestro en su iglesia sea alguien asiduo a la oración.”— Juan Calvino
    Citas Edificantes – preparadas por Salvador Gómez

    Cita de Pierre Marcel del libro Juan Calvino, profeta contemporáneo, editado por J T Hoogstra
    «Es conveniente que aprendamos a vivir y a morir humildemente» (Com., Gen. 11:4).
    «Demóstenes, el orador griego, cuando se le preguntó respecto a cuál era el primer precepto de la elocuencia, respondió que era la buena pronunciación. Cuando se le preguntó por el segundo, respondió lo mismo y así para el tercero. Así —dijo San Agustín—, si me preguntáis respecto a los preceptos de la religión cristiana, responderé que el primero, el segundo y el tercero son la humildad» (Inst., II, ii, 1).

    Bibliografía y referencias útiles.

    Libros.

    Websites.
    Wikipedia, en español.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Calvino
    También en inglés:

    http://www.biografas.blogspot.com/
    http://biografas.blogspot.com/2007/05/juan-calvino.html

    Encarta, en español
    http://es.encarta.msn.com/encyclopedia_761570916/Juan_Calvino.html

    Parte 2
    Ginebra, Estrasburgo y Ginebra hasta la muerte (1536-1564)

    En Ginebra Calvino buscó la verdadera reforma de la iglesia en su organización eclesiástica así como una reforma moral y social. Publicó una formula breve de doctrina, y un catecismo. Después de un año logró que la ciudad y el pueblo aceptaran las doctrinas básicas y la disciplina de la religión cristiana (Beza, p27).

    Las autoridades civiles iban elaborando leyes contra la inmoralidad de varios tipos y eso le causó oposición a Calvino, porque a él le echaron la culpa. En 1538 el Concejo de la ciudad tomó dos decisiones (véase Irwin, p33).

    Que no se excluyera a nadie de la Cena del Señor. Con esa regla acabaron con la disciplina en la iglesia, cosa que Calvino, distinto a Lutero, veía como una marca de la verdadera iglesia (predicación sana del evangelio, administración correcta de las ordenanzas y disciplina bíblica). Lutero estaba contento de predicar y administrar las ordenanzas y luego de orar para que el Espíritu Santo aplicara la Palabra. Calvino creía que los pastores tienen que buscar la santidad de la iglesia y la disciplina que la Biblia enseña.

    La otra decisión del Concejo fue, Que el modo de celebrar la Cena del Señor fuera el adoptado en Berna. Con esa decisión el Concejo pisoteó la independencia de la iglesia y la confesión de que sólo Jesús Reina en su iglesia por medio de los que Él puso en ella. El problema no era con el modo de celebrar la Santa Cena en Berna, porque para Calvino ese asunto era indiferente. El problema es que el Concejo se apoderó de la autoridad en la iglesia y esto, para Calvino y los otros pastores era inaceptable.

    Calvino y sus colegas rehusaron someterse a esas directrices del Concejo. El Concejo les prohibió predicar, pero él y Farel predicaron, aunque no celebraron la Cena, no por el tipo de pan, sino por el desorden que había y por eso dijeron, “Sería profanar un misterio tan santo administrarlo antes de que el pueblo estuviera mejor dispuesto,” citando como prueba las cosas que estaban pasando en la ciudad (Irwin, p34).

    El Concejo se reunió el día siguiente, 23 de abril de 1538, y les condenó, dando a Calvino y a Farel tres (3) días para salir de la ciudad. (Véase Irwin, 34 y Beza 30)

    Según las Actas de la ciudad su respuesta fue, “¡Muy bien! Si hubiéramos sido siervos de los hombres, nos consideraríamos muy mal recompensados; pero servimos a un gran Maestro, el cual nos recompensará” (Beza, p30). Salieron inmediatamente (Irwin, p34).

    Irwin (p35) cita una carta que Calvino escribió a Tillet 3 meses después, expresando su alivio, pero a la vez, sus dudas sobre la Voluntad de Dios. Calvino declaró que creía que Dios le había llamado a Ginebra. La carta señala una disposición de hacer la Voluntad de Dios aun si fuera tan difícil como había sido en Ginebra.

    Desterrado de Ginebra, Calvino fue buscado por Martín Bucero de Estrasburgo en Alemania. Calvino dice en el prefacio a los Salmos (cita de Irwin, p36), “Hallándome en libertad y relevado de mi oficio, había pensado vivir en paz, sin tomar ningún cargo público, hasta que Martín Bucero, usando una reprensión y protesta semejantes a la que Farel había usado antes, me llamó a otro lugar. Aterrado por el ejemplo de Jonás, que él puso delante de mí, continué todavía en el oficio de maestro.”

    Había una pequeña colonia de franceses protestantes que Calvino pastoreó además de enseñar teología. En esa iglesia pudo poner en práctica sus convicciones sobre la necesidad de la santidad en los miembros y la disciplina bíblica que tiene que ser un rasgo de la iglesia.

    Allí en esa posición de profesor comenzó los estudios bíblicos que luego resultaron en las exposiciones de la Biblia, así como los valiosos comentarios que todavía están disponibles a los que quieren estudiarlos. Antes de morir, Calvino había escrito comentarios sobre todo el Nuevo Testamento excepto los libros de 2 y 3 Juan y Apocalipsis. En el Antiguo Testamento no llegó a comentar los libros de Salomón y algunos de los libros históricos (Warfield, p9).

    En Estrasburgo le hicieron ciudadano y le trataron relativamente bien, aunque vivió con pocos recursos. Como sus cartas a Farel demuestran, hubo una vez cuando tuvo que vender algunos de sus libros. También tuvo que tomar huéspedes aunque eran pobres estudiantes y no pudieron pagar mucho (Irwin, p38).

    En Estrasburgo buscó y con el tiempo halló una esposa. Parece que estaba persuadido de que era necesario y para ello buscó la ayuda de sus amigos, pero las primeras 3 recomendaciones no resultaron positivas. Finalmente, después de abandonar la búsqueda, apareció la que él necesitaba. Se casó con Idelette de Bure la viuda de un hombre creyente. Ellos habían sido desterrados de Bélgica por su fe protestante.

    Se casó en 1540 y su vida matrimonial duró menos de nueve años. El único hijo que nació vivo duró poco tiempo. Calvino sintió profundamente esa pérdida pero escribió que el Señor le había dado miríadas de hijos, así fue consolándose con las enseñanzas del Señor. Al morir su esposa Calvino escribió a Viret, “Mi aflicción no es una aflicción ordinaria. He perdido la excelente compañera de mi vida (optima socia vitae, en latín), que caso de haber venido sobre nosotros la desgracia, hubiera compartido conmigo alegremente, no sólo el destierro y la miseria, sino la misma muerte. Mientras vivió fue una fiel auxiliadora en mi ministerio. Jamás experimenté por parte de ella el menor impedimento.” (Irwin, p38, 39)

    En Estrasburgo hizo una edición de la Institución en francés; el comentario sobre Romanos y un tratado sobre la Cena del Señor, entre otras cosas.

    Es Estrasburgo hizo la famosa carta a Cardenal Sadoleto. Ese hombre quiso atraer a la gente de Ginebra hacia la iglesia católica romana nuevamente y Calvino, por amor al Señor, al evangelio y a la gente de Ginebra que él amaba, contestó a Sadoleto en una carta famosa por la suavidad y manera atractiva en la cual trató de ganar al cardenal mismo a la fe.

    Durante su tiempo en Estrasburgo participó en unas reuniones de aquellos que querían buscar más unidad entre las iglesias protestantes. En una ocasión conoció a Melanchton y su amistad fue duradera a pesar de algunas diferencias entre ellos. Calvino dedicó su Comentario sobre Daniel a Melanchton (Irwin, p39). Calvino y Lutero nunca se conocieron personalmente, pero parece que se mandaron saludos el uno al otro por medio de unas cartas. Calvino había criticado una posición de Lutero pero parece que los dos tenían buena voluntad y el deseo de tener alguna clase de amistad sin sacrificar sus convicciones.

    Pero, no fue la Voluntad de Dios que Calvino se quedara en Estrasburgo. En Ginebra, sus enemigos habían caídos en problemas graves y los líderes se dieron cuenta de cuánto necesitaban a Calvino. Farel estaba comprometido con Neuchatel y Ginebra dirigió su atención hacia Calvino desde 1540.

    Al principio Calvino, apoyado por Bucero, objetó. Dios había bendecido su ministerio en Estrasburgo. La iglesia francesa había prosperado. A Viret le escribió, “No pude leer una parte de tu carta sin reír. Es aquella en la que expresas tanta solicitud por mi prosperidad. ¿Y he de ir a Ginebra para asegurar mi paz? ¿Por qué no someterme a ser crucificado? Sería preferible perecer de una vez a ser atormentado hasta la muerte en aquella cámara de tortura. Si deseas mi bien, querido Viret, hazme el favor de no seguir dándome semejantes consejos.” Y a Farel le escribió también, “Siempre que pienso lo desgraciado que fui en Ginebra, tiemblo en todo mi ser interior cuando se me habla de mi regreso… Tengo que rogarte que me perdones si digo que temo aquel lugar como un lugar donde es imposible la paz y la seguridad.” (Véase Irwin, p41).

    Sin embargo, los de Ginebra lograron convencer a Bucero, que no quiso dejar a Calvino en Estrasburgo, entendiendo que sería la Voluntad de Dios que Calvino volviera a Ginebra. Con gran humildad y sumisión al Señor, Calvino volvió a Ginebra en septiembre de 1541 después de un año de súplicas para que volviera. Ginebra le proveyó una casa y un sueldo suficiente para vivir sin grandes preocupaciones, pero no para enriquecerle. Estrasburgo mantuvo su ciudadanía y quiso continuar ayudándole económicamente, esperando que volviera a Estrasburgo en algún tiempo, pero Calvino dijo que no. [Al morir, sus posesiones valían como $170, según la Enciclopedia cristiana Schaff-Herzog (en un artículo escrito a principios del siglo XX). Así que sus enemigos que le acusaron de enriquecerse fueron desmentidos.]

    En Ginebra, Calvino mantuvo sus luchas con los enemigos, y tiempos de peligro, pero poco a poco iba logrando las reformas que anhelaba en la iglesia.

    Uno de los males que Calvino tuvo que enfrentar fue la interferencia de las autoridades civiles en los asuntos de la iglesia. Aun cuando había un acuerdo de que no iban a hacer tal cosa, había personas que querían obligar a Calvino y a los otros pastores a no disciplinar a los malhechores y a darles la Cena del Señor. En ese punto Calvino fue intransigente y declaró en un sermón que escogería más bien ir a la muerte antes que permitir a un profano tomar la Cena. En ese asunto el Señor le cuidó.

    Aunque Calvino no creía que el Estado podía decirle a las iglesias como debían llevar la adoración y el ministerio, sí que pensaba que el Estado o los magistrados tienen el poder de juzgar y ejecutar a los herejes, por lo menos, algunos herejes, condenados y excomulgados por la iglesia. El caso más famoso que envolvió a Calvino es el de Miguel Servet.

    Servet fue un español, un médico, que durante años había promulgado una doctrina anti-trinitaria (sabelianismo o modalismo según algunos o quizás peor según otros). Publicó un libro provocativo que promovía sus convicciones sobre el asunto. Servet había sido condenado por los católicos y le iban a matar pero de alguna manera logró escapar. Fue a Ginebra sabiendo que no sería bienvenido. Allí fue arrestado, acusado, condenado y quemado. Calvino tuvo una parte en el proceso, en la acusación. Él estaba de acuerdo en que Servet merecía la muerte. Pero Calvino no quiso que le quemaran y sugirió que le decapitaran. Los jueces hicieron caso omiso de su sugerencia y Servet murió en la hoguera el 27 de octubre de 1553. Muchos han usado el caso de Servet para condenar a Calvino (hasta algunos católicos, pero como hipócritas). Sin embargo, debemos reconocer que en aquel tiempo esas cosas eran comunes y corrientes. Con la luz y entendimiento que tenemos ahora, no creemos que estuviera bien hecho, sin embargo debemos reconocer la realidad de que Calvino en ese asunto fue un hombre de su tiempo. Servet hubiera sido condenado en casi cualquier sitio del mundo europeo en aquella época, porque era un hombre desafiante y arrogante que condenaba a las iglesias que aceptaban la doctrina ortodoxa de la Trinidad. Casi todos los líderes protestantes estaban de acuerdo con lo que sucedió.

    Después de muchos años, finalmente en 1555 Calvino logró que el gobierno de Ginebra reconociera y aceptara la autoridad de la iglesia en asuntos que pertenecen a la iglesia. Aunque Calvino nunca vio la relación de iglesia y Estado como nosotros que vivimos en los EEUU, sin embargo vio verdades no reconocidas en aquel tiempo. Lo que Calvino comenzó condujo a las iglesias hacia una separación del Estado en un sentido importante. Con el paso del tiempo resultó en una independencia bíblica.

    Calvino trabajó incansablemente toda su vida. Quizás su trabajo esforzado le causó que tuviera tantos quebrantos de salud, pero a pesar de su mala salud, no se detuvo. Tenía dolores de cabeza y problemas estomacales. Durante años, según Beza, solía comer una sola vez al día, y tampoco dedicaba mucho tiempo al sueño. Sus secretarios se casaban antes que él muchas veces.

    Con esta presión llegó un momento en que no pudo más. No pudo predicar después del 6 de febrero de 1564. El 25 de abril hizo su testamento. El día siguiente se reunió con los 4 síndicos de la ciudad y los senadores para dirigirles unas palabras finales. El 28 de abril reunió a los pastores para darles una palabra final. Vivió un mes más. El 19 de mayo se sentó a la mesa con algunos pastores en la que sería su última vez. Después de eso no pudo levantarse de su cama y finalmente el día 27 de mayo de 1564, después de ese último tiempo de lucidez que muchos experimentan antes de morir, Calvino suspiró tranquilamente y así partió de esta vida a otra mejor, como esperamos, en la presencia del Señor a Quien sirvió fielmente hasta el fin. Según su petición, Calvino fue sepultado como cualquier otro creyente: sin pompa, en el cementerio común y sin que se especificase el lugar de su sepultura.

    Hay muchas cosas prácticas que podemos observar en la vida y carácter de Calvino. Vemos que Calvino amaba el estudio, la literatura, el escribir, pero crucificó sus preferencias y deseos para cumplir lo que creía que era la Voluntad de Dios.

    Dedicó gran parte de su tiempo a la enseñanza y a la predicación de la Palabra de Dios. Dedicó mucho tiempo a la organización y disciplina de la iglesia. Había reuniones semanales entre los pastores para tratar asuntos de la iglesia.

    Introdujo la música congregacional en la iglesia usando un salterio que fue hecho mediante sus exhortaciones y esfuerzos prácticos.

    El mismo dijo que era tímido, pero sabemos que no era cobarde. Expuso su vida más de una vez por amor al evangelio, predicando en varios lugares antes de llegar a Suiza y aun como pastor mostró su valentía.

    Por ejemplo, una vez durante una epidemia, según Beza (p44), Calvino se ofreció ministrar a los que se estaban muriendo. El Concejo no le permitió hacerlo, pero estaba dispuesto. En otra ocasión, desafió al Concejo que había ordenado que todos los que quisieran podrían tomar la Santa Cena. Como ya vimos, por esa causa fue desterrado. Luego, también declaró lo que vimos arriba que preferiría morir antes de dar la Cena del Señor a un profano. En otro tiempo de turbulencia Calvino pasó entre una muchedumbre ruidosa y peligrosa para tratar de establecer la paz.

    Calvino enfatizó mucho la necesidad de la humildad y la oración en la cual la humildad se ve.

    Calvino no fue avaro o codicioso, sino que estuvo contento con lo que tenía. Cuando murió era obvio que no había acumulado mucho. Para poder dar a sus sobrinos una herencia, tuvieron que vender sus libros y pertenencias. Después de vender todo, el total fue lo que mencioné antes.

    Calvino era un trabajador incansable. Enseñaba y predicaba varias veces a la semana. Escribió el equivalente a 60 tomos de libros. Además de la Institución que él revisó varias veces hasta la última edición en latín en 1559 cuando llegó a ser 5 veces más grande que la edición original, Calvino escribió comentarios sobre gran parte de la Biblia. Publicó folletos. Escribió muchísimas cartas (como 4000 han sido preservadas).
    Publicaron muchos de sus sermones. Nótense arriba lo que Beza agregó, que sus secretarios se agotaban antes que él.

    Dijimos ya que su salud no era buena. Solía comer una sola vez al día. Pero nada fue un impedimento a su diligencia en el trabajo.

    Además de su trabajo de enseñar, predicar y cuidar la iglesia; además de su trabajo literario; Calvino tenía mucho contacto con los refugiados y perseguidos de Francia, Italia, España, Holanda, Inglaterra y otros lugares, mostrándoles hospitalidad. En Ginebra había congregaciones de personas de habla inglesa, italiana y española. Sabemos que Calvino ejerció una influencia grande en John Knox de Escocia quien estuvo por un tiempo en Ginebra en los días de Calvino.

    Sufría sabiendo las cosas que pasaban en aquellos lugares. Varias de sus cartas son de consuelo y consejo a personas que sufrieron grandes aflicciones de diferentes índoles, desde la muerte de hijos hasta la pérdida de bienes y familiares y amigos por la persecución de la Inquisición.

    Aun trató de comenzar una misión en Brasil, pero el hombre que iba como líder no resultó y el proyecto fracasó (véase la historia del fracaso dirigido por Nicolás Durand deVillegagnon en Schaff-Herzog Encyclopedia, y/o otras fuentes).

    Según Beza, tenía una tremenda memoria. Se acordó de las personas que conoció. Si era interrumpido en su trabajo, sabía exactamente donde estaba al volver a su trabajo.

    Pero, sobre todo, sus amigos y feligreses reconocieron que era un hombre temeroso de Dios, dedicado a Él y a la causa del evangelio. Irwin nos da una lista de cosas que para él fueron sobresalientes (en el capítulo sobre “El carácter de Calvino”, 43ss): fe, oración, valentía, abnegación, simpatía, diligencia en el trabajo, que encerraba hasta el trato personal pastoral. Él creía en el valor de las visitas pastorales.

    Irwin nos da una traducción de Beza (véase Beza, p114ss; Irwin, p51):

    Aunque la naturaleza había dotado a Calvino con cierta seriedad digna, tanto de modales como de carácter, nadie era más agradable que él en la conversación ordinaria. Podía soportar de una manera admirable las faltas de otros, cuando procedían de mera flaqueza; así, nunca avergonzó a nadie por inoportunas reprensiones, ni desalentó a ningún hermano débil; pero, por otro lado, nunca pasó por alto ni trató con liviandad el pecado voluntario… Su temperamento era naturalmente colérico, y su activa vida pública había tendido mucho a desarrollar esta falta; pero el Espíritu de Dios le había enseñado a moderar de tal modo su ira, que nunca se escapó una palabra indigna de un varón justo. Mucho menos cometió nunca una injusticia hacia otros. Era solamente cuando la cuestión concernía a la religión, y cuando tenía que contender contra pecadores endurecidos, cuando se permitía moverse y excitarse, traspasando los límites de la moderación… Habiendo sido testigo durante dieciséis años de sus trabajos, he trazado la historia de su vida y de su muerte con toda fidelidad; y testifico ahora sin vacilación que todo cristiano puede encontrar en este hombre el noble modelo de una verdadera vida y muerte cristiana; un modelo, sin embargo, tan fácil de falsificar como difícil de imitar.

    Los libros que he utilizado aparte de porciones de los escritos de Juan Calvino son:
    En inglés:

    Calvin and Augustine, por B. B. Warfield, Presbyterian and Reformed Publishing Company, Philadelphia, 1956. Especialmente el primer capítulo “John Calvin: The Man and His Work.

    The Life of John Calvin, un pequeño libro escrito por Teodoro Beza, un contemporáneo de Calvino, amigo íntimo durante 16 años. Ese libro es una fuente original. La copia que tengo es una reimpresión “reprint” de Back Home Industries, Milwaukie, OR, 1996. Es “reprint” de una edición hecha por Calvin Translation Society, 1844 en Edinburgh, Scotland.

    An online version is available: http://www.godrules.net/library/calvin/143calvin0.htm

    Schaff-Herzog Encyclopedia of Religion, véase Calvin, John. (CCEL).

    En español:

    Juan Calvino: su vida y su obra, por C H Irwin. Traducción de un libro publicado en 1909. La copia que usé fue publicado por CUPSA en México, 1981, segunda edición. CLIE tiene una edición actual. Sería más útil si tuviera más y mejores referencias a sus fuentes, pero el libro es reconocido como bueno. En el capítulo sobre “Calvino como maestro de religión”, el autor muestra que no es muy “calvinista” y trata de hacer una síntesis entre el calvinismo y arminianismo.

    Juan Calvino: profeta contemporáneo, compilado por Jacob T. Hoogstra. TSELF, Grand Rapids, 1974. Catorce (14) escritos por 14 eruditos diferentes presentando varios aspectos de la humanidad, pluma e importancia del “profeta” Calvino. Excelente documentación de las fuentes. (Disponible gratis en PDF.)

    Calvino, Antología, presentación y selección Dr. M Gutiérrez Marín, Producciones Editoriales del Noresteste (PEN), Barcelona, 1971. Básicamente este libro contiene escritos de Calvino mismo, con unas observaciones útiles.

    Así fue Calvino, Thea B. Van Halsema, Libros Desafío, Grand Rapids, 1998 (primera edición por TELL, 1966). Contiene muchos hechos históricos, pero con muchos detalles añadidos por la imaginación de la autora, describiendo posibles pensamientos y también lo que una persona hubiera visto, basado en el conocimiento general de aquellos tiempos. No hay notas al margen, pero es un buen libro, especialmente para enseñar a los niños y jóvenes. Fácil de leer e interesante.

    Véase los prefacios de los libros de Calvino publicados en español.

    Hay información disponible en varios sitios por medio del “Internet”.

    “Hay dos cosas que están unidas… la enseñanza y la oración; Dios quiere que aquel a quien Él ha colocado como maestro en su iglesia sea alguien asiduo a la oración.” — Juan Calvino

    Citas Edificantes – preparadas por Salvador Gómez

    Cita de Pierre Marcel del libro Juan Calvino, profeta contemporáneo, editado por J T Hoogstra
    «Es conveniente que aprendamos a vivir y a morir humildemente» (Com., Gen. 11:4).
    «Demóstenes, el orador griego, cuando se le preguntó respecto a cuál era el primer precepto de la elocuencia, respondió que era la buena pronunciación. Cuando se le preguntó por el segundo, respondió lo mismo y así para el tercero. Así —dijo San Agustín—, si me preguntáis respecto a los preceptos de la religión cristiana, responderé que el primero, el segundo y el tercero son la humildad» (Inst., II, ii, 1).

    Otras referencias útiles en español.

    Websites.

    Wikipedia, en español.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Calvino
    http://www.biografas.blogspot.com/
    http://biografas.blogspot.com/2007/05/juan-calvino.html
    Encarta, en español
    http://es.encarta.msn.com/encyclopedia_761570916/Juan_Calvino.html

    Algunas fechas importantes en la vida de Juan Calvino (Jean Cauvin/Johannes Calvinus):

    1509 Nació en Noyon, Picardía, Francia, el 10 julio.

    1523 Fue a París para estudiar (14 años).

    1528–29 Fue a Orleáns y Borges para estudiar leyes (derecho).

    1531 Padre de Calvino (Gerardo) murió.

    1532 Publicó su primera obra, un comentario sobre De Clementia por Séneca.

    1533 Calvino y Nicolás Cop huyen de París. Cerca de este tiempo tiene lugar su conversión.

    1534 Calvino renunció los beneficios de la Iglesia Católica (fue encarcelado brevemente).

    1535 Escribió una introducción para una traducción de la Biblia en francés, hecho por su primo Roberto Pierre (Olivetan) quién trabajó entre los Valdenses.

    1536 Sale la primera edición de la Institución de la religión cristiana (en marzo, en latín).

    1536 En agosto, Farel persuadió a Calvino para que se quedara en Ginebra.

    1538 Calvino y Farel desterrados de Ginebra. Fue a Estrasburgo. Sirvió como pastor de una iglesia de refugiados de Francia. Enseñó teología en cooperación con Martín Bucero.

    1539 Calvino respondió a Cardenal Sadoleto el cual quería que Ginebra volviera a Roma.

    1540 Publica el comentario sobre Romanos. Se casó con Idelette de Bure en agosto.

    1541 Calvino volvió a Ginebra, 13 septiembre. Tiene su propia casa, no muy grande, pero con jardín y una vista al lago. Tiene un sueldo fijo. Su primer sermón no era de reprensión, etc., sino la continuación de la exposición que tuvo que dejar cuando fue desterrado.

    1542 Su hijo Jacques nació y murió. (Otros dos nacieron muertos en diferentes años.)

    1549 Idelette murió. Consensus Tigurinus (acuerdo doctrinal sobre la Santa Cena).

    1553 Servet ejecutado por su herejía anti-Trinitaria (Calvino fue el “fiscal”). Servet pensó que los libertinos iban a soltarle y a perseguir a Calvino. Se portó muy mal. Casi todos los líderes reformados estaban de acuerdo con la sentencia. Los católicos le habían condenado antes pero escapó de sus manos y fue quemado en efigie.

    1559 Establecimiento de la Universidad de Ginebra. Edición final de la Institución.

    1564 Predicó su último sermón el 6 de febrero. Murió el 27 de mayo. El lugar de su sepultura no está identificado.

    Fuentes:
    http://www.ctlibrary.com/ch/1986/issue12/1215.html
    http://www.reformationtours.com/site/490868/page/669536#timeline
    Otros libros leídos.

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  • Biografia de William Carey

    Biografia de William Carey

    Biografia de William Carey

    “Padre de las misiones modernas” Unos apuntes sobre su vida

    William (Guillermo) Carey nació en la aldea de Paulerspury, Northamptonshire, Inglaterra, 17 agosto 1761. No debe caber duda que era un instrumento escogido para llevar a cabo muchas obras en el mundo. Lo que hizo le llevó a ser conocido por muchos y conmovió a muchos de manera que ha sido llamado el “padre de las misiones modernas”.

    Pero, ¿quién es William Carey? ¿Cómo sucedió esto? Podemos observar como Dios en su providencia dispuso muchas cosas para que todo esto sucediera en el mundo, incluyendo el llamamiento de Carey a la salvación y la labor de dar a conocer el evangelio entre personas de lenguas que nunca oyeron el nombre de Jesús y no sabían nada de las Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios.

    Su hogar, su juventud y los tiempos en los cuales vivió (1761-1775)

    Los padres de William Carey pertenecían a la Iglesia de Inglaterra, llamada también la Iglesia Anglicana. Su abuelo paterno, que William nunca conoció, fue el maestro de una escuela en la aldea, mantenida por filántropos. También era empleado por la Iglesia para atender asuntos administrativos (como registrar los nacimientos y bautismos, mantener las minutas y otras cosas). Luego el padre de William ocupó las mismas posiciones.

    En aquellos tiempos (desde los años de 1660 en adelante) sólo los de la Iglesia Anglicana podrían ser empleados del gobierno, oficiales en el ejército y la marina así como maestros de escuelas que serían reconocidas por las autoridades (“acreditadas”). Los que no eran de esa iglesia no podían graduarse en las universidades, y tenían la obligación de que los edificios donde se reunían estuvieran registrados ante las autoridades, a fin de limitar sus actividades públicas a esos edificios. Es decir, había tolerancia religiosa de aquellos que no eran anglicanos (como presbiterianos, congregacionalistas, bautistas, cuáqueros y otros “no conformistas”, “disidentes”, o “independientes”), pero sus libertades o derechos civiles fueron restringidos y muchas veces fueron mirados con sospecha como potenciales enemigos del Estado, revolucionarios, “terroristas”.

    Por supuesto, William no tuvo que preocuparse con eso porque, aunque su familia era pobre, fue criado entre los privilegiados y absorbía el desdén de ellos hacia los “no conformistas”.
    Con todo, si hubiera vivido unos años antes es muy posible que no hubiera recibido una educación formal. Debido al Señor y a su gracia común y también a lo que el Señor hizo en conexión con lo que se llama el “Gran Despertamiento” o “Gran Avivamiento” estaban ocurriendo en el país algunas cosas buenas a pesar del trato que recibían aquellos que no pertenecían a la Iglesia de Inglaterra.

    Por ejemplo, la educación estaba llegando a los hijos de los pobres y William pudo cursar 7 años de estudios con su propio padre, incluyendo los rudimentos de latín.
    Además, otras cosas estaban sucediendo en Inglaterra que sirvieron para preparar el camino para lo que el Señor hizo por medio de Carey y sus compañeros y los que apoyaban su visión misionera. Por ejemplo, la expansión colonial había aumentado el punto de vista internacional y la responsabilidad hacia esas colonias, abriendo rutas de comercio y viajes. El capitán Cook estaba haciendo mapas del mar Pacífico y las islas y costas de los distintos países; el mundo industrial (como las grandes empresas que tenían mucho control en la India) comenzó a oír las razones para abrir las puertas cerradas; y tener el conocimiento de muchos pueblos del mundo que no tenían el evangelio tocó la conciencia de algunos ingleses y los impulsó hacia el camino de la labor misionera.

    Entre otros factores que influyeron en esos tiempos el Sr. S P Carey también apunta que, en las colonias de América del norte, los hijos de los padres puritanos estaban obteniendo nuevas libertades a costo de su sangre; en Inglaterra en el parlamento y en la prensa el pueblo estaba ganando unas campañas para tener más libertades; los de las iglesias que no eran de la Iglesia de Inglaterra estaban protestando sobre los estatutos que les negaban una ciudadanía igual a los de la iglesia “oficial”; Francia estaba en medio de una revolución para obtener más justicia; Gran Bretaña estaba dándose cuenta de la vergüenza del comercio de esclavos; se estaba despertando la compasión hacia los locos y prisioneros; el gran avivamiento había demostrado el poder del evangelio predicado; los redimidos estaban alabando al Señor en poesía; el hipercalvinismo estaba cediendo a un evangelio ofrecido a todos; las iglesias estaban aprendiendo a cooperar; la oración colectiva fue estimada y practicada constantemente.

    Carey vivió en la aldea de Paulerspury hasta terminar su educación a los 14 años de edad. Le gustaba la ciencia y los libros sobre viajes que otros habían realizado. Tuvo deleite especial en los libros sobre “Colón” de manera que algunos de sus conocidos le llamaron “Columbus” (o sea, Colón). A los doce (12) años de edad memorizó 60 páginas de vocabulario en latín (Vocabulium Latiale por Thomas Dyche), el cual muestra su aptitud para los idiomas. Pero, no aprendió nada de griego en esos años.

    Fue buen estudiante, pero sus intereses se extendieron más allá de los libros. Cerca de la aldea donde vivía había campos y bosques. William prestó mucha atención a las plantas, aves y animales – un interés que nunca perdió.

    Tenía un tío llamado Peter que había pasado unos años en Canadá y después de regresar a Inglaterra trabajó como jardinero. Varios opinan que mediante el contacto con ese tío y las conversaciones con él, los horizontes de la educación de Carey fueron grandemente expandidos. Su interés en las plantas y en el mundo fuera de Inglaterra se debía en parte a su contacto con ese tío.
    Aunque los padres de Carey no eran cristianos evangélicos, con todo Dios proveyó un ambiente serio en cuanto a educación se refiere. Pero Carey no aprendió las verdades netamente evangélicas y de piedad, no tenía fe salvadora y en el principio de su tiempo fuera del hogar, sin las restricciones del mismo, juraba y mentía.

    Aunque Carey carecía de unas cosas importantes en su crianza, nos dan ganas de llorar al ver tantos niños hoy día que no tienen casi nada semejante a lo de Carey, sino que se están criando mayormente con el televisor y las locuras que se presentan. Aun peor, estas cosas muchas veces están expuestas en las escuelas públicas que, frecuentemente, son dominadas por los enemigos de Jesucristo y en contra de su pueblo fiel. El amor a las cosas creadas que nos rodean, amor a los libros y a la educación, son elementos cada vez más desconocidos en el mundo moderno de los Estados Unidos, Puerto Rico y muchos otros sitios. ¡Cuán importante es la crianza de los niños!

    Los años de aprendizaje, conversión, matrimonio y desarrollo en la fe (1775-1784)

    A los catorce años de edad, como los padres de Carey no pensaron en darle más educación o no pudieron hacerlo, Carey quiso trabajar en la jardinería, pero una enfermedad de su piel, que no le permitía trabajar bajo el sol, hizo necesario un cambio de planes. ¡Quién hubiera pensado que este joven que tuvo que cambiar la carrera deseada porque no pudo aguantar el sol de su país serviría al Señor durante años y años con el clima de la India! Todo ayuda a bien.
    Se presentó una oportunidad de aprender cómo hacer zapatos en una aldea de Buckinghamshire (Piddington). Su padre pensó que había futuro en ese campo para su hijo y buscó la manera de planificar para que su hijo William pudiera aprender.

    El dueño de ese negocio era un hombre severo, especialmente si estaba ebrio, pero Carey perseveró en su empleo como aprendiz. Dios hizo muchas cosas allí en su providencia. El otro aprendiz, John Warr, tres años mayor que Carey, había sido criado por sus padres en una iglesia no conformista. Al principio de su contacto como compañeros de cuarto y de trabajo Warr discutía sobre asuntos religiosos con Carey y Carey se molestó y le menospreció, aunque confesó luego que lo que Warr dijo le inquietó. Pasado un tiempo el Señor obró en la vida de Warr para salvarle de verdad y como creyente él buscó la salvación de su amo y de Carey, suplicando, persuadiendo y prestando libros, de tal manera que Carey comenzó a oír el evangelio. Al principio la forma de su religión fue una determinación, como dijo, de dejar de mentir, jurar y cometer otros pecados. A veces trató de orar cuando estaba solo. Asistió a las reuniones de oración en la iglesia de Warr, pero en su religiosidad asistió 3 veces cada domingo a la Iglesia anglicana de la parroquia. No obstante, no había visto todavía su verdadera pecaminosidad y la gracia de Dios en Cristo Jesús.

    Finalmente, mediante un suceso en el cual Carey trató de robar un chelín, mintiendo, y siendo descubierto, Dios le humilló al máximo aunque tuvo misericordia de él, perdonándole y aun preservándole en su empleo, salvándole de vergüenza pública. De allí en adelante vio su falta de justicia propia, recibió la justicia de Cristo y vivió como un hijo de Dios, redimido, transformado y dedicado.

    Junto con sus inquietudes y aun antes de convertirse hubo otra experiencia que vale la pena mencionar. Carey iba mirando un comentario sobre el Nuevo Testamento que pertenecía a su amo. (Parece que los libros del amo eran mejores que la vida de su dueño.) Carey encontró unas palabras que no entendió. Las copió y las llevó a un amigo que había recibido una educación mejor que Carey. El amigo le informó que eran letras griegas, esto le sirvió para estudiar con él, quien también le buscó un libro de gramática y un libro de vocabulario griego. A Carey le apasionó esta lengua.

    Pasado algún tiempo después de su nuevo nacimiento, Carey tomó la decisión de continuar con las iglesias no conformistas. Sucedió que oyó un sermón el 10 de febrero de 1779 que le persuadió para aceptar el reproche de las iglesias no conformistas (y él sabía muy bien lo que era). Aunque identificado con los no conformistas, Carey pasó por unos caminos difíciles antes de llegar a tener convicciones firmes y fuertes sobre las enseñanzas bíblicas y su fe.

    En septiembre de ese año 1779 su amo murió y él fue recogido por un pariente de su amo en otra aldea cercana donde estaba la iglesia no conformista a la que asistía. Allí en ese pueblo Carey conoció a Thomas Scott (luego conocido por sus comentarios). Scott fue una influencia positiva en la vida de Carey. Pero Carey también conoció a otros que eran seguidores de las enseñanzas de William Law, autor de un libro famoso, A Serious Call to a Devout and Holy Life (Una llamada seria a una vida piadosa y santa). Los seguidores de Law eran místicos en el sentido peor de la palabra y Carey se confundió hasta que vio que solamente las Escrituras son la guía segura para todo lo que debemos pensar y hacer. Dios usó a Scott y a otros en esa etapa de la vida de Carey para salvarle de la confusión y darle una seguridad bíblica, como el libro del bautista Robert Hall, Help for Zion’s Travellers (Ayuda para los viajeros a Zión).

    Al acercarse al fin de su tiempo de aprendizaje, en junio de 1781, a los 20 años de edad, Carey se casó con una creyente, Dorothy, hija de un líder de la capilla no conformista, cuñada del dueño de la zapatería. Era buena mujer, aunque, como muchas mujeres de aquel entonces, ella nunca había aprendido a leer ni escribir (Carey le enseñó luego). Carey estaba feliz en su hogar, trabajando, estudiando latín y griego (en el “Colegio Carey” como Scott llamó a su casa), cuidando su jardín uniéndose en adoración con los hermanos de la aldea. Allí le nació una hija, llamada Ann.

    El año siguiente Carey y su hija enfermaron de fiebre. La niña murió y Carey padeció como año y medio con esa fiebre, sufriendo, pero sin dejar de cumplir sus responsabilidades. Esa enfermedad le dejó calvo a los 22 años de edad. Además su cuñado, el dueño de la zapatería murió y le tocó a Carey ayudar con el cuidado de la viuda y sus 4 hijos. Los tiempos eran difíciles. Le tocó sufrir la pobreza.

    A pesar de la carga pesada y sus luchas doctrinales y espirituales, Carey siempre fue activo en el servicio del Señor. Adoraba regularmente en la iglesia no conformista de la aldea. De hecho, un mes antes de casarse, hizo pacto con otros para establecer formalmente la iglesia disidente de la aldea. Participó activamente en algunas conferencias celebradas por la noche en el día de reposo.
    En 1782 pudo asistir a una reunión de una asociación de iglesias bautistas, celebrada en el pueblo de Olney. Era un desconocido, y no tenía comida, pero pudo escuchar 3 sermones excelentes, uno de ellos predicado por Andrew Fuller, un hombre que luego influyó grandemente en la vida de Carey. Ese fue un momento inolvidable.

    En junio de ese año, junto con otro hermano, comenzó a ayudar con la predicación, en semanas alternas, en una iglesia bautista que no tenía pastor. Además, la gente no conformista de la aldea donde se crió oyeron de él y pidieron que predicara para ellos también. Aceptó ir una vez al mes. Así pudo visitar a sus padres y hermanas, a los cuales quiso ver convertidos y sirviendo en una iglesia de creyentes en vez de estar en la iglesia anglicana. Sus hermanas se acordaron de su celo y como “quiso derrumbar todos los altares de Baal de una vez”.

    El grupo de no conformistas con los cuales Carey servía no requirieron que una persona como Carey se bautizara como creyente. En el año 1983 Carey oyó un sermón sobre el bautismo de los creyentes que le inquietó. Estudió el Nuevo Testamento cuidadosamente y llegó a la conclusión de que el bautismo no es para los bebés sino una ordenanza dada por Dios para los que son conscientes de su fe. Habló con el bautista calvinista John Ryland padre de Northampton sobre el asunto. El padre tenía 60 años de edad en aquel tiempo y refirió el caso a su hijo John Ryland, el cual bautizó a Carey en el rio Nen, el domingo 5 de octubre a las 6 de la mañana.

    Más o menos en ese tiempo leyó las jornadas de Capitán Cook (conocido por el motín en su barco Bounty). La lectura de los apuntes de Cook despertó en su ser un fuerte deseo de llevar el evangelio a los paganos. Cook presentó las condiciones de las gentes del mar Pacífico, pero también añadió que la religión no les llegaría porque “no serviría el propósito de la ambición pública ni la avaricia privada; y sin tales incentivos, nunca se intentaría semejante empresa. Carey pensó de manera diferente. A la vez que deseaba la salvación de los paganos de otros países, predicaba el evangelio en su propio país y buscaba la salvación de sus familiares.

    El Señor llenó su vida con muchas experiencias formativas en los diez años de su vida después de su educación. Aprendió su oficio; tuvo su inicio en griego; descubrió sus pecados y a su Salvador; aceptó el reproche de pertenecer a iglesias no conformistas; llegó a convicciones propias y bíblicas sobre su fe cristiana y sus doctrinas; conoció lo bueno de estar casado y tener un hogar; experimentó el gozo de ser padre y también la angustia de perder un hijo y la prueba de la pobreza. Trabajó en enseñar, dio testimonio cristiano, se unió a una iglesia, predicó su primer sermón, obedeció la ordenanza del bautismo, sintió profundamente la condición perdida de los paganos y llevó a sus hermanas al Señor y a su servicio hasta el fin de sus vidas.

    Pastor en Inglaterra y misionero escogido (1785-1793)

    Carey trabajaba en su oficio, estudiaba y predicaba. Entonces llegó el día cuando los santos de la aldea de Earls Barton, los de la iglesia en la cual Carey predicaba cada 2 semanas, que quisieron llamarle como su pastor. A la vez, consultaron con un pastor bautista llamado John Sutcliff de Olney (un pueblo en el cual John Newton había vivido y pastoreado por un tiempo). Sutcliff visitó al sitio, les predicó y habló con Carey. Como Carey era miembro de una iglesia débil en algunos sentidos, Sutcliff le aconsejó que se uniera con una iglesia sólida para continuar su ministerio como parte de una iglesia bautista sana en la fe.

    Carey oyó el consejo y se unió a la iglesia bautista en Olney con Sutcliff como su pastor, sin embargo, la primera vez que predicó delante de esa iglesia, en un edificio que podía acomodar a 700 personas, la predicación fue tan pobre que la iglesia no pudo ver los dones de un pastor. Pero, con el apoyo de ellos siguió predicando en Earls Barton y también en un pueblo llamado Moulton.

    Carey se había mudado a Moulton en marzo de 1785 para abrir una escuela y seguir con su oficio. Allí había una pobre iglesia bautista bien cerca de su casa. El edificio de ellos estaba muy deteriorado y también el ánimo y la condición de los miembros. Carey predicó y les ayudó en los domingos que tenía libres y en otras ocasiones. Hubo conversiones, se animaron de nuevo los pocos creyentes de manera que ellos también quisieron que fuera su pastor.
    En el verano de 1786 Carey predicó otra vez en Olney y esa vez la iglesia quedó satisfecha y por tanto, le comisionó a predicar a “dondequiera que Dios en su providencia le llamase”, reconociendo así sus dones para predicar.

    Con dos iglesias pidiendo su ayuda, Carey consultó con Sutcliff. Decidió entonces aceptar la invitación de la iglesia de Moulton donde vivía. Fue ordenado al ministerio el 1 agosto de 1787. Había como 20 ministros presentes entre los que se encontraba John Sutcliff de Olney, Andrew Fuller de Kettering y John Ryland hijo de Northampton quienes participaron de una manera especial.
    Antes de su ordenación, la iglesia de Moulton tuvo que hacer arreglos para reparar su lugar de reunión. Después de la ordenación Dios siguió derramando bendiciones sobre la predicación de Carey y la iglesia tuvo que reedificar y agrandar su edificio, sin embargo eran tan pobres que no pudieron pagarle a Carey lo suficiente para cuidar a su familia.

    Durante ese tiempo Carey obtuvo sus ingresos enseñando a muchachos de la aldea y haciendo zapatos. Hizo un arreglo con Thomas Gotch, un diácono próspero de la iglesia en Kettering, quien le compraba cada dos semanas los zapatos que él fabricaba. Pero, después de un tiempo Fuller descubrió el celo y la perseverancia de Carey en estudios lingüísticos y le comentó esto a Gotch, el cual le dijo a Carey que se olvidara de hacer zapatos ya que él le pagaría para dedicarse a esos estudios.

    Carey creció como predicador. Creció también en sus inquietudes sobre el deber que la iglesia tienen de proclamar el evangelio por todo el mundo. Leyó sobre las vidas de John Eliot (trabajó casi 60 años entre los indios de América del norte y tradujo la Biblia a una de sus lenguas, el primer hombre que logró poner la Biblia en una lengua pagana). Leyó también la vida de David Brainerd. Estos hombres sirvieron de héroes y modelos. Y, por supuesto, habló de estas cosas a otros ministros, especialmente a sus 3 amigos.

    Un día Carey estaba hablando con Thomas Potts un joven diácono de la iglesia bautista en Birmingham. Potts había viajado a América y había hecho negocios con los indios en la zona que hoy corresponde a la ciudad de New Orleans. Al contar Potts a Carey algunas de sus experiencias allí como cristiano, entraron en una conversación sobre misiones y Carey expuso sus pensamientos. Potts le preguntó si no había pensado en escribir un librito sobre el asunto y Carey dijo que sí, pero que no tenía el dinero para publicarlo. Potts le dijo que le daría una cantidad suficiente para comenzar el proyecto. Ese librito no fue publicado hasta 3 o 4 años después (en 1792), pero tuvo una gran influencia. Aun antes de la publicación Fuller lo había leído y probablemente Sutcliff y Ryland, porque ellos, junto con Potts le habían animado trabajar en ese asunto. Se llama “Una investigación sobre la obligación de los cristianos de usar medios para la conversión de los paganos”.

    En mayo de 1789, tras una lucha interna y consultas con varios consejeros, William Carey aceptó la invitación de la iglesia bautista de Harvey Lane en la ciudad de Leicester. Esa iglesia tenía un edificio en el que podía acomodar entre 200 y 300 personas, pero había pasado por divisiones y numerosos problemas. Al principio todo fue bien. Aun ampliaron el edificio para acomodar a los oyentes, pero salieron a la luz problemas no resueltos y afectó tanto a la obra que Carey propuso que la iglesia se deshiciera en septiembre de 1790 y comenzará de nuevo solamente con aquellos que realmente se comprometieran mediante un pacto solemne. Esto se realizó y algunos de los que se quedaron fuera en el proceso se convirtieron en enemigos, pero desde ese día el Señor comenzó a bendecir a la iglesia y Carey fue ordenado pastor de la misma en la primavera de 1791. Otra vez sus tres amigos participaron en el servicio de ordenación y un gran predicador Samuel Pearce predicó un excelente mensaje por la noche, titulado: “Gloriándonos en la cruz de Cristo”.

    Aunque Carey recibía más ingresos como pastor en Leicester que en el lugar donde estaba, sin embargo no era suficiente para cuidar a su familia, lo cual le obligó a seguir manteniendo una escuela y haciendo zapatos también. Pero, era disciplinado y perseverante y nunca dejó de estudiar sistemáticamente por su propia cuenta: libros clásicos, ciencia, historia, la Biblia en Hebreo y Griego. Tenía amigos como el viejo Robert Hall que le aconsejaban y criticaban. Por ejemplo, Hall le dijo una vez que hacían falta mas “ventanas” en sus sermones.

    Carey predicó 7 veces cada 2 semanas en la iglesia Harvey Lane, pero no estaba satisfecho por trabajar solamente en Leicester, por lo que salió y predicó en 5 aldeas cercanas poniendo el fundamento para el establecimiento de nuevas iglesias. En una aldea había muchas conversiones y más de 100 personas se reunían para la predicación. En su primera carta desde la India a esa iglesia él expresó su interés en esas aldeas y en lo que estaba pasando allí.

    Todo esto nos muestra el corazón de Carey y como era el hombre escogido para servir al Señor en la India. Era de carácter probado y experiencia en el ministerio. Tenía compasión y había visto la bendición del Señor sobre sus trabajos en la predicación del evangelio a los pobres y a otros. No era un soñador y nada más. Trabajaba arduamente como evangelista y pastor mientras que seguía estudiando y proveyendo para su familia haciendo trabajos extra.

    Junto con todo eso, Carey quería ver llegar el evangelio a los paganos. Dios estaba obrando en otros también que buscaban su gloria esperando avivamientos. Influenciado por los escritos de Jonathan Edwards, desde 1784 varias iglesias en la asociación bautista de Northamptonshire habían orado para que ocurriera un avivamiento mundial. Algunos tenían sus corazones dispuestos hacia las misiones, pero nadie pensó que ellos pudieran hacer algo. Solo Carey tenía esa visión y esperanza y lo cual le llevó a hablarle a sus amigos que le respetaban y le amaban, pero no vieron ninguna posibilidad de hacer algo. Sin embargo, en 1791 le animaron a que terminara y publicara su “Investigación… sobre el uso de medios” para que las iglesias pudieran estudiar el asunto y tomar una decisión sabia.

    Finalmente en 1792 Carey vio a sus hermanos tomar unos pasos hacia la obediencia de la gran comisión. En mayo de ese año en la reunión de la asociación Carey predicó su sermón famoso sobre Isaías 54:2-3 con el bosquejo simple de dos puntos: Espera grandes cosas y ensaya grandes cosas (en inglés: Expect great things; attempt great things). Los pastores fueron conmovidos pero con todo estaban a punto de terminar la reunión sin tomar ninguna decisión, entonces Carey le instó a Fuller y Fuller persuadió al moderador a que consideraran el asunto de formar una sociedad misionera. Aprobaron que fuera presentado un plan en la próxima reunión en octubre. Carey estaba seguro que la sociedad sería formada y quiso ser el primer donante prometiendo dar lo que recibiera de la venta de su Investigación…” a la sociedad.

    Así sucedió. En octubre de 1792 nació la “Sociedad de bautistas particulares para la propagación del evangelio entre los paganos” (inglés: Particular Baptist Society for the Propagation of the Gospel among the Heathen). Los “miembros” hicieron promesas para contribuir a este asunto y lo que recibieron ese día y las notas de las promesas de 13 hombres fueron colocadas en una caja de tabaco vacía que pertenecía a Fuller. La caja estaba decorada con un dibujo de la conversión de Saulo de Tarso en la tapa.

    Habían comenzado. Ahora, ¿a quién enviar? Conocían a un hombre, John Thomas, un médico, que había servido como “misionero” en Bengali en la India. Él quería volver y llevarse a un compañero. En enero de 1793 Thomas visitó a la Sociedad Bautista y después de oírle Carey que antes quería ir a Tahiti se ofreció como voluntario para acompañar a Thomas a la India. La Sociedad dio su apoyo y buscó la cooperación de otras iglesias y personas. Thomas tenía unos contactos valiosos también. Decidieron salir en abril de ese mismo año.

    La esposa de Carey estaba encinta y faltaba poco para su alumbramiento. Esa noticia fue impactante para ella y para la iglesia de Harvey Lane quienes lloraban ante el hecho de perder su pastor. Pero Harvey Lane se sometió al Señor y envió a Carey con su bendición. En la providencia del Señor, después de tiempos de prueba y angustia, Carey y Thomas no pudieron salir en abril. Finalmente salieron en junio de 1973 y Carey fue acompañado por su esposa, la hermana de ella y los cuatro hijos todavía vivos. Fue maravilloso como sucedió todo, pero la verdad es que muchos fueron probados en su fe por el tiempo que transcurrió entre abril y junio, porque todo parecía frustrado y perdido.

    Aquí, podemos observar que el concepto de la obra misionera visualizado por Carey no era que el misionero recibiera ayuda económica constante, sino que fuera ayudado a mudarse, para quedarse y que buscaría como mantenerse a sí mismo en el campo misionero. Carey nunca volvió a Inglaterra. Una vez que su esposa estuvo a su lado nunca pensó o planificó volver. Lo que sí pidió de sus amigos fue su apoyo en oración. Cinco hombres (Pearce, Fuller, Sutcliff, Ryland y Carey) hicieron un pacto de apoyo espiritual. La figura que Fuller usó fue: Carey bajaría a la mina pero los cuatro tendrían que jurar su compromiso de que no soltarían las sogas mientras tuvieran vida.
    Todos cumplieron su pacto.

    Los cuarenta años en India (1793-1834)

    El viaje a la India fue realizado en un barco danés y tardaron 5 meses en llegar, pero al fin el barco entró en el puerto de Calcuta en el río Hugli. Los misioneros no pudieron usar ese nombre porque la compañía de Bretaña que controlaba esa parte de la India no permitía la entrada a los misioneros. Además, salieron del barco usando un pequeño bote del lugar para evitar que otros los vieran e hicieran preguntas.

    Al principio vivieron en una casa en una zona bajo control de los portugueses, evadiendo así la interferencia de los ingleses. Thomas comenzó a predicar a los bengalís inmediatamente.
    Poco después, Thomas comenzó a trabajar como médico en Calcuta y Carey solicitó unas tierras de las autoridades para cultivarlas, pero mientras esperaba la respuesta a su petición recibió ayuda de un usurero que le proveyó una casa gratis. Thomas le informó que el dinero que trajeron se había acabado y no había esperanza de más ingresos para los próximos meses. En esos días de gran pobreza la esposa de Carey y su hijo Felix padecieron de disentería y comenzaron los problemas mentales de la esposa de Carey que duraron hasta su muerte 13 años después. En diciembre de 1793 y enero de 1794 Carey se dio cuenta de que sólo Dios podía sostenerle. Los sufrimientos fueron grandes.

    En febrero tuvo la oportunidad de mudarse a un lugar donde había terrenos para trabajar y el Señor también proveyó un amigo en ese lugar, Charles Short. El clima era mejor y la esposa de Carey mejoró un poco allí. Carey tenía su propio maestro del idioma Bengalí que vivía con ellos. Trabajó en su “finca” allí y estudió el idioma hasta que recibió una carta de Thomas invitándole a un área llamada Malda donde Carey podría trabajar para un hombre cristiano en calidad de gerente de una plantación de índigo. Carey aceptó y en junio de 1794 comenzó sus trabajos en esa industria.

    Carey dominó bien las responsabilidades. Escribió a la Sociedad Misionera el 5 de agosto, como Culross explica, “Al aceptar la oferta y cambiarse para allá, Carey escribió a sus amigos en Inglaterra informándoles que no pediría más ayuda a la Sociedad, y que el sueldo destinado para él debía usarse de otro modo; sólo deseaba que le enviaran herramientas para la agricultura y un surtido anual de semillas, por el cual prometió remitir con regularidad el dinero. Al mismo tiempo les aseguró que sería su gozo mantener con ellos la misma relación como si necesitara su ayuda y que esperaba tener la misma correspondencia con ellos como antes.”

    En aquel entonces algunos criticaron a Carey porque pensaron que estaba demasiado envuelto en los negocios de este mundo. Pero progresó en sus estudios y comenzó a predicar en el idioma bengalí. Los que estaban preocupados jamás se imaginaron lo que estaba por delante. Carey fue fiel en lo poco, siguiendo al Señor. Luego pudo ser fiel en lo mucho.

    Siempre pasó por sufrimientos. Su segundo hijo llamado Peter murió de fiebre. Su esposa se enfermó de nuevo a principios del año 1795 y de allí en adelante nunca estuvo bien mentalmente. (Carey la cuidó aunque ella se puso tan mala que se volvía violenta. Con el paso del tiempo, algunos amigos le aconsejaron que la pusiera en una institución, pero sabiendo como cuidaban a la gente en esos lugares, Carey nunca aceptó ese consejo, haciendo provisión en su casa hasta que ella murió en 1808.)

    En octubre de 1796 el primer recluta misionero sorprendió a Carey entrando en su casa una tarde. Su nombre era John Fountain; su presencia animó a Carey. En 1798 el dueño de la plantación, Sr Udny, compró una imprenta para Carey y Fountain. Luego de esta bendición Carey recibió una carta de William Ward, un creyente que sabía cómo imprimir libros. La Sociedad iba a enviarle para ayudar a Carey, junto con algunos otros misioneros. Esa carta llegó en mayo de 1799, pero a la vez en ese mismo mes el dueño de la plantación, debido a inundaciones, sequías y otros problemas, vio la necesidad de cerrar sus operaciones y dio aviso de que lo haría al fin del año 1899.

    Carey había servido en la India durante casi seis años, sin ver ni a un indio convertido de verdad y ahora estaba enfrentando el desempleo mientras que un grupo de misioneros venían de camino. Carey hizo arreglos para trabajar en otro lugar y gastó en los arreglos para lograr este fin. Pero cuando los misioneros llegaron a Serampore que pertenecía a los daneses los ingleses no los permitieron entrar en territorio controlado por ellos y aun trataron de obligar a los daneses a que los entregaran para deportarlos. Pero los daneses dijeron que no. Carey abandonó el lugar donde estaba, perdiendo el tiempo y el dinero invertido, pero no dudando de su deber. Llevaron la prensa a Serampore y allí comenzó un nuevo capítulo en la obra misionera en la India.

    El famoso trio de Carey, Marshman y Ward mantuvieron contacto con la Sociedad misionera y sus cartas e informes fueron publicados hasta que el mundo pudo ver que a pesar de que eran poca gente, por medio de la fe y la oración podrían esperar grandes cosas y esforzarse para hacer grandes cosas. Por eso, Carey se llama el “padre de las misiones modernas”, un título que jamás buscó, esperó o se hubiera imaginado. Él sabía muy bien de las labores de otros y fue animado por esas labores. Pero los logros de traducciones de las Escrituras, las conversiones que eventualmente se vieron, fueron como llamamientos a otros para servir al Señor alrededor del mundo. Carey oró para que la Sociedad Bautista pudiera enviar misioneros a África y a muchos otros lugares, y la exhortó a que lo hiciera.

    En Serampore, Carey rehusó hacerse jefe de los cinco misioneros (Carey, Fountain, Brunsdon, Marshman y Ward) e hicieron un acuerdo. Uso la descripción de Culross para explicarlo:

    Teniendo en mente el tipo de organización comunal que asumieron los cristianos moravos cuando salieron de Bohemia a causa de las persecuciones ellos también adoptaron la idea de la iglesia en Pentecostés. Decidieron constituirse como si fueran una sola familia. Tendrían un fondo común en el que realizar los ingresos. (sean cuales fueren los medios de adquirirlos), una mesa común, y un hogar común, siendo dada a cada uno una pequeña suma separada como dinero particular. Todo lo que sobraba debía de dedicarse al sostenimiento de las viudas y huérfanos y a la propagación del evangelio, bajo la dirección de los hermanos así unidos. Los misioneros debían de considerarse como iguales, y tendrían que predicar y dirigir los cultos por turnos. Establecieron turnos por los que cada uno debería de ser responsable cada mes de los arreglos y gastos domésticos. Carey fue nombrado tesorero y guardián de la caja de medicinas, y Fountain era el bibliotecario.

    El espíritu que los lideraba se ve en la “Forma de Acuerdo” que firmaron y que debería de leerse públicamente tres veces al año en cada misión.

    1. Debía preservarse vivo “un sentido profundo del valor de las almas;” considerando a las multitudes como “inmortales.”
    2. Debían esforzarse para entender bien a aquellos entre quienes trabajaban, familiarizándose con sus modos de pensar y sentir.
    3. Debían evitar todo lo que aumentara la preocupación nativa en contra del evangelio, todas las palabras y actos descuidados, y deberían prestar atención para no ser ásperos en su predicación, acordándose de que las verdaderas conquistas del evangelio son las del amor.
    4. El secreto de ser útil no consiste en estar siempre de pie; sino que debían estar alerta para usar todas las oportunidades para hacer el bien.
    5. Debían centrar en “Cristo” el asunto de su predicación; es su amor, sólo Él, es Quien que puede ganar a las almas, y no hay esperanzas sino en un ministerio de amor.
    6. Debían conquistar la confianza del pueblo.
    7. Debían cuidar de los conversos con paciencia y ternura, porque las plantas nuevas en semejante clima deben ser nutridas con afecto especial.
    8. Deben animarlos a hacer conocer el evangelio a sus compatriotas; porque “sólo por medio de los ministros nativos puede difundirse el conocimiento de la salvación en todas partes de la India; y a la vez que se forman iglesias deben escogerse pastores y diáconos de entre sus propios compatriotas aconsejándolos el misionero del distrito cuando sea necesario, pero dirigiendo sus propios esfuerzos especialmente a la extensión del evangelio y la organización de nuevas iglesias.
    9. Deben trabajar con todas sus fuerzas para hacer traducciones de la Biblia en los distintos idiomas de la India; en hacer circular estas traducciones; y en establecer escuelas gratuitas para los nativos.
    10. Y para que sean idóneos para ejercer estos ‘trabajos’ de vital importancia deben ser constantes en la oración y en el cultivo de la religión personal”.
    11. “Finalmente,” dicen, “consagrémonos sin reserva a esta causa gloriosa. Que no pensemos nunca que nuestro tiempo, nuestros dones, nuestra fuerza, nuestra familia, o aun la ropa que usamos, nos pertenecen. Santifiquémoslos todos a Dios y a su causa. ¡Oh, que nos santifique Él a nosotros para su obra! Deshagámonos para siempre de la idea de atesorar aun un centavo para nosotros o nuestros hijos. Si abandonamos la resolución que tomamos sobre el asunto del comercio privado cuando al principio hicimos nuestra unión en Serampore la misión será, desde esa hora, una causa perdida. Un espíritu mundano, disputas y toda obra mala sobrevendrán en el momento en que se admita que cada hermano pueda hacer algo de su propia cuenta. ¡Ay de aquel hombre que alguna vez haga algún movimiento hacia semejante camino!”
    Este “Acuerdo” no fue escrito sino hasta el año 1805; pero exhibe el propósito y la manera de vida a que los hermanos de Serampore se destinaron desde el principio. De haber obrado en conformidad con él desde el principio, la Sociedad en Inglaterra, podría haber impedido muchas de las molestias de los años siguientes.

    En ese año de 1800 trabajaron en la traducción del Nuevo Testamento al Bengalí, página por página. Predicaron el evangelio y el 28 de diciembre de 1800 bautizaron a Krishna Pal, un carpintero, el primer hombre convertido del hinduismo que confesó a Cristo y pidió ser bautizado, las primicias de la cosecha que esperaban.

    El 5 de marzo de 1801 la primera copia encuadernada del Nuevo Testamento en bengalí fue presentado en un culto especial. Carey había trabajado durante más de 7 años para ver esa meta realizada. La última página fue impresa el 7 de febrero. Luego vino la encuadernación y el tiempo especial de acción de gracias al Señor.

    En abril de ese año, Carey fue invitado a ocupar la posición de profesor de bengalí en un nuevo colegio llamado Fort William College en Calcuta. Bretaña estaba haciendo unas reformas, entre ellas proveyendo una buena educación con la esperanza de tener buenos líderes en el futuro.
    Sin embargo, como Carey no era anglicano no le llamaron “profesor” sino “tutor” para evitar problemas. Le pagaron bien y todo fue aportado para la bolsa común. Pronto, pusieron a Carey a enseñar en Sánscrito también. Carey continuó en esa posición de profesor durante 30 años y eso le dio de la oportunidad de trabajar en los idiomas de tal manera que antes de morir había traducido la Biblia completa en 6 idiomas, casi toda la Biblia en 3 idiomas más, el Nuevo Testamento en 21 idiomas y porciones del Nuevo Testamento en 5 otros idiomas.

    Después del bautismo de Krishna Pal, otros se convirtieron y Krishna Pal y algunos de ellos fueron enseñados y viendo sus dones, fueron enviados a predicar a otros. Las puertas estaban abiertas. Los misioneros en Serampore querían establecer un centro en el cual otros podrían aprender los idiomas y salir para predicar hasta los confines de la tierra.

    Desde 1806 hasta 1812 los deseos de los misioneros encontraron la oposición de muchos ingleses e indios, pero Dios levantó amigos bien posicionados que protegieron a los misioneros de manera que pudieron continuar sus labores.

    Durante esos años también Carey vio a Dorothy morir en diciembre de 1807. Seis meses después Carey se casó de nuevo con Charlotte Rumohr, una mujer danesa de una familia conocida, enfermiza físicamente, pero de carácter muy espiritual y experta en el asunto de los idiomas. Parece que había mucho amor entre ellos. Carey también tuvo el gozo de ver a sus hijos sirviendo al Señor, aunque Felix el mayor se apartó por un tiempo, atraído por altas posiciones con los gobernantes en diferentes lugares.

    La obra recibió un duro golpe en el año 1812, porque un fuego devoró gran parte del edificio principal de la misión en Serampore. Valiosos manuscritos, diccionarios y gramáticas de Carey perecieron y no había copias. Tuvo que comenzar de nuevo sus trabajos de todo cuanto se perdió.
    En 1813 el parlamento de Inglaterra comunicó a la compañía que controlaba la India que permitieran la entrada de misioneros y que no estorbaran sus labores. En Serampore Carey y sus compañeros comenzaron una escuela para educar a los indios, especialmente los hijos de los creyentes para el futuro de la obra cristiana. Junto con el progreso y las bendiciones llegaron también los problemas, entre los mismos misioneros y con la Sociedad. Con la muerte de los fundadores y el crecimiento de la Sociedad Misionera Bautista hubo quienes la querían controlar y dirigir. Además, algunos de los nuevos misioneros no estaban preparados para vivir como Carey y sus compañeros. Hubo conflictos, pero Carey buscó la manera más apacible para resolverlos.

    Carey perdió a su esposa Charlotte en 1821. Krishna Pal murió en 1822 y también Felix, el hijo mayor de Carey, a los 37 años de edad. El misionero veterano Ward, parte del “trio de Serampore” murió en 1823. En 1825 Carey oyó la noticia de la muerte de Ryland, el último del “trío” de los que eran los íntimos amigos de Carey (Sutcliff murió en 1814, Fuller en 1815).

    En 1823 Carey halló una buena esposa en Grace Hughes, con quien vivió hasta que él fue llamado a la presencia del Señor en 1834.

    Carey vio muchos cambios en la India. El evangelio llegó a muchas partes. Las Escrituras también. Socialmente, Carey y otros empujaron a los ingleses para que prohibieran el sacrificio de bebés en el río (costumbre que llevaban a cabo cumpliendo votos hechos por mujeres estériles que harían tal cosa si su dios les diera un hijo) y el quemar a las viudas vivas junto al cuerpo de sus esposos que habían muerto. Carey estaba muy opuesto a la esclavitud también. Pero sobre todo reconoció que solo Dios puede rescatar a los pecadores y hace eso mediante la predicación del evangelio y la obra Soberana de su Espíritu Santo.

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  • Amigos de William (Guillermo) Carey

    Amigos de William (Guillermo) Carey

    Amigos de William (Guillermo) Carey

    Notas sobre la vida y los tiempos de los hombres principales que apoyaron a Carey en su misión a la India

    Estas notas están basadas en el libro One Heart and One Soul (Un corazón y una alma) escrito por Michael A. G. Haykin, y publicado por Evangelical Press, Durham, England, 1994.

    El propósito de este estudio es examinar lo que estaba detrás de la misión de William Carey que tuvo una influencia mundial y efectos directos e indirectos hasta el día de hoy en asuntos de misiones.

    Condiciones en Inglaterra en las iglesias bautistas y otras iglesias no conformistas (presbiterianas, congregacionalistas, etc.)

    Durante los tiempos de tolerancia religiosa de Cromwell el señor protector de Inglaterra, los bautistas particulares (“calvinista”) prosperaron; sus congregaciones crecieron. Publicaron una confesión de fe en 1643 que definió ciertos puntos de vista bautista. El documento demuestra su fe en las doctrinas de la gracia. Pastores representando 7 congregaciones en Londres firmaron esa primera confesión de fe. Cuando en 1677 hicieron una nueva confesión, más completa y diseñada para mostrar su unidad con presbiterianos y congregacionalistas en muchos asuntos esenciales, había muchos más pastores firmando (incluyendo 2 que firmaron la confesión de 1643 que estaban vivos todavía). Dios había bendecido sus oraciones, celo y predicación.

    Como noto en otro lugar, esos tiempos sin rey duraron desde 1644 hasta 1660 cuando el hijo de Carlos I, Carlos II, logró sentarse en el trono de Inglaterra, como 2 años después de la muerte de Cromwell. Carlos II básicamente creía en el catolicismo romano y mediante la iglesia anglicana buscó aplastar el protestantismo y obligar a todos a presentarse en los cultos de la iglesia anglicana, aportar a la iglesia anglicana, estar en comunión con ella y conformarse a todas sus reglas. Cualquier ministro que no quiso conformarse fue despojado de su ministerio y en un día en el año 1662, 2000 ministros fueron despedidos. Muchas leyes opresivas fueron hechas para tapar la boca de todo ministro no conformista. Fueron multados, encarcelados, desterrados y hasta matados por no aceptar lo que el rey y los líderes anglicanos quisieron.

    En 1688 Inglaterra fue liberada del yugo de los pro-católicos y los protestantes William y Mary comenzaron a reinar. Una vez más había tolerancia de las reuniones y adoración de iglesias que no eran anglicanas. Sin embargo, había unas leyes pasadas por parlamento en los días de Carlos II que no fueron cambiadas. Por ejemplo, sólo los que estaban en comunión con la Iglesia Anglicana podrían ser empleados del gobierno, oficiales en el ejército o marina y maestros de escuelas reconocidas por las autoridades (“acreditadas”). Los que no eran de la iglesia oficial de Inglaterra no pudieron graduarse de las universidades de renombre como Oxford y Cambridge. También era necesario registrar los edificios donde se reunían y limitar sus actividades públicas a esos edificios. O sea, había tolerancia de la religión de otros que no eran anglicanos (como bautistas, presbiterianos, congregacionalistas, cuáqueros y otros “no conformistas”, “disidentes”, o “independientes”), pero sus libertades o derechos civiles fueron restringidos y muchas veces fueron mirados con sospecho como potenciales enemigos del estado, revolucionarios, “terroristas”.

    Esa clase de restricciones contribuyó a la rebeldía de los habitantes de las trece colonias de Inglaterra en norte América que resultó en la Declaración de Independencia en el 4 de julio de 1776 y la consecuente Revolución que tuvo éxito después de varios años de guerra (formalmente terminado en 1783).

    Este discrimen legal y social afectó a los bautistas y su crecimiento en los años del siglo 18, y no solo eso, sino el hipercalvinismo de muchos también. John Gill (cuyos comentarios todavía están disponibles) y John Brine y otros tuvieron una influencia negativa en muchos pastores e iglesias. Además, había controversias entre los bautistas que causaron problemas (por ejemplo, si era correcto cantar himnos en el culto de adoración). Las distancias entre las iglesias y los caminos feos que tuvieron que usar para visitar unos a otros limitaron el contacto y los beneficios que acompañan el compañerismo cristiano. Hay evidencias de declinación entre los bautistas. Un historiador estimó que entre 1715 y 1718 había como 220 iglesias bautistas en Inglaterra y Gales. En 1750 había un estimado de cómo 150 iglesias bautistas, y esto a pesar de lo que estaba pasando en Inglaterra.

    Comenzando en los 1730 había avivamientos en partes de Inglaterra y luego en América del norte. Los nombres de George Whitefield y los Wesleys son unos famosos asociados con ese tiempo. En las colonias los bautistas fueron afectados para bien, pero en Inglaterra por muchos años el “avivamiento” no tocó a la mayoría de los bautistas, que eran estrictos en su doctrina y sospechosos de “entusiasmo” (parecido a lo que llamaríamos “carismatismo” o “pentecostalismo” o “misticismo” en el día de hoy).

    Pero en las últimas 3 décadas del siglo 18 hubo cambios grandes entre los bautistas calvinistas (Particular Baptists). Cosas buenas sucedieron en sus iglesias en Inglaterra y en sus esfuerzos para establecer iglesias en otros países. En relación a misiones hay cuatro nombres prominentes en estos cambios: John Sutcliff, Andrew Fuller, John Ryland, hijo, y William Carey. Una contemplación de sus vidas y ministerios es edificante.

    John Sutcliff

    Sutcliff nació 9 agosto 1752 en el área de Yorkshire en el norte de Inglaterra. Sus padres eran piadosos. Criaron a sus hijos en el temor del Señor, enseñándoles de evitar malos compañeros y otras verdades útiles. Se reunieron en iglesias bautistas. El pastor que más influencia tenía en la vida de John era John Fawcett, un bautista calvinista evangélico, convertido por medio del ministerio de personas asociadas con el Gran “Despertamiento” (Avivamiento). Sutcliff fue llamado eficazmente cuando tenía como 15 o 16 años (en 1767 o 1768). Fue aceptado como miembro de la iglesia el 28 de mayo de 1769, supuestamente habiendo sido bautizado por Fawcett. Mostró un gran interés en las Escrituras, y le gustó leer. Ayudó enseñar a niños. Fawcett era su mentor y viendo los dones de un ministro del evangelio recomendó que estudiara en la única institución que existía en Inglaterra para la buena preparación de ministros bautistas (dado el discrimen contra ellos), Bristol Baptist Academy.

    En enero de 1772 John Sutcliff caminó como 200 millas hacia el sur y oeste para llegar a la ciudad de Bristol, la iglesia bautista (calvinista) Broadmead y su academia. Muchos años antes un hombre próspero dejó un fondo a la iglesia de Broadmead para que uno de sus ministros, capacitado en Hebreo y Griego, enseñara a otros en el contexto de una iglesia local para que los bautistas pudieron tener una sucesión de pastores preparados. Bautistas conocidos, como Benjamin Beddome y John Ryland, padre, habían estudiado allí y después de ellos, muchos más estudiaron. En los días de Sutcliff, el pastor y maestro principal fue Hugh Evans. Su hijo Caleb Evans ayudó y después de la muerte de su padre en 1781, Caleb fue llamado como pastor de la iglesia y principal de la Academia.

    Los estudios eran fuertes y a la vez los estudiantes tuvieron que ejercitar sus dones. Sutcliff predicó regularmente especialmente en un sitio llamado Trowbridge. Hizo amigos. Hacia el final de sus estudios, predicó en Northampton por John Ryland padre y conoció a su hijo John Ryland, el cual se convirtió en amigo hasta la muerte. Sutcliff terminó sus estudios formales en mayo de 1774.

    Es importante mencionar que Sutcliff fue introducido a los escritos de Jonathan Edwards, el gran teólogo de Nueva Inglaterra, amigo de Whitefield y testigo de grandes obras de Dios en sus tiempos. No sabemos si fue Fawcett o los Evans, pero Sutcliff leía con cuidado las publicaciones de Edwards. Luego podemos ver que quizás indirectamente podríamos llamar a Edwards el padre de las misiones calvinistas modernas, porque por sus libros ejercitó una fuerte influencia en Sutcliff, Carey y otros: en sus sermones y teología y en la publicación del diario y vida de David Brainerd.

    Después de terminar sus estudios en 1774, Sutcliff fue invitado a Shrewsbury para ministrar en la iglesia allá. Pasó unos tiempos difíciles en esa iglesia dividida y finalmente tomó el consejo de unos amigos, renunció como pastor y viajó a la ciudad de Birmingham. Ayudó allí al pastor desde enero hasta junio de 1775.

    En julio visitó por primera vez la ciudad de Olney. Los bautistas tenían un edificio en el cual 700 pudieron reunirse. Había una asistencia de cómo 300 a 400, pero hacía más de un año que no habían tenido un pastor.

    La iglesia en Olney tenía más de 100 años de historia y había pasado por varias divisiones y problemas. Por poco desapareció en un tiempo de su historia. Su último pastor, antes de cansarse de lidiar con tantos problemas pastorales, había trabajado mucho y ayudó en la organización de una asociación de esa iglesia y 5 otras iglesias bautistas. La asociación fue llamada por el nombre de esa área, Asociación Bautista de Northamptonshire. Esa asociación creció pero nunca fue muy grande, sin embargo algunos de los pastores de esa asociación fueron el instrumento de una obra misionera bautista mundial.

    Olney también era la ciudad en la cual John Newton fue cura de la iglesia anglicana desde 1764 hasta 1779. Además de las iglesias bautista y anglicana, había otra iglesia independiente, congregacional que creía en bautismo de los bebés. Sin embargo, en los días de Newton los tres pastores eran calvinistas y evangélicos. Newton no era sectario e hizo esfuerzos para tener y mantener amistad entre los pastores y sus iglesias, y vio sus deseos realizados. Había mucha paz entre los cristianos de Olney en general.

    Sin embargo, como sucede frecuentemente, los bautistas no eran fáciles. Había entre ellos algunos miembros de tendencias “híper calvinistas” y otros que todavía no estaban muy de acuerdo con el uso de himnos en el culto. Sutcliff aceptó trabajar entre ellos. Tuvo una buena relación con Newton y el otro pastor y con la mayoría de los miembros, pero tuvo que hacer frente a contiendas y otros problemas entre algunos de los miembros. Trabajó duró para tener la iglesia unida y a la larga hasta los “híper calvinistas” que habían salido volvieron.

    Por muchos años Sutcliff vivió soltero. Una mujer viuda proveyó alojamiento y él en cambio sirvió como tutor de su hijo. Ese arreglo fue idóneo. Sutcliff pudo gastar gran parte de su entrada económica en libros. Así adquirió una biblioteca excelente. Vivió de manera sencilla y estudiaba mucho.

    En 1783 produjo un catecismo para niños. Fue reconocido como muy bueno, y aceptado por muchos. Varias impresiones fueron hechas.

    En 1784 Sutcliff y sus amigos Andrew Fuller y John Ryland (hijo) hicieron una llamada a la oración. Conmovido por los escritos de Jonathan Edwards, después de un sermón predicado por Fuller en una reunión de la asociación, Sutcliff exhortó a las iglesias que una vez al mes celebraran una reunión para orar por el avivamiento de verdadera religión y la extensión del reino de Cristo en el mundo. Las iglesias de la asociación tomaron en serio este llamamiento a la oración (un llamamiento hecho también por medio de una hoja impresa). Este llamamiento fue conocido por otros pastores e iglesias en otros lugares fuera de la Asociación y muchas otras iglesias bautistas y no bautistas también establecieron un tiempo mensual para pedir por estas cosas.

    No nos sorprende saber que había un avivamiento de las iglesias bautistas y la extensión de sus enseñanzas y metas, y después la formación de la Sociedad Misionera en 1792. Como Sutcliff dijo una vez, Cada vez que llega un avivamiento de religión (cristiana) deseado por mucho tiempo, seguramente será efectuado por un derramamiento abundante del Espíritu Santo. Hay razones para creer que este evento bendito será precedido por o su acercamiento evidenciado por un espíritu de oración entre las iglesias. El deseo de ver a Dios glorificado en sus propias vidas y en el conocimiento de su nombre en el mundo era muy fuerte y se ve en la dependencia de El expresada en la oración constante.

    Todos los pastores unidos en la Asociación Northamptonshire participaron con Sutcliff en ese esfuerzo, pero había dos de esos pastores que eran muy amigos de Sutcliff: John Ryland hijo y Andrew Fuller. William Carey no era pastor ordenado todavía, ni parte del grupo original, pero pronto estaba asociado con ellos en la asociación y en el compromiso de orar regularmente.

    Miremos brevemente a unos datos sobre las vidas de los amigos de Sutcliff.

    John Ryland (hijo)

    John Ryland nació en 1753 (¿29 enero?) en Warwick. Su padre, John Ryland, era pastor de una iglesia bautista calvinista, un hombre conocido en y fuera de los círculos bautista, amigo de hombres bautistas como John Gill y Abraham Booth, y de hombres no bautista como George Whitefield y John Newton.

    John Ryland hijo, el amigo de Sutcliff, Fuller y Carey, fue criado en un ambiente piadoso y de buena preparación educacional. Se dice que cuando tenía 5 años solamente citó el Salmo 23 en hebreo por un amigo de su papá. Antes de tener 12 años sabía latín, había leído Génesis en hebreo como 5 veces y había leído el Nuevo Testamento en griego.

    Cuando tenía catorce años tuvo una gran preocupación en cuanto a su condición espiritual. El 8 de septiembre de 1767 oyó a Whitefield predicar y 5 días luego fue bautizado por su padre en el río Nen. Con todo, parece que luchaba con dudas sobre su salvación hasta mayo del año 1768 después de haber oído a su padre predicar dos sermones diferentes. El Señor los bendijo para mucho bien en su vida.

    Tuvo la oportunidad de conocer los amigos de su padre. John Newton tenía un interés especial en John hijo y hay una colección de unas cuantas cartas que Newton le escribió, corrigiendo, animando, exhortando al joven en quien vio mucho potencial para bien.

    Ryland comenzó a predicar cuando tenía 17 años de edad. Desde 1771 ayudó a su padre en la escuela que mantenía en Northampton. En 1781 fue ordenado en la iglesia bautista College Lane de Northampton para servir como pastor con su padre, y después de su padre aceptar servir en otro lugar en 1786 entonces John siguió allí como pastor principal, hasta 1793 cuando aceptó servir como pastor en la iglesia bautista Broadmead en Bristol y como tutor principal en la Academia.

    Los Ryland conocieron a William Carey en el año 1983 cuando Carey fue persuadido de la enseñanza bíblica sobre el bautismo y quiso bautizarse conforme a las Escrituras. Carey buscó y consultó con John Ryland padre sobre el asunto. El padre tenía 60 años de edad en aquel tiempo y refirió el caso a su hijo. Sin tener idea alguna de los planes del Señor, John bautizó a Carey en el río Nen, el domingo 5 de octubre a las 6 de la mañana.

    La iglesia donde servía en Northampton fue nutrida y Ryland predicó el evangelio en muchos otros lugares alredor también.

    Ryland cooperó con Sutcliff y Fuller en el llamamiento a la oración y luego en la organización de la sociedad bautista para misiones y la gran empresa de enviar misioneros a otros países, comenzando con la India.

    Andrew Fuller

    Fuller nació el 6 de febrero de 1754 en Wicken, Cambridgeshire, Inglaterra. Sus padres eran creyentes, miembros de una iglesia bautista. Parece que ellos, como los padres de Sutcliff, cuidaban de su crianza.

    Habiendo sido compungido de sus pecados y temeroso en cuanto a su salvación, tuvo muchas luchas en el ambiente hipercalvinista de su iglesia, pero a la larga el Señor triunfó por su palabra y en noviembre de 1769 conoció paz con el Señor, teniendo 15 años de edad. En marzo de 1770, vio un bautismo y deseó obedecer a su Señor de esa manera de modo que como un mes mas tarde fue bautizado. Pronto después Dios probó su fe cuando unos jóvenes del lugar se mofaron de él porque había sido “sumergido”. Dios le dio la gracia de aceptar tal oposición y aun desear el bien eterno de los que hicieron eso.

    Desde su conversión Fuller amó a los hermanos y comunión con ellos. Un hombre de cómo 40 años de edad, bautizado con él, muy piadoso y estudioso, era buen amigo y le introdujo a unos buenos libros y también el pastor de la iglesia. Pero la paz de la iglesia fue interrumpida porque Fuller criticó a un hermano que tuvo problemas serios con el alcohol y se embriagaba. Ese hombre dijo que no tenía poder para corregir el problema. La iglesia disciplinó al borracho, pero se dividió sobre una pelea doctrinal que resultó como consecuencia y el pastor se fue.

    Después el amigo de Fuller enseñaba regularmente en la iglesia, pero no como pastor. Una vez ese amigo tuvo un accidente un domingo por la mañana y dijo a la gente que Andrew podría enseñar. Después de eso sintió un interés en enseñar, pero hasta 1774 no enseñó mucho. En 1774 la iglesia misma le empujó hacia el ministerio y finalmente en 1775 fue ordenado en la iglesia de Soham, en la cual había sido criado desde 6 años de edad. Sirvió en Soham hasta 1782 y luego en Kettering hasta su muerte en 1815.

    Fuller siempre consultaba su Biblia en todo y pensaba profundamente sobre todo tema presentado. En el día de su ordenación en Soham, Robert Hall, un pastor bautista conocido participó en la ordenación de Fuller. Durante la ordenación preguntaron sobre como vio los asuntos doctrinales envueltos en el problema que dividió la iglesia. Oyeron la explicación de Fuller basado en unas enseñanzas de John Gill y estaban satisfechos, pero después el pastor Hall recomendó que leyera el libro de Jonathan Edwards sobre la libertad de la voluntad (albedrío) humana. Fuller nunca había oído de Jonathan Edwards o de ese libró. Le confundió con un John Edwards y leyó otro libró y no entendió la relación con los asuntos que salieron durante la ordenación. Luego descubrió su error y leyó el libro de Jonathan Edwards. El y Carey, Ryland y Sutcliff, todos aceptaron la distinción de Edwards entre una incapacidad moral y una incapacidad “física” o “natural” y con ese argumento hicieron frente al hipercalvinismo de sus tiempos.

    Fuller leía los libros que pudo conseguir o tomar prestado, pero no tenía las ventajas de Sutcliff y Ryland. Al principio leía mayormente los escritos de los bautistas Gill y Bunyan y Brine. Leyó el libro de Gill sobre las doctrinas de la gracia The cause of God and Truth (La causa de Dios y de la verdad) y su libro de teología A Body of Divinity (Un cuerpo de divinidad, o sea teología). Observó que había una diferencia entre Bunyan y Gill en lo que se llama la “oferta” del evangelio o salvación a todos. Gill predicó el evangelio pero no de la misma manera que Bunyan la había predicado. Pero como Fuller no pudo armonizar la elección y la predestinación con tal clase de predicación como la de Bunyan, concluyó que Gill tenía más luz y que Bunyan se había equivocado en ese asunto.

    Luego, Fuller tuvo la oportunidad de leer otros escritos y se dio cuenta de lo que la Biblia enseña. Como resultado hizo un estudio profundo y bíblico que resultó en la publicación (primera edición en 1785) de un libro llamado The Gospel Worthy of all Acceptation mostrando los errores del hipercalvinismo en su manera restringida de predicar el evangelio en el cual estaban exigiendo que una persona tuviera evidencias de su elección para que pudiera creer en Cristo. Esto no hicieron en tantas palabras, pero práctica e implícitamente eso es lo que estaban haciendo. Para algunos hipercalvinistas solamente los “pecadores sensibles” (o sea, sensibles de sus pecados) fueron invitados a Jesús, pero el “pecador sensible” es aquel en el cual Dios está obrando porque es uno de sus escogidos. Unos cuantos hipercalvinistas creyeron que el arrepentimiento y la fe no fueron deberes de todos, sino solamente de aquellos llamados eficazmente por el Espíritu Santo.

    Una vez que Fuller y Sutcliff y Ryland conocieron los unos a los otros (en 1776) y se dieron cuenta que cada uno había tenido luchas con el hipercalvinismo en años anteriores, sus almas se unieron y ayudaron grandemente los unos a los otros. Sutcliff y Ryland y Robert Hall leyeron el manuscrito de Fuller sobre El evangelio digno de toda aceptación y le instaron que lo publicara. Fuller no quiso porque sabía que iba a traer controversia, pero se sometió al consejo de otros hombres de Dios.

    La liberación del hipercalvinismo (o del “calvinismo falso” como Fuller lo llamó frecuentemente) y la aceptación del calvinismo evangélico, visto en la fe de hombres como Bunyan y Owen y Whitefield y muchísimos otros, trajo como consecuencia más proclamación del evangelio en los lugares de su ministerio y finalmente en la proclamación en otros lugares del mundo.

    Ninguno de estos hombres dejó su fe en la gracia soberana de Dios, en lo que se llama las doctrinas de la gracia o el calvinismo. Nunca se avergonzaron de esas verdades y fueron grandes oponentes al arminianismo. A la vez, Fuller declaró su creencia en que había gente regenerada tanto entre los arminianos como entre los hipercalvinistas, porque, como él explicó, había hombres santos que tenían principios espirituales arraigados en su ser mientras que tenían a la vez opiniones flotando en sus cabezas que nunca afectaron la práctica (Memoir, Pág. 16).

    Antes de seguir, quisiera observar 2 cosas. Primero, cuán bueno es la comunión con otros hermanos que han experimentado la gracia de Dios. Para Sutcliff y Ryland y Fuller su amistad trajo mucho bien a su vida. Después de la instalación de Fuller como pastor en Kettering (comenzó a servir en 1782 y fue ordenado en 1783) tuvieron mucho más contacto porque estaban más cerca geográficamente.

    Segundo, vemos en el caso de estos tres pastores amigos que los tres fueron criados en hogares de cristianos piadosos. No eran de la iglesia oficial, sus hijos no fueron bautizados como bebés sino criados en iglesias bautistas particulares (“calvinistas”), enseñados el evangelio, aunque Ryland y Fuller estaban bajo fuertes influencias de hipercalvinismo. Pero vieron su necesidad de salvación y fueron atraídos a Jesucristo por la obra salvadora de Dios en sus vidas cuando eran adolescentes: Ryland a los 14 años; Fuller convertido a 15 y bautizado a 16; y Sucliff, convertido a 15 o 16 años de edad (no hay mucha información precisa en su caso) y bautizado como a 16 años (como se supone, porque fue aceptado como miembro de la iglesia en mayo de 1769, no teniendo 17 años de edad todavía).

    Estos son los hombres que fueron unidos en la Asociación Bautista de Northamptonshire, junto con otros pastores de iglesias bautistas conocidas como calvinistas. Estos son los hombres que hicieron un compromiso de orar unidos regularmente en tiempos establecidos “por el avivamiento de verdadera religión y la extensión del reino de Cristo en el mundo” y cumplieron con gozo.

    Hacia el fin de 1784 Sutcliff fue invitado por la iglesia bautista de Earls Barton para que los aconsejara en el llamamiento e instalación de un pastor. La iglesia tenía interés en un hombre joven llamado William Carey que desde 1782 había predicado por ellos regularmente cada 2 semanas.

    Sutcliff visitó al sitio temprano en el año 1785, predicó a ellos y habló con Carey. Como Carey era miembro de una iglesia floja en algunos sentidos, Sutcliff le aconsejó que se uniera con una iglesia sólida para continuar su ministerio como parte de una iglesia bautista sana en la fe.

    Carey oyó el consejo y pidió unirse a la iglesia bautista en Olney con Sutcliff como su pastor. Carey había predicado con la bendición del Señor en otros lugares, pero la primera vez que predicó delante de esa iglesia de Olney, en un edificio que podía acomodar a 700 personas, la predicación fue tan pobre que la iglesia no pudo ver los dones de un pastor. No obstante, con el consejo y apoyo de ellos, siguió predicando en Earls Barton y también en un pueblo llamado Moulton.

    Carey se había mudado a una aldea llamada Moulton en marzo de 1785 para abrir una escuela y seguir su oficio. Allí había una pobre iglesia bautista bien cerca de su casa. El edificio de ellos estaba muy deteriorado y también el ánimo y condición de los miembros. Carey predicó y ayudó a ellos en los domingos cuando no estaba en Earls Barton y en otros tiempos. Había unas conversiones, se animaron de nuevo los pocos creyentes de manera que ellos también quisieron que Carey fuera su pastor.

    En el verano de 1786 Carey predicó otra vez en Olney y esa vez la iglesia estaba satisfecha y le comisionó a predicar a “dondequiera que Dios en su providencia le llamaría”, así reconociendo sus dones para predicar.

    Con dos iglesias pidiendo su ayuda Carey consultó con Sutcliff. Decidió entonces aceptar la invitación de la iglesia de Moulton donde vivía. Fue ordenado al ministerio 1 agosto 1787. Había como 20 ministros presentes y John Sutcliff de Olney, Andrew Fuller de Kettering y John Ryland (hijo) de Northampton participaron de manera especial.

    Desde el tiempo de su ordenación Carey tuvo más oportunidades de reunirse con los tres amigos y conocerles. Se formó una gran amistad entre los cuatro. Estaban unidos en los tiempos señalados para oración en las iglesias en las cuales cada uno servía.

    Carey tenía gran interés en la condición de los paganos en el mundo y leía cada cosa que podía obtener sobre la condición espiritual de las naciones. Estaba persuadido que el uso de medios para buscar la conversión de los perdidos en todo lugar era una obligación perpetua de las iglesias del Señor Jesucristo. Las iglesias estaban orando por la extensión del reino del Señor en el mundo entero, pero ¿no tenían una obligación de hacer algo más que orar y esperar? Carey creía que sí y habló con todos sus amigos por separado y aun propuso que consideraran el tema en una de las reuniones de la asociación.

    Además, con la aprobación de sus amigos trabajó en un panfleto sobre el asunto. Se llama “Una investigación sobre la obligación de los cristianos de usar medios para la conversión de los paganos”. Es reconocido como una presentación clásica del argumento para las misiones. Había cinco (5) secciones: la primera trató los argumentos usado contra la obligación; la segunda dio una historia de misiones en el mundo; la tercera contenía datos sobre la condición del mundo; la cuarta contestó las objeciones prácticas presentadas por la gente; finalmente, los medios necesarios, comenzando con la oración y dependencia conciente del Señor porque sólo El puede salvar a cualquier persona y sin El toda labor es en vano.

    Carey había oído muchos argumentos en contra y había recibido reprensiones por algunos. Algunos de los que andaban en hipercalvinismo le llamaron “arminiano”. Por ejemplo, una vez Ryland le invitó a predicar en la iglesia de Northampton y algunos no quisieron oírle y otros criticaron su mensaje injustamente según la lamentación de Ryland. Supuestamente fue el padre de Ryland que en una reunión de algunos de la Asociación dijo a Carey: “Siéntate joven, cuando Dios quiere salvar a las naciones lo hará sin tu ayuda o la mía”. Hay varias versiones de lo que pasó y no podemos estar seguros. El hijo de Ryland dijo que no se acordó de haber oído a su padre decir tal cosa. Pero sabemos que había oposición.

    Los tres amigos simpatizaron mucho con Carey y sus deseos. Todos continuaron orando con sus iglesias “por el avivamiento de verdadera religión y la extensión del reino de Cristo en el mundo”.

    En el año 1791 había una reunión de los pastores de la Asociación. Sutcliff y Fuller habían sido seleccionados para predicar. Sutcliff predicó un sermón sobre “Celos por el Señor” basado en 1 Reyes 19:14. Los que oyeron fueron tocados profundamente. El sermón fue publicado junto con el sermón que Fuller ese mismo día en la reunión. Fuller predicó sobre la “Influencia perniciosa de postergar” basado en Hageo 1:2. Después de oír los mensajes y viendo la reacción de los pastores Carey los instó que hicieran algo para realizar misiones entre los paganos. (El mismo tenía deseos de servir, especialmente en Tahiti en el Mar Pacífico, habiendo leído tanto sobre esa isla en los escritos de Capitán Cook.) Todos sintieron su pequeñez, pobreza y limitaciones y Sutcliff dijo que era necesario tener cuidado y no apresurarse. Lo positivo que salió de la reunión fue el apoyo que dieron a Carey para que publicara la “Investigación…”

    En mayo de 1792 en la reunión de la asociación Carey predicó su sermón famoso sobre Isaías 54:2-3 con el bosquejo simple de dos puntos: Espera grandes cosas y ensaya (o, esfuérzate para hacer) grandes cosas (en inglés: Expect great things; attempt great things). Los pastores fueron conmovidos. Sin embargo, estaban a punto de cerrar la reunión sin tomar ninguna decisión, cuando Carey suplicó a Fuller y Fuller persuadió al moderador que todos consideraran el asunto de formar una sociedad para misiones. Aprobaron que un plan fuera presentado en la próxima reunión en octubre. Carey estaba seguro que la sociedad sería formado y quiso ser el primer donante prometiendo dar a la sociedad lo que recibiera de la venta de su ya publicada “Investigación…”.

    En octubre de 1792 nació la “Sociedad de bautistas particulares para la propagación del evangelio entre los paganos” (inglés: Particular Baptist Society for the Propagation of the Gospel among the Heathen). Los “miembros” hicieron promesas de contribuciones y lo que recibieron ese día y las notas de las promesas de 13 hombres fueron colocadas en una caja de tabaco vacía que pertenecía a Fuller. La caja fue decorada con un dibujo de la conversión de Saulo de Tarso en la tapa.

    El primer nombre en la lista de donantes es el de Ryland quien prometió 2 libras (esterlinas) y 2 chelines a la causa. El segundo nombre fue el del pastor Reynold Hogg por la misma cantidad; los nombres de Fuller y Sutcliff siguen con promesas de 1 libra y 1 chelín cada uno; y después hay 9 nombres más. Once de los 13 eran pastores. Sus iglesias no tenían grandes recursos económicos; los sueldos de los pastores eran bajos. Uno de los pastores presente en la formación de la sociedad fue Samuel Pearce, hombre piadoso, tremendo predicador, de buen nombre. Era pastor en la iglesia bautista de Birmingham, y esa iglesia pertenecía a otra sociedad. Estaba presente porque fue invitado por ellos para que predicara. Pearce también era de un solo corazón y una sola alma con Carey, Fuller, Ryland y Sutcliff. Dentro de poco pudo traer un regalo de 70 libras de su iglesia para la obra misionera.

    El comité ejecutiva de la Sociedad fue: Ryland, Carey, Fuller (secretario), Sutcliff y Hogg (tesorero). Luego Hogg tuvo que renunciar como tesorero porque no tenía tiempo, pero Fuller continuó como secretario hasta su muerte en 1815. Un amigo de Fuller le llamó un “mártir de la misión”.

    Habían hecho un comienzo. Ahora, ¿a quién enviar? Conocieron a un hombre, John Thomas, un médico, que había servido como “misionero” en Bengali en la India. Sabía el idioma. Quiso volver y llevar con él un compañero. En enero de 1793 Thomas visitó la Sociedad Bautista y después de oírle Carey se ofreció como voluntario de acompañar a Thomas a la India. La Sociedad dio su apoyo y buscó la cooperación de otras iglesias e individuos. Decidieron que debieron salir en abril de ese año.

    Antes de la salida de Carey, él llamó aparte a Fuller, Ryland, Sutcliff y Pearce y entró en un pacto con ellos. El iba, pero quiso que prometieran solemnemente nunca dejar de orar por él o abandonar la amistad. Fuller luego usó la figura, Carey iba a descender a la mina y ellos iban a sostener las sogas. Así prometieron y así cumplieron. Parece que eran de un solo corazón y una sola alma.

    La compañía que representó los intereses de Inglaterra en la India no permitía a misioneros. Cualquier persona que quiso ir necesitaba permiso, una “licencia”. Thomas y Carey enfrentaron muchos contratiempos y por un tiempo pareció que su salida en 1793 sería imposible. Fue un tiempo difícil para todos, anticipando la vergüenza de ver sus planes frustrados y anticipando la crítica de muchos y el efecto en sus deseos y planes. Pero el Señor obró en su providencia y salieron en junio, llegando en noviembre, 1793.

    Sutcliff recibió su primera carta de Carey el 29 de julio de 1794 (escrito por Carey el 3 de enero). Vemos el problema que enfrentaron en enviar y recibir correspondencia. Inglaterra y Francia estaban batallando y se complicó la situación aun más por eso. Muchas veces las situaciones habían cambiado durante el tiempo entre cartas y lo dicho o aconsejado no tenía aplicación.

    Cuando Carey se ocupó en el trabajo de supervisar una plantación de índigo, había preocupación de que no estaba realmente atendiendo a la meta y misión principal, aunque Carey siempre quería ver a toda misión sosteniendo a sí misma lo más pronto posible. También Carey siempre tenía mucho interés en plantas y pedía frecuentemente que le enviaran herramientas agrícolas y semillas, plantas y pedazos de plantas cortadas de manera que sirvieran para sembrar en la India. Sutcliff cuyo deleite fue estudiar no pudo simpatizar mucho con ese “pasatiempo” de Carey. Prefirió enviarle libros más que plantas.

    Los amigos de Carey cumplieron su promesa y cada uno fue fiel hasta la muerte. Pearce murió joven, pero los otros tenían más de 20 años de amistad antes de morir. Todos murieron antes de Carey. La fidelidad de ellos se nota en la gran cantidad de cartas enviadas unos a otros. Gracias al Señor muchas de esas cartas fueron preservadas.

    La fidelidad se ve de maneras prácticas porque buscaron otros obreros para enviar a los mieses. Enviaron a John Fountain primero; luego, en 1799 enviaron a Ward, Marshman, Brunsdon y un hombre llamado Grant que murió poco después de llegar. De estos, los tres que trabajaron unidos y productivos por muchos años fueron Carey, Ward y Marshman, llamados a veces el “trio de Serampore”.

    A través de los años suplieron otros hombres y materiales, aunque una vez allí Carey buscó cómo pudieron sostener a sí mismos y no depender de fondos de afuera. Los que vinieron luego no trabajaron con la misma armonía de Carey, Ward y Marshman, pero el evangelio fue proclamado más y más.

    Además de su interés en la India la Sociedad buscó entrar en otros lugares, por ejemplo, en Africa. También, en Inglaterra las iglesias bautistas calvinistas experimentaban bendiciones de conversiones, aumento de miembros y crecimiento espiritual; como si fuera un pequeño avivamiento. Parece que su interés en la conversión de los paganos de otros países iba acompañado de un interés en la conversión de sus prójimos.

    Podemos leer de lo que Dios hizo por medio de Carey, y fue mucho, pero debemos reconocer que Dios usó sus amigos y su apoyo también para que todo fuera realizado. Necesitamos trabajar unidos en la obra del Señor.

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  • Biografía: Charles Haddon Spurgeon: contendiendo por la fe

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    Charles Haddon Spurgeon: contendiendo por la fe

    La palabra de Dios nos dice que Jesucristo ha dado dones a su pueblo (Efesios 4:11ss). Estos hombres de Dios, dones de Jesucristo a su pueblo, son nuestros, dijo Pablo a los corintios: Así que nadie se jacte en los hombres, porque todo es vuestro: ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios (1 Cor 3:21-23, LBA). Hay que imitar lo bueno y correcto que vemos en los siervos del Señor (véase 1 Corintios 4:16-17; Hebreos 13:7).

    Entre los hombres escogidos que Cristo ha dado a su pueblo encontramos a aquellos que escribieron buenos libros. Esos siervos de Dios son conocidos todavía por sus escritos. Hay otros siervos de Él de los cuales sabemos algunas cosas por unas historias preservadas. Damos gracias al Señor por fieles historiadores y por los siervos del Señor que, además de predicar y pastorear, dejaron escritos útiles.

    Entre los muchos hombres de Dios que vemos como un gran don a su iglesia quisiera señalar a uno muy conocido y admirado por muchos de nosotros. Su nombre es Charles Haddon Spurgeon y a pesar de haber muerto en enero de 1892, es conocido todavía entre cristianos en toda parte del mundo. Cientos de sus sermones y libros están disponibles, muchos de ellos español. Hay también biografías disponibles, algunos enfocando aspectos especiales de su vida y ministerio, como hace el señor Murray en el libro, Spurgeon: un príncipe olvidado.

    Me toca presentar en esta noche unos aspectos selectivos de la vida y ministerio de Spurgeon. Hay mucha información disponible sobre Spurgeon. Por ejemplo, hay una autobiografía, a la cual su esposa y otros colocaron materiales, que fue publicada en 4 tomos. No tengo esos 4 tomos, pero están disponibles. Estandarte de la Verdad publicó una edición de 2 tomos (en inglés) de selecciones de esos 4 tomos. Además hay unas anécdotas y cosas sobre su vida que se pueden notar en algunos sermones y en algunos de los libros. Sus creencias y convicciones bíblicas están claras en todo lo que predicó y escribió.

    Observamos que hay ciertos dones especiales en la vida de muchos conocidos siervos del Señor. Muchos no tenemos tales dones. Además hay obras de la providencia que son especiales y peculiares, hechas por el Dios soberano en la vida de cada uno que son para él que las experimenta. Estas cosas peculiares existen en la vida de cada individuo. Pero hay cosas que todos los cristianos tenemos en común. Por eso hay cosas que vemos en los siervos de Dios, algunas gracias que todo cristiano puede tener y debe imitar.

    En el caso de Spurgeon vamos a ver como Dios obró de una manera especial en él y vamos a ver las cosas que podemos aprender e imitar, entre ellos lo que vemos en Judas 3, Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo: Misericordia, paz y amor os sean multiplicados. Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos.

    El deber de contender ardientemente por la fe es un deber de todos los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo, o sea, es un deber de toda persona salva por la gracia y la misericordia de Dios, de todo aquel que comparte la “común salvación”, de toda persona que necesita que la misericordia y paz y amor le sean multiplicados. Spurgeon cumplía ese deber y podemos observar la gracia de Dios operando en él y anhelar y buscar y seguir esa misma gracia.

    Por supuesto, nadie puede contender por la fe si no conoce la fe, y nadie puede conocer la fe sin un conocimiento de la Palabra de Dios y la iluminación del Espíritu Santo. Vamos a ver como Spurgeon recibió esas bendiciones.

    Spurgeon nació el 19 de junio de 1834 (10 días después que Guillermo Carey murió). Nació en el condado de Essex, un condado que tenía fama porque había tantas iglesias “no conformista” (o sea, no de acuerdo con la Iglesia de Inglaterra, la oficial). El padre de Spurgeon (John) era un hombre de negocios y pastor de una iglesia no-conformista, y la madre de Spurgeon era una mujer piadosa. El abuelo de Spurgeon también era pastor de una iglesia no-conformista. No eran bautistas y Spurgeon fue “bautizado” cuando bebé. Pero, Spurgeon nunca dudó de la salvación y piedad de sus padres y abuelos, y aun después de seguir la fe como bautista, mostró mucho amor a ellos.

    Spurgeon tuvo catorce meses cuando fue llevado por los abuelos paternos. Pasó los próximos seis años de su vida criado por ellos y una tía, hermana menor de su padre, que todavía vivía con ellos. No podemos estar seguros porque eso sucedió: quizás por la juventud de su madre y/o la llegada pronto de otro bebé y/o motivos económicos. Lo que sabemos es que el arreglo fue bendito para su bien. Se nota que había mucho amor y respeto hacia los abuelos y los padres. En la casa de sus abuelos Spurgeon aprendió a leer y llegó a poder leer la Biblia en el tiempo del culto familiar. Por la providencia de Dios Spurgeon amaba los libros y la lectura y la situación con el abuelo pastor figura en eso. Fue criado en un ambiente en el cual la Biblia tenía un lugar especial y Spurgeon no dudaba de eso. Además, parece que su abuela pasó mucho tiempo con él y vio y oyó muchas cosas en la casa pastoral que despertaron su interés.

    No cabe duda que Spurgeon era precoz y atrevido. Hubo un momento cuando se enteró de un miembro de la iglesia de su abuelo que estaba bebiendo indebidamente en la taberna del pueblo y causando dolor al corazón de su abuelo. Fue y le halló y le reprendió de tal manera que el hombre se arrepintió.

    Al volver a la casa de sus padres, estudiaba con dos o tres maestros, pero el que más le ayudó fue un hombre llamado Leeding. Bajo su tutoría Spurgeon dominaba bastante bien el latín y geometría entre otras cosas. Cuando tenía como 14 años su padre le envió a un colegio, junto con su hermano menor. Un tío de ellos era el principal. Los maestros eran mayormente anglicanos, aun oficiales de la iglesia anglicana. Había 2 incidentes interesantes que sucedieron durante ese tiempo, y uno de ellos tenía efectos duraderos en su vida personal.

    Spurgeon era muy buena en la matemática y una vez descubrió un error en unos cálculos de su tío. Hizo la corrección frente a la clase y el tío decidió que sería mejor que estudiara aparte, aunque con una tarea de hacer unos cálculos. Así que Spurgeon pudo estudiar solo, debajo de un árbol y los cálculos que hizo fueron entregados por su tío a una compañía de seguros que los usaba por varios años.

    Otro incidente tuvo efecto duradero en su vida porque influyó profundamente en su decisión de ser bautista. Estaba en una clase de religión con un clérigo anglicano y el clérigo entró en una discusión con él sobre el bautismo. Como resultado, Spurgeon, después de estudiar el tema para poder contestar al clérigo, decidió que si la gracia divina obrara en él, entonces sería bautizado. (Véase la conversación interesante traducida por Allan Román en Otro peregrino, páginas 39-42).

    Todo esto demuestra como Spurgeon aun antes de su conversión tenía una conciencia dominada por las Escrituras y luego vemos que estaba dispuesto a sufrir reproches y aun necesidades por sus convicciones.

    Después de un año en el colegio Spurgeon fue ofrecido la oportunidad de asistir en una escuela en la ciudad de Newmarket y a la vez continuar estudiando. Llamaron tal posición la de “ujier”. El padre de Spurgeon estaba de acuerdo y a 15 años de edad Spurgeon comenzó esa etapa de su vida. He leído que Spurgeon pudo estudiar algo de griego y me parece que fue en aquel lugar.

    Spurgeon hacía su trabajo y estudiaba, pero se sintió perdido. No tenía paz. Se sintió un gran peso encima, como el peregrino de Bunyan. Asistía la iglesia pero parece que en Newmarket no había muy buen ministerio para que se salvara. Allí conoció a una mujer, Mary King, la cocinera en la escuela, que era de los bautistas estrictos o particulares. Era un aficionado de un predicador llamado J C Philpot y leía sus sermones que trataban de lo que algunos llamarían “calvinismo experimental”. Ella y Spurgeon tenían muchas conversaciones sobre las doctrinas de la gracia, muy provechosas y Spurgeon dijo que aprendió sus primeras lecciones en teología de ella, y otras cosas prácticas sobre cómo sobrevivir en un sitio donde no hay buena predicación. Spurgeon entendió la elección y predestinación pero no creía que estaba bien con el Señor y estaba pasando por mucha tribulación del alma. Dijo que había 10 caballos negros arrastrando un arado muy afilado por su corazón – los diez mandamientos y la justicia de Dios.

    Estaba en esa condición de sufrimiento espiritual cuando le tocó unas vacaciones al final del año 1849. Fue a la casa de sus padres en un sitio llamado Colchester y decidió visitar varias iglesias. El primer domingo de 1850 el tiempo fue muy malo, tanto que Spurgeon no fue con su padre ni tampoco al pueblo en sí, sino visitó una capilla cercana de metodistas primitivos. Había muy poca gente. Por el mal tiempo el pastor no llegó y tocó a un hermano dar un mensaje.

    Cito ahora a Rodríguez y García (ASRG) y al señor Dallimore (AD) para que sepamos lo que pasó cuando, por el mal tiempo, Spurgeon visitó esa capilla:

    Al fin, un hombre de apariencia muy delgada, subió al púlpito, abrió la Biblia, y leyó las palabras: «Mirad a mí todos los términos de la tierra y sed salvos». (ASRG) Ni siquiera pronunciaba las palabras correctamente, dice Spurgeon, pero eso no importaba: pensé que en ese pasaje había un rayo de esperanza para mí. (AD)

    El predicador comenzó de esta manera: “Este versículo es de lo más sencillo; dice: ‘Mirad’. La verdad es que mirar no cuesta mucho trabajo. No es como levantar el pie o el dedo; es simplemente ‘mirar’. Bueno, no hace falta ir a la universidad para aprender a mirar: uno puede ser tonto de remate y, sin embargo, mirar. No hace falta tener una renta de 1000 libras al año para mirar. Todo el mundo puede mirar; hasta un niño puede mirar. (AD)

    Pero luego, el versículo dice: ‘Mirad a mí’. ¡Ay!, exclamó… Muchos de ustedes se estarán mirando a sí mismos; pero de nada vale mirar ahí. Jamás hallarán consuelo en ustedes mismos. Algunos dice: ‘Mirad a Dios Padre?. ¡No, a El mírenlo más adelante! Jesucristo dice: ‘Miradme a Mí’. Algunos de ustedes dirán:’Debemos esperar a que el Espíritu obre’. Ahora mismo no se trata de eso: miren a Cristo. El testo dice: ‘Mirad a mí’. (AD)

    Luego aquel buen hombre siguió con su versículo diciendo lo siguiente: “Miradme a mí: estoy sudando grandes gotas de sangre. Miradme a mí: estoy colgado de la Cruz. Miradme a mí: estoy muerto y sepultado. Miradme a mí: resucito. Miradme a mí: asciendo al Cielo. Miradme a mí: estoy sentado a la diestra del Padre. ¡Pobre pecador, mírame a mí, mírame a mí!”. (AD)

    Tras haber […] logrado extenderse durante diez minutos, poco más o menos, estaba en las últimas; pero luego miró hacia mí, sentado debajo de la galería, y supongo que con tan pocas personas presentes, supo que era un extraño. (AD)

    Entonces, fijando en mí sus ojos, como si conociera por entero mi corazón, dijo: “Joven, pareces muy desdichado”. En verdad lo era; pero no estaba acostumbrado a que se hicieran comentarios acerca de mi aspecto personal desde el púlpito. Sin embargo, aquel fue un golpe certero que me alcanzó de lleno. Luego siguió diciendo, “Y siempre serás desdichado – desdichado en la vida y desdichado en la muerte – si no obedeces al versículo que he escogido; pero si lo haces, ahora, en este momento, serás salvo”. Y levantando las manos gritó como solo es capaz de hacerlo un metodista primitivo, “¡Joven, mira a Cristo! ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira! ¡No tienes más que mirar y vivir!”. (AD)

    Y en ese momento vi el camino de la salvación, ¡Oh! ¡Cómo salté de gozo en aquel momento! No sé si otra cosa dijo. No presté mucha atención, tan poseído estaba por aquella sola idea. Cuando la serpiente fue levantada en el desierto, el pueblo sólo tenía que mirar para curarse. Yo estaba esperando para hacer lo que correspondiera, pero cuando oí esta palabra, «mira», ¡qué agradable me pareció! Oh, miré hasta casi saltárseme los ojos y en el cielo seguiré mirando en mi indecible gozo. (ASRG)

    ***
    En 1979, en la primera edición de Heraldo de Gracia, escribí lo siguiente:

    “En abril de 1854 aceptó pastorear una iglesia bautista en Londres. El edificio en el cual se reunieron tenía capacidad para 1,200 personas. Sin embargo, sólo alrededor de 200 personas se reunían. Pasado apenas un año, el edificio se llenaba completamente de personas, por lo que se vieron obligados a mudarse de un lugar a otro hasta que construyeron el Tabernáculo Metropolitano, el cual fue dedicado en el año 1861. En el Tabernáculo, Spurgeon predicó por 31 años a una congregación de más de 5.000 personas. Sus sermones fueron enviados a todas partes del mundo, y muchos periódicos los publicaron regularmente.

    “¿A qué se debió su éxito? Ciertamente no a campañas utilizando los métodos de las agencias de publicidad, ni a ómnibuses o minibuses, ni a atracciones musicales, etc. Su popularidad se debió a su fidelidad a la Palabra de Dios proclamada poderosamente por la bendición del Espíritu Santo.

    “¿Qué predicaba Spurgeon? Todo el consejo de Dios. Muchos que desean tener un gran nombre como Spurgeon y a veces le alaban, no se atreven a predicar lo que Spurgeon predicó porque no tienen confianza en la predicación de la verdad y creen que tienen que hacer algo más. Hay algunos que admiran la manera simple, popular y bien ilustrada de la predicación de Spurgeon, pero no quieren tener nada que ver con sus enseñanzas. Hay algunos que han sido tan deshonestos que se han atrevido a cambiar partes de sus sermones antes de publicarlos.

    “Hay cristianos de habla hispana que por falta de oportunidad no han tenido la bendición de ser edificados por los sermones de Spurgeon. En parte esto se debe al hecho de que se han agotado algunos de sus libros de sermones (No hay otro evangelio y Sermones del año de avivamiento). También se debe al hecho de que algunos pastores no instan a sus congregaciones a leer sermones de otros pastores. (A veces los pastores menosprecian aquellos hombres que Dios ha dado a su Iglesia y que ha usado como instrumentos en avivamiento y tiempos de reforma).”

    ***
    Bosquejo de NDV para la presentación de la conferencia sobre Spurgeon.

    Providencia de Dios y dones “naturales”
    En crianza y educación
    Poderes mentales y voz
    Gracia especial
    (Hay cosas que ninguno tenemos; pero hay cosas que podemos imitar)
    Su disciplina, diligencia, deseo de ser santo
    Obediencia en el bautismo
    Deseo de ver a otros convertidos y ser un siervo
    Uso de tratados desde el principio de su conversión
    Respondió a peticiones de otros para ayudar en clases dominicales
    No buscó eminencia; aceptó responsablemente invitaciones para ayudar
    Oración
    Lugar de las Escrituras
    Convicción de la verdad
    Valor
    Sabiduría
    Dirección del Señor – selección de los textos; otros sucesos, p.e., no universidad
    Convicciones “Calvinistas” desde antes de su conversión
    5 puntos en dedicación del Tabernáculo Metropolitano
    El declive y como lo vio

    ***
    Breve cronología de su vida (1834-1892).

    1834, 19 junio Nacimiento
    1850, enero Conversión, Isaías 45:22
    1851, 3 mayo Bautismo en el rió Lark
    1851-1853 Enseñando y ministrando de varias maneras
    1853, 18 diciembre Primer sermón en “New Park Street” capilla bautista
    1854 Comienza a pastorear en “New Park Street”
    1855 Sermones publicados desde el principio del año
    1887 Controversia sobre el declive entre bautistas; deja la Unión
    1892, 31 enero Con el Señor.

    Libros usados en la preparación de la conferencia:

    Spurgeon por Arnold Dallimore
    The Forgotten Spurgeon por Ian Murray
    Autobiography, 2 volúmenes, edición de Banner of Truth
    Otro peregrino, por Allan Román, disponible en PDF
    Muchos sermones de CHS y escritos de él o sobre él, leídos durante los últimos 50 años.

    ***
    OJO, nota de NDV, 16 junio, 2016 – hay que actualizar la lista de las obras de Spurgeon y de biografías, disponibles en español.
    Lo que sigue es de 1979 y NO sirve

    No hay otro evangelio
    Sermones del año del avivamiento
    Ganador de hombres
    Spurgeon: El príncipe olvidado
    por I. Murray
    Todos estos fueron publicados por Estandarte de la Verdad y si usted tiene la oportunidad de conseguir uno, debe aprovecharse.

    Discursos a mis estudiantes también se halla en las bibliotecas de unos pastores. El editor de esta revista estaría muy agradecido de recibir información sobre este libro (quién lo publicó, dónde, cuándo, etc.).

    Los siguientes libros todavía están disponibles en español:

    El ministerio ideal (2 tomos), Estandarte de la Verdad
    Biografía de Spurgeon, A. S. Rodríguez y García, Casa Bautista de Publicaciones
    Apuntes de sermones, Publicaciones Portavoz Evangélica

    © Copyright | Derechos Reservados

  • Biografía: John (Juan) Bunyan -Un estudio breve

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    Hay un libro cuyo título en inglés The Pilgrim’s Progress, y en español El progreso del peregrino o sencillamente, El peregrino. Ese libro fue publicado en inglés en el año 1678 y ha sido publicado continuamente hasta el día de hoy en muchos otros idiomas. Incluso se han hecho películas del libro. Después de la Biblia, es el libro cristiano que más se ha vendido en el mundo. Con todo, en el entorno superficial de las iglesias evangélicas de hoy, un mundo de mucha televisión y poca lectura, hay personas que profesan fe en el Señor Jesucristo y que no saben de Juan Bunyan ni de su famoso libro.

    Sé que eso no es el caso de muchos que leerán esto, y espero que este breve estudio sirva para que seamos estimulados a leer los libros de Bunyan, especialmente “El peregrino” y “Gracia abundante” (en inglés Grace Abounding to the Chief of Sinners) que es una auto-biografía de Bunyan con la historia de sus experiencias hasta que la gracia triunfó en él. También, es posible que puedan encontrar una copia de La guerra santa (título en inglés, The Holy War) y les aseguro que ese libro será de bendición a cualquier persona que ama la gracia de Dios y admira lo que Dios hace para salvar a las almas. Espero que al leer esta pequeña biografía estimulen a otros a leer los libros de Bunyan, porque son libros prácticos.

    Tanto Gracia abundante como ambas partes del Progreso del peregrino, o sea, El peregrino y La peregrina, están disponibles en varias editoriales. Hay versiones abreviadas del Peregrino, incluso algunos libritos hechos para niños. También fue publicado un libro por de Bunyan sobre el tema de la oración cuyo título en español es precisamente el objeto de su tema: La oración. Si puede conseguir una copia sería excelente. La edición hecha por Estandarte de la Verdad (Banner of Truth Trust), contiene una pequeña reseña biográfica. Ese mismo libro fue publicado por Portavoz con el título “Cómo orar en el Espíritu”. CLIE hizo una edición de La guerra santa, pero hoy día no creo que ese libro esté disponible. En cuanto a los datos de los que dispongo, la única biografía de Bunyan bastante completa en español fue escrito por Alfredo S. Rodríguez y García. Luego daré más detalles sobre ese libro.

    Basado en el testimonio de sus biógrafos, podemos decir que aunque Bunyan nunca hubiera escrito una página, aún así habría tenido un ministerio bendecido por Dios para la salvación de pecadores y la edificación de la iglesia del Señor. Pero probablemente hubiéramos sabido muy poco de él si no hubiera escrito esos libros que son reconocidos como clásicos, aun en el mundo no cristiano. En sus propios tiempos esos libros fueron usados para influir grandemente a nivel espiritual en la vida de las ovejas del Señor.

    Bunyan obtuvo una fama duradera por sus libros. Y como es natural en el ser humano, hay un deseo de saber qué clase de persona escribió un libro como El progreso del peregrino, o La guerra santa. Especialmente para el creyente, la lectura de algunos de los libros de Bunyan despiertan el deseo de conocer al autor, de tener alguna información sobre él, de oírle predicar si fuera posible. De esta manera Bunyan nos ha ayudado a conocerle en parte mediante su autobiografía, Gracia abundante. Pero, gracias al Señor, otros nos han dado biografías con información que también es edificante y nos estimula al amor y buenas obras.

    Por la autobiografía de Bunyan y por esas otras biografías, o bien notas y memorias de otros, sabemos que además de ser autor, Bunyan sirvió y sufrió como predicador evangelista y pastor. Con un sentido profundo de un llamamiento de Dios, reconocido e impuesto por el pueblo de Dios, Bunyan creía que era su deber predicar el evangelio para que los pecadores se convirtieran. Para él, suponía haber desobedecido a Dios si no hubiera predicado el evangelio. Por eso nunca aceptó callarse y estuvo dispuesto a sufrir hasta la muerte si hubiera sido necesario antes de desobedecer al Señor.

    En un sentido, la historia de la iglesia es la historia de pecadores salvados por la gracia de Dios y luego llevando a cabo la voluntad de Dios por esa misma gracia. Toda persona que oye esa palabra “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”, confesará que está allí en ese Reino por la redención en Cristo Jesús, una redención que fue planificada en la eternidad, llevada a cabo en la cruz y aplicada por el Espíritu Santo, todo por la pura y libre gracia y misericordia de Dios. Dirán todos, “…tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios…” Cada hijo de Adán que habitará al en el cielo (con la excepción de Aquel que es Hijo de Dios e Hijo del Hombre a la vez), lo habitará porque fue salvo por la pura gracia del Señor mediante la redención por la sangre de Jesucristo.

    Esa gracia de Dios que solamente lleva a los pecadores al cielo tiene que ser aplicada a los escogidos. En su aplicación a los seres caídos, a veces el Señor en su gracia obra en los niños desde una temprana edad, como en el caso de Samuel, de Juan el bautista, de Timoteo y otros. Pero también hay casos que tienen semejanzas con la conversión de Saulo de Tarso y la experiencia es sumamente notable. Según su propio testimonio, la experiencia de Bunyan guarda algunas semejanzas a con la experiencia de Pablo, pero especialmente con la de Martín Lutero. Pasaba tiempos de agonía, pensando que había cometido el pecado imperdonable, pensando que era como Esaú, que vendió su primogenitura. Pero, a la larga el Señor le enseñó y le atrajo y una vez rescatado de sus pecados, habiendo recibido la seguridad del perdón de sus pecados, Bunyan sabía que todo era de gracia y nunca olvidó ese hecho. Experimentó el poder de la gracia del Señor operando en su ser y sabia que el Señor fue el autor de esa transformación y poder. Sabía que Dios podía salvar a cualquier persona y él deseaba la salvación de otros.

    Todos los que sabemos algo de lo que debemos a la gracia de Dios nos sentimos atraídos hacia Juan Bunyan como a un hermano querido, viendo en él los triunfos de la grandeza de la gracia de Dios en medio de sus sufrimientos y también en tiempos de paz. Deseamos tener el celo que tenía.

    Bunyan nació en Inglaterra en noviembre del año 1628 en un pequeño pueblo llamado Elstow, no muy lejos de Bedford, un pueblo más grande, en medio del cual pasa un rio llamado Ouse. Bedford está al norte y un poco al oeste de Londres.

    El padre de Bunyan era un calderero, o estañador. Reparaba calderos. En aquellos tiempos muchos gitanos hacían esa clase de trabajo y por eso algunos biógrafos presentan la idea de que el padre o antepasados de Juan Bunyan eran gitanos. Esa idea no ha sido aceptada por muchos. Pero por esa asociación entre gitanos y estañadores entendemos como la familia de Bunyan no era importante. Aun si Bunyan hubiera sido gitano, ese hecho solamente nos haría ver la gracia de Dios más excelente.

    John recibió una educación rudimentaria en su pequeño pueblo. Aprendió a leer y a escribir pero no tuvo la oportunidad de continuar con una educación clásica. A los diez años de edad su padre le puso a aprender el oficio de calderero y Bunyan lo aprendió bien. A pesar de que era joven pudo hacer bien su trabajo y a los 14 años ya había terminado su periodo de aprendizaje y pudo trabajar por su cuenta. Deducimos que Bunyan era un joven fuerte y robusto, alegre y lleno de vida en el sentido popular. Parece que era atrevido y no muy precavido y por eso estuvo a punto de perecer ahogado en un par de ocasiones. También, según él, podría haber perdido su vida cuando estuvo jugando con una serpiente venenosa. Estas cosas demuestran la bondad del Señor hacia él, que no le permitió perecer. Bunyan nos dice que en su tiempo libre le gustaba jugar a un juego llamado “tipcat” y eso en los domingos, el día del Señor. Aprendió a bailar. Leyó una novela que no le hizo ningún bien en cuanto a la moralidad se refiere. A veces hacía sonar las campanas de la iglesia a horas intempestivas. Pero una de sus costumbres más horribles fue la de jurar, maldecir y blasfemar.

    Bunyan vivió en tiempos turbulentos. En el año 1643 cuando Bunyan tenía 15 años, el Parlamento de Inglaterra formuló más de 200 acusaciones contra el rey Carlos I. Se libró una guerra civil. Bajo el liderazgo de Oliver Cromwell los ejércitos del Parlamento pudieron derrotar a los que mantenían lealtad al rey. El rey fue decapitado. Con el apoyo del Parlamento, Cromwell luego dirigió el país como Protector, pero no aceptó que le hicieran rey. Logró aplastar a toda oposición y que la nación de Inglaterra fuera respetada. Era muy anti-católico y favorecía a los presbiterianos y a los anglicanos que tenían principios protestantes, pero había tolerancia de bautistas, congregacionalistas, independientes y otros disidentes siempre y cuando fueran pacíficos, llevando su fe y manteniendo una buena conciencia. En esa época se redactó la confesión de fe de Westminster. También 7 congregaciones bautistas publicaron una confesión de fe en el año 1644 firmado por William Kiffin y Hanserd Knollys entre otros.

    Como un aparte, pero como algo de interés a los que somos bautistas, Cromwell comisionó a un hombre llamado Samuel Morland para visitar a los Valdenses que estaban siendo perseguidos en Europa y por esa visita sabemos mucho de esas iglesias antiguas, ya que Morland logró traer muchos de sus documentos que fueron publicados posteriormente. En algunas cosas los bautistas tienen semejanzas en algunos de esas iglesias valdenses.

    Ese tiempo sin rey duró desde 1644 hasta 1660 cuando el hijo de Carlos I, Carlos II, logró sentarse en el trono de Inglaterra, aproximadamente 2 años después de la muerte de Cromwell. Carlos II básicamente creía en el catolicismo romano y mediante la iglesia anglicana buscó aplastar el protestantismo y obligar a todos a asistir a la iglesia anglicana, aportar sus recursos económicos y conformarse a todas las reglas de la iglesia anglicana. Cualquier ministro que no quisiera someterse a estos preceptos serían despojados de su ministerio y en un día en el año 1662, 2.000 ministros fueron despedidos. Muchas leyes opresivas fueron hechas para tapar la boca de cualquier ministro no conformista. Fueron multados, encarcelados, desterrados y hasta matados por no aceptar lo que el rey y los líderes anglicanos querían. Como veremos, todo esto afectó a Juan Bunyan.

    Volvemos ahora a Bunyan y el año 1643, ese año es importante en la historia de Inglaterra. En aquel tiempo murieron la madre de Bunyan y también una hermana. El padre de Bunyan se casó de nuevo a los 2 meses de la muerte de la esposa y parece que eso trajo turbación a John y provocó un conflicto con su padre. En el año 1644 Bunyan se unió con el ejército. Creo que la mayoría de los biógrafos, especialmente los más recientes, piensan que él se unió con los ejércitos del Parlamento, pero otros han afirmado que se unió con los ejércitos reales, o sea con los leales al rey. (P.e., Offor defiende esta última posición en “Memoír of John Bunyan” en tomo 1 de The Whole Works of John Bunyan, edición de 1877, reproducido por Baker, Grand Rapids, 1975.) Ambos grupos presentan sus argumentos y algunos que creen que se unió al ejército del parlamento se apoyan en un documento hallado después y que fue escrito por otros biógrafos. Bunyan no nos dice con qué ejército sirvió como soldado, pero nos da a entender que era soldado y nos cuenta una ocasión cuando cambió su turno de guardia con otro soldado y ese soldado fue matado en ese mismo turno. Dios hizo muchas cosas que Bunyan debiera haber meditado bien, pero parece que solo después vio la gran misericordia de Dios hacia su alma.

    Después de salir del ejército a los 19 años de edad (quizá en julio de 1648 si él es el “John Bunion” del documento hallado), Bunyan se casó como a los 20 años de edad. La mujer con la que se casó era pobre, pero religiosa. Como dote solamente trajo con ella 2 libros de su padre: The Plain Man´s Pathway to Heaven (El camino al cielo del hombre sencillo) por Arthur Dent, y Practice of Piety (Práctica de la piedad) por Lewis Bayly. Bunyan dice que eran tan pobres que no tenían entre ellos ni plato ni cuchara, o sea no tenían casi nada de las cosas necesarias para su casa.

    Por qué razón una mujer religiosa pudiera haberse casado con él, es un misterio. No cabe duda que ella violó las normas de la voluntad de Dios. Sin embargo, en su gran misericordia hacia Bunyan (y hacia ella), Dios, a la larga, usó a esa joven esposa y a esos 2 libros que ella llevó al matrimonio para la conversión de John Bunyan.

    La conversión no sucedió pronto o de una vez, sino tras una gran lucha. Bunyan sintió gran carga por algunos pecados, así como falta de paz y quería encontrar aquello que no tenía. Al principio buscó en la iglesia anglicana (no era algo muy popular en los días de Cromwell), pero experimentó un fracaso tras otro en su “búsqueda”. En uno de esos momentos de fracaso comenzó a pecar más que nunca, especialmente, con la lengua, con juramentos y maldiciones. Sin embargo, Dios en su providencia le mandó una reprensión por la boca de una mujer de baja vida que le dijo a Bunyan que a ella le hizo temblar al oírle hablar como él hablaba y que él podría corromper a toda la juventud del pueblo con su lengua. Debido a esa reprensión hecha por esa mujer de mala fama, Bunyan trató de nuevo de reformarse.

    Otro suceso importante en la vida de Bunyan en el camino por el cual el Señor le llevó a la salvación fue que oyó una conversación entre tres mujeres de Bedford muy pobres. Hablaron sobre las cosas del Señor y de la Biblia, en cuanto a la fe y de sus experiencias con un gozo y una realidad que dejó a Bunyan con el deseo de tener lo que ellas tenían. Antes de seguir con esta historia hay una lección obvia aquí, y es que debemos siempre hablar como personas que tememos al Señor y gozarnos en la realidad de su salvación y presencia con nosotros. En Malaquías 3:16 vemos que Dios bendijo a los israelitas que temían al SEÑOR y que se hablaron unos a otros, y el SEÑOR prestó atención y escuchó, y fue escrito delante de Él un libro memorial para los que temían al SEÑOR y para los que estimaban su Nombre. Debemos hablar así porque le agrada a Dios. Y si está en su propósito, entonces otras personas pueden oír algunas de las cosas que decimos, como Bunyan las oyó, y nunca sabremos el efecto de una conversación sana entre los que nos oyen. Esas 3 mujeres pobrísimas no estaban hablando para el beneficio de Bunyan, pero el sacó benefició y luego habló con ellas en otras ocasiones.

    Todas esas cosas y muchas más que Bunyan nos cuenta en su autobiografía – de pesadillas, de tentaciones satánicas para quitarle toda esperanza, de ideas no bíblicas y de cómo comenzó a leer la Biblia y a orar. Todas esas cosas fueron usadas por el Señor para convencerle de pecado, para mostrarle su incapacidad para salvarse a sí mismo y así salvarle y darle la seguridad de que en y por Jesucristo sus pecados fueron perdonados y él había sido declarado justo por la obediencia de Jesús por medio de la fe en Él.

    Por medio de esas mujeres pobres que ya mencionamos, Bunyan conoció al recién instalado pastor bautista en Bedford, John Gifford, aquel que es identificado como Evangelista en el Progreso del peregrino. Dios usó a Gifford para el bien de Bunyan. Especialmente, Bunyan aprendió a buscar todo en la Biblia y a ser guiado por la Biblia solamente. Bunyan aprendió bien esa lección y comenzó a estudiar su Biblia con más amor e interés que nunca. Sin embargo, de alguna manera u otra, Bunyan también pudo leer el comentario de Lutero sobre la epístola a los gálatas, y ese libro fue un canal de gran bendición para su vida. Bunyan casi nunca habló de un libro aparte de la Biblia, pero menciona ese de Lutero como de mucho beneficio para la conciencia herida.

    Finalmente, Bunyan recibió la paz del Señor, después de 5 o 6 años llenos de temores. Fue bautizado el 13 de mayo de 1653, teniendo 24 años de edad, en el río Ouse por el pastor John Gifford y se unió con la iglesia donde estaban las tres mujeres que le llevaron a Gifford y donde había otros fieles también. Poco después de su bautismo enfermó gravemente y tuvo que luchar de nuevo con las dudas, pero el Señor le dio la victoria y Bunyan se dedicó con nuevo poder a sus deberes como esposo y padre, y a sus deberes delante de Dios sobre todo.

    En el año 1655 murió la joven esposa de Bunyan y le dejó 4 hijos para cuidar. La mayor de los hijos era una chica que nació ciega, llamada Mary (María). Bunyan la amaba grandemente. Es difícil para muchos leer el libro clásico de Sally Rochester Ford sobre esa niña sin llorar.

    Como señala Rodríguez y García, los hermanos y hermanas de la iglesia de Bedford pronto reconocieron que Bunyan tenía dos cualidades o condiciones muy dignas de ser apreciadas en su justo valor, a saber: la sinceridad y robustez de sus convicciones religiosas y su gran facilidad de palabra. Convencido de que Bunyan tenía los requisitos morales e intelectuales, algunos le instaban para que predicara el evangelio. En su humildad y sabiduría dada por el Espíritu, Bunyan no los escuchó en seguida, pero “al fin… creyó que era su deber ante el Señor hacer un o dos sermones en las humildes viviendas de los contornos.” Como resultado los oyentes fueron convencidos de que Bunyan era un verdadero predicador que podría ayudar a cualquier congregación.

    La iglesia le nombró diácono y luego predicador laico y Bunyan fue predicando en varios sitios. La bendición del Señor estaba sobre su predicación. Poco a poco fue adquiriendo fama como predicador del evangelio. Muchos se reunían para oírle dondequiera que iba y muchos se convirtieron, hasta un profesor de la universidad de Cambridge.

    En 1656 Bunyan publicó su primer libro, un ataque a las doctrinas de los Cuáqueros. El año siguiente defendió sus planteamientos contra un Cuáquero que había respondido a ese primer libro. En 1658 fue publicado el libro A Few Sighs from Hell (Lamentaciones del infierno) y en 1959, The Doctrine of the Law and Grace Unfolded (La doctrina de la ley y la gracia).

    Ahora bien, como ya dije, en el año 1660 Carlos II comenzó a reinar. En ese año hubo una rebelión protagonizada por unos religiosos de la “Quinta monarquía” que no aceptaban al rey. Se llamaron de la 5ta monarquía por su interpretación de los 5 reinos presentados en Daniel capítulo 2. Dijeron que eran de la 5ta monarquía que es la del Señor Jesucristo. Aunque fueron aplastados, el rey quiso vengarse a la vez de los puritanos, bautistas y otros, porque consideró que ellos habían sido los enemigos de su padre y de él también.

    Aunque el parlamento no había aprobado todavía leyes de opresión religiosa, sin embargo Bunyan fue imputado con cargos en base a una ley antigua, que no estaba en vigor y en realidad no podría ser aplicable, pero fue usada como una excusa para hacerle callar. Bunyan fue encarcelado al final de 1660 y no fue liberado hasta 1666. No quedó libre por mucho tiempo siendo de nuevo encarcelado hasta 1672, cuando al fin le dieron su libertad.

    Hay razones para creer que Bunyan gozó del favor de uno de los carceleros y en momentos dados pudo salir de la cárcel. Sin embargo, él y su familia pasaron por tiempos sumamente difíciles porque realmente era un preso con libertad grandemente restringida.

    Bunyan podría haber tenido libertad si hubiera aceptado no predicar más, pero él estaba convencido de que la predicación del evangelio era su deber y por lo tanto nunca aceptó el compromiso ante las autoridades de que no predicaría más. Al contrario, dijo claramente que volvería a predicar si le soltaran de la cárcel. En la prisión estuvo haciendo encajes que su hija ciega vendía. Leía y escribía también durante los primeros 6 años (en torno a 10 publicaciones), pero nada de Bunyan fue publicado durante los últimos 6 años (con la posible excepción de algo durante su último año en la cárcel).

    Por supuesto, ese tiempo era difícil, pero Dios proveyó para él y para su familia. Bunyan se había casado de nuevo en 1659 con una buena mujer cristiana llamada Elizabeth (Isabel). Ella trabajó mucho para buscar su libertad, y no hizo nada para socavar las convicciones de Bunyan, muy diferente a la mujer de Job.

    Finalmente Bunyan salió de la cárcel en 1672 y fue llamado para ser pastor de la iglesia bautista de Bedford. Aunque predicó en otros lugares, sirvió como pastor hasta su muerte en 1688. Como pastor hizo lo que hacen los pastores fieles – predicó, disciplinó, exhortó. Buscó el verdadero bien del pueblo del Señor y les instó a que vivieran por la fe en Él. Sobrevivieron unos documentos de la iglesia desde los días de Bunyan y se han encontrado notas hechas por él mismo sobre casos de disciplina y otros asuntos. Parece que cuidaba la bien iglesia, deseoso de que cada miembro anduviera en santidad. Sin embargo, no estaba de acuerdo con todos sus hermanos bautistas.

    Ahora hacemos unas observaciones más sobre Bunyan para nuestra información y edificación.
    Bunyan era bautista. No creía en el bautismo de los bebés, y tuvo que llevar el reproche que los bautistas hemos llevado por no haber seguido una práctica de una iglesia apóstata. Hay hombres que se rinden en ese punto por motivos que sólo Dios sabe, pero las Escrituras no conducen al camino del bautismo de los bebés.

    Bunyan era bautista, pero tenía el permiso de predicar y pastorear por una licencia del rey Carlos que le fue otorgada a él como “congregacionalista”. No sabemos por qué él aceptó eso, pero debemos creer que no lo hizo violando su conciencia.

    Bunyan era bautista, pero en algunos puntos entró en controversia con otros bautistas, como William Kiffin, porque Bunyan celebraba la comunión de forma abierta en su iglesia. Cualquier persona que decía ser creyente, no importaba si esa persona era bautizada como creyente o si fue bautizado cuando era un bebé, esa persona estaba invitada a participar de la Santa Cena. Los bautistas como Kiffin y otros que firmaron la confesión de 1677 (publicada en 1689) insistieron en el orden establecido de fe, bautismo, comunión con la iglesia. Para ellos como para muchos de nosotros, ese es el orden que las Escrituras señalan. Pero Bunyan no aceptó sus planteamientos.

    Como predicador, algunos han comparado a Bunyan con Spurgeon. Era un gran predicador, poderoso por el Espíritu de Dios, y había congregaciones nutridas de personas que querían oírle predicar.

    Hay una anécdota de que el puritano John Owen tenía algún contacto personal con el rey Carlos II de vez en cuando. Según informan hubo una vez en la que el rey se enteró de que Owen había ido a oír a Bunyan predicar. El rey le preguntó por qué un hombre erudito como Owen iría a oír la charla de un calderero. Owen supuestamente contestó que cambiaría toda su erudición para tener el poder que Bunyan tenía en su predicación. No sé la fuente de esto, pero he visto esta cita en varias biografías o memorias de Bunyan.

    Bunyan era calvinista estricto en sus creencias, y predicaba de la ley y de la gracia, pero fervorosamente como una persona que ha experimentado el poder de la gracia y sabe lo que la gracia de Dios puede hacer. Sus sermones publicados y todos sus escritos reflejan lo que llamamos calvinismo estricto. Defendió fuertemente la doctrina de la imputación de la justicia de Cristo para la justificación de pecadores, aunque hacia el fin de su ministerio tomó una posición sobre la justificación que tenía más en común con los antinomianos e hiper-calvinistas que con los calvinistas estrictos, afirmando que por la fe los hombres se dan cuenta de que ya son justificados en Cristo y por la fe tienen paz.

    Bunyan creía en la dirección e iluminación del Espíritu Santo, pero nunca aparte de la revelación de Dios en las Sagradas Escrituras. No estaba fríamente apegado a su Biblia, sino en comunión con el Señor, buscando la ayuda del Espíritu, y con esa disposición estudiaba y predicaba.

    Bunyan era un pastor fiel que atendía su grey, pero como pastor Bunyan también dedicó tiempo para escribir. Durante los años en los que fue pastor escribió el Progreso del peregrino (aunque parece que la idea comenzó cuando estaba encarcelado), y La guerra santa y la The Death of Mr. Badman (Muerte del Sr. Hombre-malo), y muchos otros. Entre sus libros y monografías, hay como 60 obras que fueron publicadas durante su vida así como después de su muerte. Era un trabajador incansable. Dice uno de sus biógrafos que solía escribir sus sermones después de predicarlos, algo que exige mucha disciplina. Los libros son prácticos, bíblicos, profundos sencillos y populares en su estilo. Hay una variedad de estilos literarios usado por Bunyan, pero todos sus libros buscan el bien del pueblo de Dios y la conversión de los pecadores.

    Bunyan era un hombre fiel. Pensaba en la Palabra de Dios y en lo que Dios exige en esa Palabra. No quiso hacer a nadie a tropezar. Pensó que hubiera sido infiel al callarse y no predicar el evangelio.

    Bunyan era un hombre de mucha humildad. No se promovía a sí mismo. Sabemos que escuchó a unas mujeres pobres, les consultaba en sus tiempos de angustia y a través de ellas recibió ayuda. En su trato con otros, en sus escritos, se nota que no pensaba de sí mismo indebidamente.

    Bunyan también era un hombre pacificador. Dice Rodríguez y García, que algunos llamaron a Bunyan el “reconciliador” porque buscaba que la gente viviera en paz. Es notable que Bunyan murió después de un esfuerzo exitoso para persuadir a un padre que no desheredara a su hijo. Bunyan viajó unas cuantas millas para visitarles y al regresar le sobrevino una lluvia y se mojó mucho. Llegó a la casa de un amigo pero le sobrevino una fiebre. Bunyan nunca mejoró lo suficiente como para regresar a su casa y no sabemos si su esposa pudo estar con él en la hora de su muerte. Murió con su fe colocada firmemente en el Señor Jesucristo solamente.

    Hay muchas cosas que podemos aprender de la vida y los escritos de Bunyan, pero me limito ahora a unas pocas cosas más que me parecen excelentes.

    Una de las cosas admirables en Bunyan es su conocimiento de las Escrituras y su precisión como teólogo en muchas áreas. Aun cuando una persona no esté de acuerdo con algunas de sus conclusiones e interpretaciones, nadie puede negar que usó la Biblia para todo y con una fuerte lógica, aunque nunca estudió la lógica como tal, ni latín, ni griego, ni hebreo. Tenía su Biblia en inglés solamente y no tenía biblioteca. Llegó a leer muy pocos libros escritos por los hombres. Es cierto que sabía escuchar sermones y parece que conoció personalmente a John Owen y otros eruditos, aunque su contacto con ellos fue muy limitado. Así que, mayor y principalmente con su Biblia en inglés Bunyan dominó áreas difíciles de teología y predicó con gran poder y la bendición del Espíritu Santo, como muchos testificaron, hasta el mismo Owen, como hemos visto.

    Sus libros están llenos de citas y frases de las Escrituras y de alusiones a ellas. Spurgeon dijo de Bunyan que su sangre era bíblica. Puedes pincharle en cualquier parte de su cuerpo y la Biblia sale. Todos los que saben algo de la Biblia y que han leído sus libros, reconocen que el vocabulario lenguaje y especialmente la enseñanza, son bíblicos.

    Si una persona cree en la suficiencia de las Sagradas Escrituras para todo lo relacionado a con la salvación y con la vida y si una persona cree en la realidad de la iluminación del Espíritu Santo para entender esa revelación y para creer en ella como la Palabra de Dios y para vivir conforme a ella por la fe, entonces esa persona tendrá en Juan Bunyan un ejemplo sobresaliente de esa suficiencia. Alabamos al Dios de toda gracia porque vemos ilustrado maravillosamente en el caso de Juan Bunyan lo que Dios puede hacer con un hombre que, dotado de su gracia y la presencia del Espíritu, estudia detenida, celosa y cuidadosamente su Biblia en su propio idioma. Espero que el ejemplo de Bunyan anime a todos nosotros a vivir en las páginas de las Sagradas Escrituras con un espíritu humilde y con el deseo dado por su Espíritu Santo de saber la voluntad de Dios y hacerla.

    Otra manifestación de la bondad y misericordia de Dios que es admirable en la vida de Bunyan es cómo aprendió tanto sin tener el beneficio de conocer la Biblia en su juventud. Después de los veinte años comenzó a conocer la Biblia, sin embargo, sobrepasó a muchísimos que como Timoteo habían conocido las Sagradas Escrituras desde su juventud. Digo eso para animar a cualquiera que recibe el llamamiento eficaz después de años de pecado. El Señor sabe quitar los años que comieron las langostas y hacer a uno fructificar como si nunca hubiera pasado hambre.

    El Señor nos muestra lo que Él puede hacer con un hombre que se dedica a escudriñar las Escrituras. Bunyan era mejor teólogo pastor y predicador que muchos que tenían conocimiento de los idiomas bíblicos. No menospreciamos eso, pero vemos que no es absolutamente necesario para poder predicar con poder.

    Apéndice sobre la biografía de Juan Bunyan por Alfredo S. Rodríguez y García.

    De lo que yo conozco, la única biografía de John Bunyan que existe en español es la de Alfredo S. Rodríguez y García, publicado originalmente por Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, EEUU, en el año 1929. El autor escribió la biografía aproximadamente unos 300 años después del nacimiento de Bunyan.

    En 1986 el libro fue publicado por CLIE de España, usando una copia del original de Casa Bautista. Todavía estaba disponible en mayo de 2006.

    En términos generales es una biografía buena, bien organizada, con información sobre los tiempos, vida y carácter de Bunyan y de sus labores como pastor y escritor. El vocabulario usado exigirá el uso de un buen diccionario para algunos, como pasó en el caso mío.

    Disfruté mucho del libro. Hay algunas opiniones del autor que no son bíblicas, o que no son presentadas claramente. Un ejemplo es su opinión de que no hay pecado grande o pequeño (página 92). Aun con el “pero” que puso, se quedó corto. Juan 19:11 y otras declaraciones del Señor nos enseñan que hay pecados más grandes que otros. Estamos de acuerdo en que la infracción de cualquier ley de Dios es suficiente para condenarnos y solamente la sangre de Jesucristo puede quitar la culpa de cualquier pecado.

    Hay también algunas especulaciones del autor sobre la educación y unas cosas relacionadas con la juventud de Bunyan que parecen más sicológicas que bíblicas, que para mí no contribuyen a la edificación, pero tampoco son una distracción insuperable.

    Y su uso de la palabra “inspirar / inspirado” me parece inadecuado, especialmente en una frase en la introducción debajo de una pintura de Bunyan que se titula “El inspirado soñador”. El biógrafo no pone El peregrino al nivel de la Biblia, pero parece que casi deja la idea de que el Espíritu Santo inspiró al autor sin aclarar bien el asunto de que tal inspiración no se puede comparar con la de Moisés y la de los profetas. Por mi parte prefiero un uso de la palabra “inspirar” más preciso en los libros cristianos, de manera que no dejemos la idea en la mente de nadie de que el Espíritu Santo hace todavía en algunos lo que hizo en los escritores de las Sagradas Escrituras.

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  • Biografía: Jonathan Edwards como pastor, Parte 1

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    noble-vater033020151121Noble Vater

    ¿Quién era Jonathan Edwards?
    Jonathan era un hijo de Adán por naturaleza; biznieto de un hombre inglés (William Edwards) y llevado a los Estados Unidos por su madre y su padrastro británico que, junto con otros santos, buscaban poder adorar a Dios conforme a Su Palabra. Estas personas vivieron en Hartford, Connecticut. Su pastor era Thomas Hooker, un conocido puritano de Nueva Inglaterra. El abuelo de Jonathan (Richard Edwards) nació en Hartford y llegó a ser un próspero hombre de negocios; y, lo que es más, era temeroso de Dios, a pesar de (o, quizás debido a) tener una esposa que sufría de una enfermedad mental. El padre de Jonathan, Timothy Edwards, tenía a su padre en alta estima, pero llegó un momento en que tuvo que testificar contra la infidelidad de su propia madre. Su padre estudió en Harvard, se graduó con buenas notas y, posteriormente, se instaló en el pueblo de East Windsor, Connecticut, donde fue pastor. Timothy se casó con Esther Stoddard, hija de Solomon Stoddard, pastor de Northhampton, Massachusetts, muy conocido en aquel tiempo. Los Stoddard eran de clase social alta, pero sobre todo eran personas que seguían al Señor conforme a la luz que tenían, confiando solo en Él para su justificación y su esperanza de vida eterna.

    Jonathan nació el 5 de octubre de 1703 en East Windsor. Tenía cuatro hermanas mayores que él y seis menores. Era el único hijo varón de la familia. Debió haber recibido bastante atención, pero hay razones para creer que sus padres no querían que fuese un hombre consentido y malcriado. Recibió una buena educación.

    En cuanto a su crianza, Timothy Edwards (padre de Jonathan) servía como pastor y además era tutor. Tenía fama como tal, porque sus estudiantes siempre estuvieron bien preparados para entrar en la universidad. Enseñó a su propio hijo que era un niño precoz. Cuando Jonathan comenzó sus estudios, lo que llamaríamos estudios universitarios, ya sabía mucho de latín, griego y hebreo. Todavía no había cumplido los trece años, cuando comenzó dichos estudios en septiembre de 1716.

    Además de la disciplina de los estudios formales, Jonathan habría observado atentamente todo lo que su padre tenía que hacer y sufrir, enfrentar y llevar, en su oficio de pastor. Asimismo, es probable que tuviera contacto con muchas de las visitas que pasaron por aquel pueblo. Seguramente vería los gozos del ministerio y, a la vez, quizás también algunas de las dificultades. Al parecer, su padre enseñaba como tutor, porque su sueldo no era suficiente para suplir todas las necesidades de su familia. Con todo, es evidente que Edwards no vio nada que le empujara a huir del ministerio. A la larga, y siendo aún joven, anhelaba pregonar la grandeza de Dios y aceptó la responsabilidad de pastor.

    Estudió en un colegio/universidad que, con posterioridad, se llamó Yale. Terminó su bachillerato en mayo de 1720 (tenía 16 años) y fue el estudiante con mejores notas. Como era la costumbre, le tocó dar un discurso en una reunión de reconocimiento de los graduados, en septiembre del mismo año.

    A continuación hizo su “maestría”, terminando sus estudios en mayo de 1722 y presentó el equivalente de lo que denominamos “tesis” que fue aprobada poco antes de que cumpliera los veinte años.

    Durante el tiempo en que cursó sus estudios graduados tuvo una experiencia de conversión, una transformación en su manera de pensar y sentir, una nueva vida y un nuevo rumbo. Volveremos a ese asunto más adelante.

    Desde el 10 de agosto de 1722 hasta abril de 1723, vivía y predicaba en una iglesia presbiteriana de habla inglesa, en la ciudad de Nueva York.

    Sirvió como pastor en Bolton, Connecticut, desde el 11 de noviembre de 1723 hasta mayo de 1724 (solo tenía veinte años). En mayo de 1724, fue elegido tutor en Yale y dejó su posición como pastor en Bolton, para desempeñar dicho puesto.

    En agosto de 1726, la Iglesia de Northampton, Massachusetts, que su abuelo materno, Solomon Stoddard, había pastoreado durante cincuenta años, le pidió que viniera para ayudar al pastor Stoddard. Edwards renunció a su posición como tutor y, en octubre de 1726, comenzó un tiempo de prueba para que la congregación pudiera conocerle como persona y como predicador.

    En 1727, el día 15 de febrero, Jonathan fue ordenado pastor asistente en la Iglesia Congregacionalista de Northampton, Massachusetts. Tenía veintitrés años. En julio de ese mismo año se casó con una joven de diecisiete, Sarah Pierrepont, piadosa y de buen nombre, hija de pastor. Hay libros escritos sobre la esposa de Edwards, y creo que todo el mundo está de acuerdo en que él pudo servir como lo hizo por la gracia de Dios, y porque Él le dio una mujer extraordinaria1.

    Experiencia de conversión
    Hasta ahora hemos considerado unos hechos relativos a aspectos más superficiales de la vida de Edwards, con el fin de obtener un contexto histórico de este hombre de Dios. Pero, se supone que debo hablar de él como pastor.

    Lo más importante en un pastor es que sea verdaderamente un hombre de Dios, un hombre piadoso. Es cierto que, en la historia de la iglesia, también ha habido Judas, y que Él puede usar incluso a una burra para expresar su Palabra. Sin embargo, por lo general, son hombres llenos del Espíritu de Cristo cuya influencia entre el pueblo del Señor es duradera; como aquellos hombres que vivieron y murieron en la fe dada una vez y para siempre a los santos. Dios manda a los pastores que le amen a Él (como vemos en las palabras de Jesús a Pedro en Juan 21); que cuiden de sí mismos y que sigan la fe, el amor y la santidad. Edwards es un ejemplo de este tipo de pastor.

    Aunque no se convirtió hasta el verano de 1721, a la edad de diecisiete años, nunca vivió una vida escandalosa. Tenía una conciencia sensible. A los ocho años y medio, hizo una choza en un pantano donde pudiera ir a orar. A pesar de ello, como testificaría más tarde, no tenía paz con Dios. De hecho, le molestó pensar en su soberanía por encima de todas las cosas y que la salvación dependiera solamente de Él. Pero, en la gracia de Dios, el Espíritu le abrió los ojos mediante la lectura y la meditación de 1 Timoteo 1:17, y su vida cambió para siempre.

    En la biografía de Edwards (p. 35) obra de Iain Murray, se afirma que la declaración más importante que escribió sobre sí mismo es la que vemos en su Personal Narrative (que se halla en la vida de Jonathan Edwards preparada por su biznieto Sereno Dwight). En ella, Edwards escribe:

    «El primer ejemplo que recuerdo de esa clase de deleite interno y dulce en Dios, y en las cosas divinas en las cuales he vivido mucho después, fue cuando leí esas palabras (1 Timoteo 1:17): “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Mientras leía, las palabras entraron en mi alma y en ella se difundió un sentido de la gloria del Ser Divino; un nuevo sentido, muy diferente a cualquier otra cosa que hubiera experimentado antes. Jamás había visto unas palabras de las Escrituras como aquellas. Pensé:

    “¡Cuán excelente Ser es Él y cuán feliz sería yo si pudiera disfrutar de Dios, y ser arrebatado hacia Él en el cielo, quedar para siempre como absorto en Él!”. Me repetía a mí mismo una y otra vez aquellas palabras, y era como si las cantara. Entonces empecé a orar a Dios pidiéndole que pudiera disfrutar de Él. Fue una oración muy distinta a las que solía hacer, con un nuevo tipo de afecto. Pero mi mente no captó que hubiera algo espiritual en aquella experiencia o algo relativo a una naturaleza salvadora.

    “Desde ese tiempo en adelante, comencé a tener una nueva clase de entendimiento e ideas sobre Cristo y la obra de redención, así como de la manera gloriosa de la salvación efectuada por Él. A veces, un sentido interior y dulce de estas cosas entraba en mi corazón, y mi alma era dirigida hacia agradables percepciones y contemplaciones de ellas. Mi mente solo pensaba en pasar mi tiempo en la lectura y en la meditación de Cristo, en la hermosura y excelencia de Su persona y en el camino precioso de la salvación, por gracia y libre en Él. Los mejores libros eran aquellos que trataban de estos asuntos. Las palabras de Cantares 2:1 no se apartaban de mí: “Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles”. Me parecían una dulce representación de la hermosura y la belleza de Jesucristo. Todo el libro de Cantares me resultaba agradable y pasé mucho tiempo leyéndolo […]. El sentido que tenía de las cosas divinas me provocaba, con frecuencia, un ardor en el corazón que no sé cómo expresar2».

    Asimismo, testificó:

    «Caminé solo en los pastos de mi padre, por un lugar solitario, para tener un tiempo de contemplación. Y al ir caminando por allí y mirando hacia el cielo y las nubes, me vino a la mente una dulce sensación de la gloriosa majestad y la gracia de Dios que no sabría explicar. Me pareció verlas en dulce unión: majestad y mansedumbre unidas. Fue dulce, apacible, y santo; una inmensa dulzura, una elevada nobleza, grande y santa.

    “El aspecto de todo quedó alterado: parecía existir una calma, una dulce mirada o una apariencia de la gloria divina, sobre casi todas las cosas. La excelencia de Dios, Su sabiduría, Su pureza y Su amor, parecían estar en todo: en el sol, la luna y las estrellas; en las nubes y en el cielo azul; en la hierba, las flores y los árboles; en el agua y en toda la naturaleza […] que se me quedó grabada por largo tiempo en la mente. Solía sentarme, a menudo, a contemplar la luna durante largo rato, y dedicaba gran parte del día observando las nubes y el cielo, para poder contemplar la dulce gloria de Dios en ellos. Mientras tanto, iba cantando en voz baja mis meditaciones sobre el Creador y Redentor3”.

    Hermanos, si una persona profesa ser cristiana, pero no tiene tiempo o no se toma el tiempo de contemplar la Creación con admiración, tiene un serio problema. Los pastores hemos de ser ejemplos en este asunto. Al parecer, Edwards nunca perdió su deseo de salir fuera y contemplar las obras de Dios en la Creación. A la vez que reconocemos las ventajas de los aparatos celulares y del Internet, tenemos que lamentar que, en la mayoría de los casos, esos aparatos de la tecnología moderna tienen a la gente fascinada, estupefacta, encantada, embelesada, embobada, etc., con cosas que carecen de valor espiritual y eterno. No consideran los cielos como el salmista ni consideran los lirios y las aves como nuestro Señor.

    El Señor, sus palabras y sus obras deben fascinarnos.

    Pero, como conclusión de esta primera observación, diremos que Jonathan Edwards fue un pastor fiel por la gracia de Dios que lo llamó. En él podemos ver los rasgos de un hombre que ama a Dios.

    La bendición de una esposa piadosa
    Además de pensar en su experiencia de conversión, podemos considerar otras muchas cosas en relación con él como pastor.

    En otro estudio analizaremos algo de su vida de contemplación, de estudio, de reflexión y de vivir en la presencia de Dios. Tenía su tiempo de oración en privado, y el que compartía con la familia. No escribió ninguna de sus oraciones; ni las privadas ni las familiares, y esto es algo que entendemos. Sin embargo, tampoco escribía las que hacía en la adoración, aunque muchos pastores sí tenían costumbre de hacerlo. Sus oraciones públicas salían de su corazón y en una forma que, muchas veces, dejaron una profunda impresión en aquellos que lo oyeron.

    En conexión con lo anteriormente mencionado, pienso en su disciplina, en su propia vida y en su familia. En cuanto al hogar, Jonathan Edwards pudo contar con una mujer que cooperaba por completo. No cabe duda del amor que existía entre ellos. A veces salían por las tardes, a caballo, para conversar y compartir.

    Edwards se había fijado en ella cuando solo contaba con trece años y escribió sobre su reputación:

    «Dicen que hay una joven en New Haven, amada por ese Ser Todopoderoso que creó y gobierna el mundo y que, en momentos concretos, de alguna manera invisible u otra, viene a ella y le llena la mente con gran placer, de tal manera que apenas se preocupa de nada que no sea meditar en él. Ella espera, después de un tiempo, ser recibida arriba donde Él está; ser levantada del mundo y llevada al cielo, con la completa seguridad de que Él la ama demasiado para quedarse por siempre a una distancia de Él. Allí vivirá con Él, encantada con Su amor y deleite para siempre. Por tanto, si se le presenta el mundo con el más rico de sus tesoros, no lo tiene en cuenta ni se preocupa de esas cosas, ni se conmueve por cualquier dolor o aflicción. Posee una extraña dulzura en su mente, y una pureza singular en sus afectos. Es sumamente justa y concienzuda en todos sus actos y no se la puede persuadir para que haga algo malo o pecaminoso ni siquiera a cambio de todo lo que uno pudiera darle, ya que no quiere ofender a ese gran Ser. Su dulzura es maravillosa, su calma y su benevolencia universales, especialmente después de esas temporadas en las que este gran Dios se ha manifestado a su mente. A veces va de un lugar a otro, cantando dulcemente, y parece estar siempre llena de alegría y placer, sin que nadie sepa por qué. Le encanta estar sola y caminar por los campos, en las montañas, y parece que alguien invisible está siempre conversando con ella4».

    Su diligencia en cuidar de su casa y su piedad delante de Dios han sido objetos de testimonio de muchos, tanto de visitas como de personas que vivían con ellos.

    Poco antes de morir, estando él en New Jersey y ella todavía en Massachusetts, Edwards dijo a una de las hijas que estaba con él: “…parece ser la voluntad de Dios que pronto tenga que dejarles; por tanto, transmite mi amor más cariñoso a mi amada esposa, y dile que confíe en que la unión inusual (poco común, en inglés ‘uncommon’) que hemos tenido durante tanto tiempo, ha sido de tal naturaleza que ha de ser espiritual y, por tanto, continuará para siempre. Espero que se sienta sostenida en esta prueba tan grande y que se someta gozosamente a la voluntad de Dios5”.

    El Señor bendijo su unión matrimonial con once hijos (ocho hijas y tres varones). Todos nacieron bien y no perdieron ningún bebé por aborto espontáneo ni en el momento de su nacimiento.

    Con una familia tan grande, su esposa necesitaba ayuda y, conforme a la costumbre de ese tiempo, Edwards tenía siervos (esclavos) para que asistieran a su esposa en la casa y trabajaran en los terrenos que la iglesia había provisto. Los criados se unían a la adoración junto a la familia, tanto en la casa como en la iglesia.

    Fue una gran bendición del Señor el proporcionarle una esposa tan extraordinaria. Como opinó un biógrafo serio—y probablemente muchos han creído lo mismo—, es muy posible y aún probable que, sin ella, yo no estaría escribiendo sobre él ahora. Hay unos cuantos hombres que podrían servir mucho mejor en el reino del Señor si tuvieran una mujer parecida a la de Edwards. Algunas mujeres, por su carácter defectuoso en unas áreas, su lengua suelta y/o por su manera descuidada (o atrevida) de vestir y de comportarse, estorban grandemente cualquier influencia santa que sus esposos pudieran tener como líderes. Todo esto nos hace entender cuán importante es que un hombre de Dios ponga sumo cuidado a la hora de escoger a una esposa, y la relevancia de que esta sea una ayuda idónea para él. Estas son cosas por las que hay que orar.

    Por supuesto, cada creyente, sea hombre o mujer, debe vivir una vida piadosa, dedicada a Dios, tener cuidado en la selección de su cónyuge y cumplir debidamente con sus deberes.

    La piedad de Jonathan y Sarah Edwards es digna de imitar.

    Notas
    1. Existe un interesante libro sobre ella: Marriage to a difficult man, por Elizabeth Dodds.
    2. Citada en Iain Murray, véase la bibliografía, páginas 35, 36; traducción de NDV
    3. De Personal Narrative, aunque no sé quién hizo la traducción; la encontré en http://mestizaenamor.blogspot.com/2010/05/narracion-personal-de-jonathan-edwards.html
    4. Citada en Iain Murray, véase la bibliografía, página 92; traducción: Google y NDV
    5. Citada en varios libros; traducción NDV

    Bibliografía selecta.

    Existen unas cuantas biografías de Edwards, algunas escritas por creyentes que amaban o aman su fe, y otras por personas que, como humanistas, tratan de explicar su fe y su vida desde su propio punto de vista, aun no estando de acuerdo con la fe bíblica (evangélica y calvinista) de Edwards.

    Las obras más provechosas que recomiendo son:

    Murray, Iain H., Jonathan Edwards – A New Biography (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1987). Esta es la obra que más estimo junto con la biografía de Sereno Dwight, bisnieto de Edwards.

    Dwight, Sereno, Life of President Edwards. La biografía que he leído se encuentra en el tomo I de esta próxima obra. Incluye la narración personal de Edwards.

    The Works of Jonathan Edwards, en dos tomos, revisado y corregido por Edward Hickman (1834); (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1974; reprinted 1976). Estos dos tomos contienen los sermones y los escritos más conocidos. Son de mucho provecho.

    La Universidad de Yale mantiene una página web con muchos recursos: http://edwards.yale.edu/

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  • Biografía: Jonathan Edwards como pastor, Parte 2

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    noble-vater033020151121Noble Vater

    En nuestro primer estudio consideramos unos datos biográficos de la vida de Jonathan Edwards y, a continuación, nos centramos en cómo Dios le llamó de un modo en que su vida fue dominada por una visión espiritual de la majestad, la gloria, el esplendor y la soberanía de Dios. Llegó a ser un pastor que deseaba que los demás vieran a Dios en Cristo de esta manera, y que lo amaran. Asimismo, vimos la bendición de Dios sobre él al proporcionarle la esposa que tuvo y cómo fueron ejemplo para muchos. Con una esposa así, Edwards pudo pastorear bien no solo por la ayuda que le prestaba (porque ella era una genuina ayuda idónea en todo el amplio sentido de la palabra), sino por el ejemplo que suponía para el pueblo del Señor.

    Dado que la tarea que se me ha asignado consiste en analizar a Edwards como pastor, les recuerdo que Jonathan Edwards fue reconocido como pastor. Quienes le llamaron para, posteriormente, sostenerle económicamente creyeron que fue un don de Jesucristo para la iglesia, para su pueblo redimido. Nosotros coincidimos con esta opinión.

    Se podrían señalar muchas cosas sobre este hombre de Dios. Prosigo, por tanto, con otras reflexiones adicionales. Cuando pienso en su faceta de pastor, al margen de lo que ya he apuntado hasta ahora, me gustaría considerar varias cosas.

    En su «oficina», es decir, en su lugar de trabajo
    Según su reputación, Edwards pasaba trece horas al día trabajando, nutriendo una vida de contemplación, de estudio y de reflexión; tomando notas sobre muchas cosas; viviendo conscientemente en la presencia de Dios. Preparaba sus sermones en ese ambiente. Esta práctica podría parecer demasiado extrema, pero si consideramos algunas de las bendiciones que recibió, y de las cuales fue testigo, la justa conclusión sería decir que los pastores modernos debemos pensar bien en nuestros caminos. ¿Estamos pasando el tiempo necesario con Dios y con Su Palabra para el bien de nuestras almas y el de la iglesia?

    Edwards mantenía una disciplina en su propia vida y en la de su familia, con la ayuda de su esposa que cooperaba por completo. No descuidó a su familia. Oró con ella por la mañana y adoraba con ella por la noche.

    Al parecer, Edwards no visitaba a los miembros con regularidad; sin embargo, si alguno mandaba buscarle para que fuera a visitarle o cuando había una emergencia, siempre estaba disponible. Además, muchas personas se hospedaron en su casa y, a veces, algunos hombres que se preparaban para el ministerio también se alojaron unas semanas allí, y Edwards los guió en la lectura y el estudio. Samuel Hopkins fue uno de ellos. Como testigo ocular, dejó mucha información valiosa sobre la vida de Edwards y de su esposa Sarah.

    En oración
    Volviendo a las trece horas que pasaba en su lugar de estudio, estas incluían su tiempo de oración en privado, algo que, al parecer, solía hacer con frecuencia. En esto Edwards sirve de ejemplo a los que esperan servir como pastores, porque existen razones para creer que la comunión con Dios en la oración era un rasgo de su vida. Tenía su tiempo de oración en privado, y otro en que lo hacía con la familia. Las oraciones que elevó en la adoración pública no estaban escritas, sino que eran según le salían del corazón, de manera que, muchas veces, dejó una profunda impresión en aquellos que oyeron. Predicó y publicó mucho sobre la oración, promoviéndola en la iglesia que cuidaba, pero también instando a las iglesias en general a que dedicaran tiempo a ella. Un sermón sobre la oración muestra que una de las señales de un hipócrita es su deficiencia en el asunto de la oración en privado. Edwards escribió un libro instando al pueblo del Señor a que orara unido por el avivamiento de la religión, y por la extensión del reino de Dios en el mundo. Esa obra llegó a Inglaterra y, junto con una biografía de David Brainerd que Edwards también había preparado, tuvo gran parte en la misión de William Carey a la India. Este énfasis en la oración conviene a los pastores y a las almas que estos cuidan.

    La humildad de Jonathan Edwards
    Otra gracia que podemos observar en Edwards es su humildad. Sé que algunos estarían dispuestos a señalar algunas cosas en cuanto a su casa, la forma de vestir de su familia, su sueldo y sus ventajas económicas, pero no hay evidencia de que Edwards tuviera una gran preocupación por las cosas materiales. En realidad, existen pruebas tangibles de su disposición a dejarlo todo para seguir sus convicciones, como veremos más adelante. Edwards era un hombre que servía al Señor con toda humildad (como Pablo en Hechos 20:19). Su biznieto descubrió lo siguiente entre sus documentos, escrito de su puño y letra, pero sin el propósito de que fuera publicado:

    “Desde que vivo en este pueblo, he visto muchas veces mi pecaminosidad y vileza de una manera que me han afectado sumamente; con frecuencia esto me ha tocado tanto que un gran llanto se apoderaba de mí, a veces durante un tiempo prolongado, de tal manera que tenía que encerrarme. Mi sentido de mi propia iniquidad y de la maldad de mi corazón fue en aumento, superando a la que tenía antes de mi conversión. Muchas veces he visto que si Dios tuviera en cuenta mi maldad, me vería como el peor de todos los hombres, de los que han sido desde el principio del mundo hasta ahora, y que me correspondería el lugar más bajo del infierno, mucho más bajo que el de los demás.

    “Hace mucho que mi maldad, como yo soy en mí mismo, me ha parecido, en un sentido, inefable, como si devorara todo pensamiento e imaginación, como un diluvio infinito o como montañas sobre mi cabeza. No conozco una manera más correcta de expresar en qué se asemejan mis pecados a mí mismo, excepto poniendo infinito sobre infinito y multiplicar infinito por infinito. Muchas veces, durante estos años, estas expresiones han estado en mi mente y en mi boca, ¡Infinito sobre infinito… infinito sobre infinito! Cuando miro a mi corazón, y evalúo mi maldad, percibo un abismo infinitamente más profundo que el infierno.

    “Últimamente he anhelado grandemente tener un corazón quebrantado y postrarme muy bajo delante de Dios; y cuando pido humildad, no puedo soportar la idea de no ser más humilde que otros cristianos. Me parece que su grado de humildad puede ser idóneo para ellos, pero que en mi caso, no ser el más bajo de todos los hombres en humildad, sería como una vil autoexaltación. Otros hablan de su deseo de ser ‘humillados hasta el polvo’ y esa expresión puede ser apropiada para ellos, pero en lo que a mí respecta, pienso que debo ‘postrarme hasta lo sumo delante de Dios’. Y me afecta mucho pensar en lo ignorante que era como cristiano joven, desconociendo las profundidades sin límites, infinitas, de maldad, orgullo, hipocresía y engaño que permanecen en mi corazón1”.

    Antes de criticar a Edwards debemos anhelar tener una percepción de Dios como la que él parecía tener. Una visión como esta situó a Job, el hombre más recto de la tierra, en una postura de aborrecimiento de sí mismo. Asimismo, obligó a que Isaías clamara: “¡Ay de mí!”; mucho después de él, el apóstol Pablo expresó lo mismo, y añadió que era el primero de pecadores, y confesó: Soy menos que el más pequeño de todos los santos (véase Job 40:4, 5; 42:5, 6; Isaías 6:5; 1 Timoteo 1:15 y Efesios 3:8)».

    Esa humillación personal sucedió antes de la experiencia de Jonathan Edwards al ver el primer despertar en Northampton, hacia finales de 1734 y principios de 1735. En ese tiempo, pensó que quizás se habían convertido unos trescientos y la iglesia añadió a muchos miembros. La Palabra de Dios dice que Él resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. Nosotros, los pastores, tenemos gran necesidad de andar humildemente con nuestro Dios.

    La sobriedad
    Jonathan Edwards era también un hombre serio en todo su porte; ponía especial cuidado en su forma de hablar. No pasaba su tiempo charlando sobre una u otra cosa. Su percepción de Dios y de Sus cosas, su amor a Dios y a los hombres, producían en él gran sobriedad, evidente en todas las áreas de su vida. No había nada en su conducta que socavara la seriedad a la cual llamó a la gente, avisando de la ira de Dios, de la brevedad de la vida y del juicio venidero; exhortando a todos a que creyeran en Jesucristo y a que le siguieran, conforme a Su palabra. Y yo me pregunto: ¿Cuántos causamos daño o tropiezo, cuántos socavamos y debilitamos nuestro mensaje por una falta de sobriedad? Si esperamos comunicar la verdad no podemos ir haciendo chistes sobre el pecado ni sobre las cosas divinas; no podemos reírnos de aquello por lo que los hombres rendirán cuenta en el Día de Juicio. La sobriedad es un requisito para los pastores.

    Como predicador
    Por algunas cosas que escribió el biznieto de Edwards, existe la creencia de que Edwards leía sus sermones, con el manuscrito frente a la cara. Iain Murray comenta sobre esto en las páginas 188 a 191 de su biografía y llega a la conclusión de que tal idea es poco probable, a la vez que presenta buenas razones para sostener su conclusión. El problema es que apenas hay testimonio ocular sobre su manera de predicar. Aquello de lo que disponemos indica que no usaba gestos físicos y que no tenía mucho contacto visual con la gente. Pero creemos que predicó con un gran temor de Dios, sabiendo que estaba en Su presencia, y nadie podía dudar de que un hombre de Dios, fiel y ferviente, estuviera hablando Su Palabra.

    Si predicamos teniendo a Dios presente, esto afectará muchas cosas de nuestra manera de predicar.

    Un problema
    No podemos decir que Jonathan Edwards sea un ejemplo perfecto como pastor. Su biznieto y biógrafo nos cuenta algo que ocurrió y que se utilizó en su contra. Después del gran avivamiento, allá por el año 1744, unos jóvenes estaban haciendo un uso indebido, vil y carnal de un manual para parteras (ya se pueden imaginar). Después de consultar con otros, Edwards y los líderes decidieron reunirse con los jóvenes para indagar sobre el asunto. Llamaron a todos los que pudieran ayudar en la investigación, pero en la reunión en que se leyeron los nombres de los jóvenes citados, no indicaron que todos no eran sospechosos, sino que algunos solo eran testigos de aquel mal. Sin embargo, la manera de manejar el asunto provocó que el nombre de unos cuantos inocentes quedara asociado a los culpables. Aunque, a la larga, los culpables fueron expuestos y tuvieron que pedir perdón públicamente, parece ser que muchos nunca le perdonaron a Edwards la manera de tratar dicho asunto. Pero, esto nos lleva a considerar otra cosa a la que Edwards se enfrentó como pastor.

    La fidelidad al Señor y su verdad
    Jonathan Edwards fue criado y tuvo que trabajar por muchos años en una situación eclesiástica en la que resultaba fácil que la iglesia se viese dominada por personas que no eran verdaderamente piadosas. Las iglesias congregacionalistas de Nueva Inglaterra habían adoptado una práctica de recibir como miembros a personas que no profesaban su fe de una manera sobria, seria y creíble desde el punto de vista bíblico. Los pastores fieles predicaron el evangelio buscando verdaderos frutos de fe. Pero la realidad es que había muchos miembros en las iglesias que no dieron evidencia de un nuevo nacimiento y que, sin embargo, participaban de la Santa Cena con la aprobación oficial de la iglesia.

    Con el apoyo del pastor Stoddard, abuelo de Edwards, la iglesia de Northhampton, Massachusetts, había seguido esa práctica. Al principio de su vida, Edwards aceptó ese arreglo e hizo lo que cualquier pastor que ama a sus oyentes habría hecho: les predicó sobre los grandes temas de la Biblia, buscando el fruto del Espíritu, anhelando una visitación especial del Espíritu Santo, porque sabía que sin el nuevo nacimiento no verían el Reino de Dios.

    Es decir, en una situación que no debió haber existido y que él mismo había aceptado y apoyado al principio de su ministerio, Edwards anhelaba, deseaba y buscaba el verdadero bien de la gente. Predicó fielmente. Frente al arminianismo que estaba haciendo estragos en algunos lugares, predicó con claridad la gracia soberana de Dios y, después, publicó un famoso libro sobre el error de los arminianos con respecto al libre albedrío de los hombres. Mientras servía fielmente al Señor en amor y humildad, Edwards vio tiempos en los que el Señor transformó a muchos, concretamente a finales de 1734 y en el año 1735. Luego, en los años 1740-42, lo que se conoce por “el Gran Avivamiento” abarcó muchos lugares, incluido Northhampton, donde Edwards servía como pastor. De hecho, fue usado grandemente por aquel entonces.

    Pero, volviendo a Edwards como pastor, admiramos su corazón que deseaba la salvación de aquellos a quienes servía. Quería poder presentarlos santos delante del Señor. Anhelaba verles salvos de todo engaño y, por ello, predicó la verdad a sus conciencias. Les habló sobre el amor como gracia principal, según 1 Corintios 13; los afectos, las evidencias del nuevo nacimiento, la necesidad de no tener ninguna justicia que no sea la del Señor. Quizás el libro más útil y más leído de Jonathan Edwards sea el que contiene la esencia de sus sermones a su iglesia sobre los afectos.

    Pero, a la larga, sus estudios —especialmente los que trataban sobre los afectos— le llevaron a la convicción de que las iglesias congregacionalistas habían seguido una enseñanza equivocada en cuanto a quiénes podían ser miembros y participar de la Santa Cena. Su abuelo Solomon Stoddard, cuya memoria se tenía en muy alta estima, había apoyado esa práctica. Sin embargo, comprobó que entraba en conflicto con lo que su abuelo había enseñado a la iglesia. Se dio cuenta de que iba a tener problemas pero su convicción de la verdad le llevó a comentarle a su esposa, y a uno o dos amigos íntimos, que no apoyaría a nadie más que quisiera hacerse miembro de la iglesia sin una profesión de fe creíble. Varios de los miembros que eran columnas de la iglesia notaron el cambio de Edwards y se opusieron a sus ideas. En aquella época, transcurrieron unos cuatro años durante los cuales nadie nuevo pidió membresía en la iglesia. Al parecer y debido a la oposición existente, Edwards no enseñó directamente a todos sobre el tema. Finalmente, una persona pidió unirse a la iglesia como miembro y, manipulada por unos miembros de la junta, se negó a hacer la profesión que Edwards exigía y la iglesia entró en crisis. Reunieron un concilio de pastores, pero, finalmente, se dieron cuenta de que había tanta oposición al cambio propuesto que, a menos que Edwards cambiara y aceptara el “status quo” no podría seguir como pastor de la iglesia. Solo pudieron votar los varones de los que solo un diez por ciento lo hicieron a favor de Edwards. Así que, después de veintitrés años como pastor, tuvo que salir. Perdió su sueldo y toda ventaja económica, pero mostró que su amor al Señor estaba por encima de la posición, los títulos y los bienes materiales. Dijo que no podía admitir miembros en la iglesia que no profesaran la fe de un modo creíble, es decir, una fe a la que acompañara una vida piadosa, alguna evidencia de un nuevo nacimiento, y por ello le despidieron.

    Aun en su despedida, Edwards buscó la paz. La iglesia le permitió predicar un sermón de despedida que fue sobrio y amoroso. Incluso después de ese sermón, Edwards no se mudó enseguida y, en algunas ocasiones, cuando no pudieron conseguir a un pastor visitante, le pidieron que predicara y él lo hizo.

    Pero, en cuanto a esta experiencia de Jonathan Edwards, debemos ver que el pastor tiene que poner oro, plata y piedras preciosas en el templo, no heno, hojarasca y madera. Jonathan Edwards aprendió esto y sufrió por su fe. Un pastor tiene que ir adonde la palabra del Señor le lleve y no puede permitir que el amor a su posición o a cualquier otra cosa interfiera con su servicio fiel.

    Más tarde, Edwards trabajó entre los indios y los ingleses en un pueblo de Massachusetts llamado Stockbridge. Estuvo allí unos siete años antes de ser nombrado presidente de la Universidad de Princeton, pero apenas había comenzado sus labores allí cuando le sobrevino la muerte por una reacción a la vacuna contra la viruela. Murió en marzo de 1758.

    En el poco tiempo que trabajó en Princeton mostró que iba a trabajar con el corazón y el cuidado de un pastor, buscando el bien eterno de los estudiantes.

    Edwards pone de manifiesto el corazón y los rasgos de un pastor fiel. Fue ejemplo para sus oyentes de piedad personal y piedad en el hogar, y procuró la salvación de estos, una salvación que incluía el gozo en el Señor, el regocijo por haberle conocido. Quería verlos glorificar a Dios mediante la fe y vidas santas. Deseaba que aceptaran alegremente el gobierno de Dios en sus vidas. Predicaba Su soberanía absoluta, persuadido de que solo esa verdad podría llevarles a una vida de verdadera piedad.

    Hasta el día de hoy, multitudes de personas aman al Señor y hemos sido edificados mediante los escritos de Edwards; pero, casi todos sus escritos, procedían de su pensamiento de pastor que amaba al Señor y a Su Reino. Sentimos gran estima por lo que escribió, porque es bíblico y nos lleva a pensar en la verdad.

    Quienes no son amigos de Cristo hablan de Edwards desde una perspectiva humanista, socavando así la fe de quienes leen su obra y sacan provecho. Tales autores han sido piedra de tropiezo para las personas que reciben el veneno de su humanismo.

    Pero, aquellos que aman la Palabra de Dios y quieren vivir piadosamente, estimarán su enseñanza. En nuestra iglesia, algunos aprecian mucho lo que Jonathan Edwards enseñó. Como pastor, siento gozo al ver un interés por la lectura de Jonathan Edwards en aquellos a quienes cuido como pastor.

    Notas

    1Citado por Iain Murray, véase bibliografía, páginas 101-102, de Personal Narrative de Jonathan Edwards, incluida en su biografía por Sereno Dwight; traducción de NDV.

    Bibliografía selecta
    Existen unas cuantas biografías de Edwards, algunas escritas por creyentes que amaban o aman su fe, y otras por personas que, como humanistas, tratan de explicar su fe y su vida desde su propio punto de vista, aun no estando de acuerdo con la fe bíblica (evangélica y calvinista) de Edwards.

    Las obras más provechosas que recomiendo son:

    Murray, Iain H., Jonathan Edwards – A New Biography (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1987). Esta es la obra que más estimo junto con la biografía de Sereno Dwight, biznieto de Edwards.

    Dwight, Sereno, Life of President Edwards. La biografía que he leído se encuentra en el tomo I de esta próxima obra. Incluye la narración personal de Edwards.

    The Works of Jonathan Edwards, en dos tomos, revisado y corregido por Edward Hickman (1834); (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1974; reprinted 1976). Estos dos tomos contienen los sermones y los escritos más conocidos. Son de mucho provecho.

    La Universidad de Yale mantiene una página web con muchos recursos: http://edwards.yale.edu/

    © Copyright | Derechos Reservados

  • Biografía: Apuntes sobre la vida y la obra de John Gill (1697—1771)

    Parte I:

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    Parte II:

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    John Gill era un pastor bautista que también escribía lo que estudiaba y lo presentaba tanto a su congregación como a otros grupos, para posteriormente publicarlo. Hasta el día de hoy (abril 2013), después de más de doscientos cincuenta años, mucho de lo que John Gill escribió está disponible para los que puedan leer en inglés. Hay varios sitios en Internet donde uno puede ver gratis sus comentarios sobre la Biblia completa y otros libros suyos. Y, para aquellos que aman los libros en sí, todavía hay disponibles (en inglés) su Exposición del Antiguo y Nuevo Testamento; su “Body of Divinity” (libro de teología) y “The Cause of God and Truth”, y otros.

    Su nombre está asociado a estos libros perdurables, que han sido de provecho para generaciones de pastores y estudiantes de la Biblia, especialmente para aquellos que creemos en las “doctrinas de la gracia”, tal como se expresan en la Confesión bautista de fe de 1689 y las confesiones de Westminster y de Savoy.

    Muchas iglesias y pastores seguimos recibiendo bendiciones de ese siervo de Dios, a quien espero que podamos conocer mejor.

    Gill no escribió sus memorias. Escribió algunas cartas, pero, al parecer, la mayor parte de ellas ha desaparecido, de manera que pocas pueden citarse. No se refirió a sus experiencias en sus escritos, por lo que quienes han querido y quieren escribir de él encuentran diversas dificultades por falta de información.

    En el prefacio de una edición particular de las memorias de Gill, de 1838, los publicadores dicen: El difunto Dr. John Gill fue, en varios aspectos, un individuo distinguido. Si tenemos en cuenta sus talentos, su diligencia en el uso de ellos y su progreso, la eminencia que alcanzó en la literatura oriental y clásica, o su carácter cristiano, eran tan distinguidos que uno puede sorprenderse, y con razón, de que se haya conocido tan poco de su vida y su trabajo en general.

    Posteriormente, los editores presentan el documento fundamental disponible para saber de la vida de ese hombre; se trata del escrito por John Rippon, D.D. que se llama A Brief Memoir of the Life and Writings of the late Rev. John Gill, D.D. (Memorias breves de la vida y los escritos del finado Rev. John Gill D.D.). Rippon siguió a Gill a través de su pastorado en la iglesia donde Gill sirvió como pastor hasta su muerte. Rippon conoció a muchos que habían tenido contacto íntimo con Gill. Esas memorias se encuentran en el primer tomo de la Exposición del A.T. y en unas ediciones de su “Body of Divinity”, pero fueron publicadas en ese libro aparte en 1838 para el beneficio de aquellos que no tienen el primer tomo de la Exposición, y con un tipo de letra más grande.

    No he encontrado una traducción de las memorias en español, y tampoco ningún escrito que presente el contenido básico de esas memorias, de manera que espero poder presentar básicamente este aspecto, con unas traducciones directas (debidamente marcadas) para el beneficio de quienes oigan esta exposición y de los que lean estos apuntes. Repito, lo que comparto procede directamente de esas memorias a menos que indique lo contrario. Espero que sirva para estimular a otros pastores y que las obras de Gill sean útiles en su ministerio.

    John Gill nació el 23 de noviembre de 1697 (calendario antiguo) en Kettering, Northhamptonshire, Inglaterra.

    Sus padres, Edward Gill y Elizabeth Walker Gill tenían la reputación de ser amables y serios. Por la buena providencia de Dios fueron librados tanto de la trampa de la pobreza como de la trampa de las riquezas (véase Proverbios 30:8-9). En sus circunstancias bajo el cielo, trabajando diligente y pacíficamente, con una fe genuina, pasaron sus días siendo una bendición para aquellos que los rodeaban por la disposición de Dios.

    Edward Gill, padre de John, se hizo miembro de una iglesia de disidentes en aquel lugar. Esa congregación estaba formada por presbiterianos, independientes y bautistas. Además del pastor, había un anciano maestro bautista, llamado William Wallis. Este hombre impartió los bautismos por inmersión a las personas adultas entre quienes desearon bautizarse así. Pero, después de un tiempo, debido a la actitud de algunos en la iglesia, los bautistas vieron la necesidad de separarse y establecerse como una iglesia. El Sr. William Wallis sirvió como primer pastor. (Muchos años después, el Sr. Andrew Fuller sirvió como pastor en aquella iglesia en Kettering en los días de Rippon, Carey y otros.) El Sr. Edward Gill era miembro de aquella congregación y, a su tiempo, fue escogido para el oficio de diácono entre ellos. Hasta el final de sus días gozó de buen nombre por su gracia, piedad y conducta santa.

    En su hijo, “con el amanecer de la razón”, se descubrió una gran capacidad para recibir instrucción. Asistió a la escuela primaria en la ciudad, con una diligencia poco común, y con una incansable solicitud, y superó rápidamente a los de su misma edad, y otros considerablemente superiores. Allí continuó hasta los once años. Durante este tiempo, a pesar de la manera tediosa en que el conocimiento gramatical se transmitía en aquel entonces, además de estudiar los libros escolares comunes, el joven dominó los principales clásicos en latín; se especializó en el griego. En ocasiones, varios de los cleros vecinos condescendieron para examinar y alentar su progreso.

    En los días de mercado en la ciudad se abría la tienda de un librero al que Gill visitó constantemente. Allí consultó a diferentes autores, y, como siempre, pasó los días de mercado en aquella tienda. Entre la gente del barrio, este dicho se convirtió en una aseveración habitual que recogía aquello que consideraban cierto. Esta frase era: “tan cierto como que John Gill está en la tienda del librero”. Y, como esa misma disposición estudiosa lo asistió de por vida, aquellos que lo conocieron bien, modificaron la afirmación, diciendo: “tan cierto como que el Dr. Gill está en su oficina”.

    Como los anglicanos controlaban prácticamente toda la educación superior, debido a un conflicto con quienes quisieron obligarlo a asistir a la iglesia anglicana para que pudiera seguir con sus estudios, Gill no pudo seguir con su educación formal. Por unos años trabajó con su padre, tejiendo, pero su progenitor cooperó en su educación por su propia cuenta, de manera que continuó progresando en muchos ámbitos, mediante libros que pudo obtener para estudiar, incluyendo la gramática hebrea. Leía libros en latín y griego sobre la lógica, filosofía, teología y otras cosas.

    En las memorias, Rippon vuelve hacia atrás para hablar de la conversión de Gill. “A veces estaba aterrorizado por el miedo a la muerte y al Infierno, y otras veces eufórico pensando en las alegrías del Cielo; pero sus impresiones eran superficiales y temporales, hasta que alcanzó los doce años de edad. Al llegar a esta edad, las operaciones de su mente fueron más sobrias y serias, especialmente después de escuchar un sermón que predicó el Sr. William Wallis sobre Génesis 3:9: “Y el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿dónde estás?”.

    “Por un tiempo, el texto y el tema resonaban continuamente en sus oídos, y estas preguntas estaban dirigidas a su corazón: Pecador, ¿dónde estás? ¿En qué estado y condición miserable estás? ¿Cuán miserable serás, viviendo y muriendo sin convertirte? Se sintió como llamado a comparecer ante el Juez de todos, para responder por su conducta. Tales fueron los efectos del sermón , que, de haber podido considerar a algún hombre como su padre espiritual, habría sido al Sr. Wallis. Pero ese buen hombre murió poco después.

    “En ese tiempo comenzó a ver con mayor claridad la depravación de su naturaleza, la gran pecaminosidad del pecado, su necesidad del Salvador, y de una justicia mejor que la suya: la justicia de Cristo, recibida por la fe. Poco después fue favorecido con la persuasión consoladora de tener un interés en él. Ese consuelo vino mediante la aplicación a su corazón de varias promesas grandes y preciosas, por el bendito Espíritu de Dios.

    “Fue, además, su suerte feliz, en aquellos primeros días, de tener su mente irradiada con la luz y el conocimiento de las doctrinas evangélicas, bajo el ministerio de varios predicadores del evangelio, que predicaban en aquellas partes del país, a los cuales, a veces, tuvo la oportunidad de escuchar. Y ya que estas verdades sublimes vinieron a él, no sólo en palabras, sino en poder, y en el Espíritu Santo, y con mucha seguridad, se sintió libre de la esclavitud de la ley, como un pacto de obras, y se llenó de alegría y paz en el creer.

    “Sin embargo, a pesar de que había alcanzado cierto grado de satisfacción en su mente en cuanto a la seguridad de su estado eterno, no hizo una profesión pública de la religión hasta que tuvo casi 19 años. Al principio, esta demora se ocasionó debido a una consideración de su juventud, y la solemnidad de hacer una profesión. Después se retrasó, porque se dio cuenta de que los ojos de la iglesia estaban sobre él para llamarlo a la labor ministerial, tan pronto como fuera conveniente, y que solo esperaban que se hiciera miembro de la misma. Se sintieron aun más inclinados a esta idea, porque, en aquellos momentos, su pastor estaba muy ocupado en sus tareas temporales y necesitaba ayuda ministerial.”

    El 1 de noviembre de 1716, Gill hizo profesión pública de su fe y ese mismo día fue bautizado por Thomas Wallis, hijo del difunto pastor William Wallis. Fueron muchos los que presenciaron su bautismo, por inmersión en el río, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. [Sin citar la fuente, George Ella dice que compuso un himno en aquella ocasión (incluye la letra) y que lo cantaron.]

    El domingo siguiente, 4 de noviembre, fue recibido como miembro en la iglesia y participó de la Cena del Señor. Después en una reunión informal de los creyentes, Gill leyó una porción de Isaías 53 y expuso algunos de los versículos.

    El domingo siguiente, 11 de noviembre, durante el servicio de la tarde, predicó un sermón sobre 1 Corintios 2:2: Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Había una señora presente que le oyó predicar ese primer sermón y 50 años después oyó también su último sermón. Después de la muerte de Gill se unió a la iglesia donde Rippon estaba sirviendo. Esa señora comentó cómo Gill había hablado con gran solemnidad, y cómo los presentes recibieron la palabra con sobriedad, amor y gozo.

    Durante los años de 1717 y 1718 Gill vivió en un lugar llamado Higham-Ferrer, en la casa del pastor John Davis. Rippon dice: “…instado por algunos de sus amigos en Londres, que lo habían conocido y conversado con él en Kettering, se trasladó a Higham-Ferrers, a unos nueve o diez kilómetros de allí. A su entender, iba allí para poder estudiar con John Davis, pastor en aquel lugar, en cuya casa se quedaría como inquilino. Davis era un caballero erudito que había venido del país de Gales, y se estableció como pastor de una nueva iglesia, establecida en Higham. Los planes del joven se vieron frustrados, pero el designio de sus amigos de Londres se realizó básicamente, porque querían que pudiera asistir a esa nueva obra y ayudar a los jóvenes recién convertidos de allí, y predicar de vez en cuando en los pueblos adyacentes. Continuó allí hasta el año siguiente. Mientras tanto, conoció a una joven llamada Elizabeth Negus, miembro de la nueva iglesia, con quien se casó en 1718. Siempre pensó que su matrimonio con esta excelente persona era la razón principal por la que Dios, en su providencia, lo había enviado a ese lugar. Y es que ella era cariñosa, discreta y cuidadosa, y, por su incansable prudencia, lo libró de todos los quehaceres domésticos, de modo que pudo proseguir sus estudios y dedicarse a su trabajo ministerial sin preocupaciones y con paz mental”.

    George Ella dice que a Elizabeth se la consideraba diferente a otras jóvenes, pero Gill se dio cuenta de que esa diferencia procedía de su piedad, su temor de Dios, y así se sintió atraído por ella.

    Rippon continua con la historia de la pareja: “Vivieron unidos durante más de cuarenta y seis años hasta que ella murió el 10 de octubre 1764, a la edad de 68 años. El sermón el día de su funeral se imprimió, y se considera como uno de los mejores discursos funerarios que él publicó. El texto del sermón era Hebreos 11:16: Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Al final del mensaje, quiso honrarla con una nota que recogía su vida en una breve historia, desde su infancia hasta sus últimos momentos, pero parece ser que al final del sermón, por las fuertes emociones que se apoderaron de él, no fue capaz de dar esa parte. Con aquella amable mujer tuvo muchos hijos, pero todos murieron en su infancia, con excepción de tres. Elizabeth, “una niña hermosa y deseable en su persona, prudencia y gracia” murió el 30 de mayo de 1738 a los trece años de edad. Su padre predicó el sermón de su funeral, basándose en el texto de 1 Tesalonicenses 4: 13, 14. Ese sermón se imprimió junto con un emotivo recordatorio de parte de su experiencia. María, que era un miembro de la iglesia de su padre, se casó con el Sr. George Keith, un librero de la calle Gracechurch, y murió en enero de 1773. John era orfebre y vivió muchos años en la misma calle, hasta que, retirado de los negocios se mudó a Walworth, a unos dos kilómetros de Londres, donde murió el 22 de mayo de 1804, a los 78 años de edad. Ambos niños proporcionaban gran felicidad a sus padres y la familia siempre tuvo razones para estar agradecida a Dios por su confort doméstico, la paz y la armonía.”

    Mientras ayudaba en Kettering, algunos pastores lograron conseguirle ayuda económica de un fondo establecido para casos como el suyo. Le dieron ese dinero para que pudiera continuar con sus estudios y servir en el ministerio. Trabajó en Kettering durante gran parte del año 1718 —1719, pero en 1719 le invitaron en ocasiones a predicar en la capilla en Goat Yard en Horselydown, Calle Fair, Southwark, como a un kilómetro y medio del Puente de Londres.

    La iglesia de Horselydown tenía fama entre los bautistas. Durante muchos años estuvo pastoreada por Benjamin Keach (1640—1704), un hombre que apoyó la confesión de fe hecha por los bautistas en 1643 y luego firmó la confesión de 1677, publicada en 1689. Keach era un líder reconocido; entre otras cosas, fue célebre por haber fomentado el que se cantasen himnos entre los bautistas. Después de Keach, su yerno Benjamin Stinton sirvió como pastor en la misma iglesia hasta su muerte en 1718. En 1719, la iglesia seguía buscando pastor. Habían oído hablar de John Gill, y le invitaron a predicar varias veces. En septiembre de aquel año lo llamaron como pastor. Todavía no había cumplido 22 años. Gill creyó que era la voluntad de Dios y aceptó, pero algunos hombres de la iglesia no estaban de acuerdo y a la larga la iglesia se dividió. Gill no fue ordenado hasta marzo del año siguiente.

    El Señor bendijo la predicación y el ministerio de Gill y la iglesia creció y prosperó espiritualmente durante los 51 años de su ministerio. Había bautismos con regularidad y la iglesia no menguó hasta los últimos dos años de su vida, cuando Gill ya no pudo predicar y cuidar la iglesia como antes.

    En 1721, al principio de su ministerio, Gill reorganizó el alcance pastoral y evangélico de la iglesia, asegurándose de que todos se cuidaran los unos a los otros.

    Durante el año 1723, cuando Gill tenía 25 años, padeció numerosas enfermedades, incluida una fiebre severa que amenazó su vida. En medio de esas grandes pruebas, Jesucristo se manifestó más precioso que nunca y después de eso, en el año 1724, comenzó a predicar sobre el Cantar de cantares. Predicó 122 sermones sobre dicho libro, y acabó publicando un comentario aparte sobre el mismo. Por supuesto, tanto para Gill, como para muchos otros, el tema del Cantar de los Cantares es Jesucristo y ningún otro, y su relación con su iglesia, al estilo del Salmo 45 que también habla del Hijo de Dios.

    En ese año de 1724, se publica por primera vez algo escrito por él: un sermón sobre Romanos 5:20, 21 con ocasión de la muerte de John Smith, un diácono de su iglesia.

    Al año siguiente (1725), publicó una obra: El Urim y Tumim encontrado con Cristo, de Deuteronomio 33:8.

    Gill siempre fue bautista. Aunque se le ha reconocido como un gran erudito y su comentario es valioso. Es muy posible que no tenga el reconocimiento que podría haber tenido si hubiera sido un “paidobautista”. Algunos le dijeron que si publicaba libros sobre ciertas doctrinas, podría perder el apoyo económico de algunos, pero Gill amaba la verdad más que el dinero o la fama y defendió la verdad sobre el bautismo bíblico hasta el fin. La defendió de buena manera y por eso siempre contaba con amigos anglicanos evangélicos, presbiterianos e independientes. En 1726, publicó “La manera antigua de bautizar con agua”, en respuesta a una publicación contra los bautistas: La manera antigua de bautizar con agua, aclarado por la Palabra de Dios y la razón correcta. El año siguiente continuó el debate con Una defensa de la antigua manera, etc. Quizás su libro más famoso sobre el bautismo sea el titulado El bautismo de bebés, parte y columna del papismo. También examinó el tema del bautismo de prosélitos entre los judíos que algunos antibautistas querían usar para justificar el bautismo de bebés. Después de aquello, Gill descubrió y publicó que solo una persona ignorante o con grandes prejuicios trataría de defender una posición antibautista abogando la práctica tardía de tales bautismos de prosélitos.

    En 1728, publicó su Exposición del Cantar de los Cantares. Entre las demás publicaciones de ese año encontramos: Las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías consideradas y demostradas que son cumplidas literalmente en Jesús.

    Aunque era joven, Gill fue grandemente apreciado por hombres de otras iglesias, incluyendo a pastores. Varios de ellos deseaban oírle regularmente sin tener que faltar a los cultos de adoración en sus propias iglesias. Unos caballeros formaron una sociedad y buscaban “suscripciones” para poder llevar a cabo reuniones con él. Consiguieron un sitio donde reunirse en un sector de Londres llamado Great Eastcheap. Comenzando en 1728, a los 30 años de edad, casi todos los miércoles por la tarde y durante 26 años, Gill dio conferencias en aquel lugar. Mucho de ese material también fue publicado, por ejemplo, su tratado sobre la Trinidad, la Justificación, 2 partes de La causa de Dios y la verdad; algunas partes de su Exposición de la Biblia.

    En 1730, unos líderes evangélicos preocupados por las herejías que entraban en las iglesias, por la decadencia de la enseñanza de la sana doctrina en muchos lugares y por los ataques contra la fe cristiana, organizaron una serie de conferencias para defender la fe. Invitaron a nueve ministros fieles de varias iglesias a participar y asignaron los temas que cada uno enseñaría. Gill y otro hermano bautista fueron invitados para representar a los bautistas. A Gill le asignaron el tema “La resurrección de los muertos”. Posteriormente, todas las conferencias fueron publicadas en un par de tomos llamados “Lime Street Lectures”.

    Gill continuó su ministerio de predicación y de publicaciones, porque muchos lo instaron, lo animaron y aun le solicitaron que escribiera sobre temas doctrinales que estaban siendo atacados, o que necesitaban ser presentados de una manera clara y convincente.

    El 31 de diciembre de 1737 predicó un sermón importante, La Doctrina de la Gracia librada del Cargo de libertinaje.

    En 1737—1739 publicó varios folletos defendiendo a los bautistas del ataque de S. Bourne, un presbiteriano.

    El 30 de mayo de 1738, muere su hija Elizabeth Gill, de trece años. Su padre predicó en su funeral sobre 1 Tesalonicenses 4:13,14

    En 1746, se publicó el primer volumen de su Exposición de todo el Nuevo Testamento. El segundo en 1747 y el tercero en 1748. En ese mismo año, algunos tomaron nota del valor de su exposición y, como consecuencia, Gill recibió un diploma del Marischal College de la Universidad de Aberdeen, reconociéndolo como Doctor en Teología, por su conocimiento de las Escrituras, lenguas orientales y las antigüedades de los judíos. Cuando los diáconos de la iglesia se dieron cuenta de ese honor, felicitaron a Gill, y él les dio las gracias añadiendo: “No lo pensé ni lo compré, ni lo busqué” (en inglés: I neither thought it, nor bought it, nor sought it.)

    Gill siguió con sus tareas pastorales mientras fue aumentando el número de publicaciones. En 1749 escribió un tratado llamado “El rito divino del bautismo de bebés examinado y refutado”. En 1751 aparecieron varias publicaciones.

    El 15 de marzo de 1752, Gill se encontraba en su cuarto de estudio cuando, a causa de unos vientos violentos, unas chimeneas cayeron sobre su casa, pero Dios lo protegió de la muerte. En ese año publicó su folleto sobre “La doctrina de la perseverancia final de los santos”.

    En 1753 publicó un folleto titulado Anti-“paidobautismo”, (contra el bautismo de los bebés). En 1755, el Dr. Gill publicó Obras del Dr. Crisp, tras escribir una breve Memoria de la vida del doctor y aprovechando la oportunidad de exonerarse a sí mismo de la acusación de “antinomianismo”.

    El 24 de marzo de 1756, el Dr. Gill predicó su sermón de despedida a los que se reunían los miércoles por la tarde; su texto fue: Hechos 26:22,23. Deseaba dedicar su tiempo a terminar la exposición de todo el Antiguo Testamento.

    En 1757, dedicó una nueva capilla en Carter Lane, calle San Olave, cerca del puente de Londres, y predicó dos sermones sobre Éxodo 20:24, que se publicaron como “Asistencia en los lugares de culto religioso, donde se registra el nombre divino.” Según Ella, había 235 miembros cuando cambiaron de la capilla de Horselydown a Carter Lane. Esa iglesia fue la iglesia bautista más grande de Londres y se estima que Gill predicaba regularmente a más de 300 personas. Los registros de la iglesia indican que había conversiones y bautismos frecuentes (véase a Ella, páginas 62, 63).

    En 1757—1758 publicó su Exposición de los Profetas, y una Exposición del Apocalipsis.

    El 10 de octubre de 1764, murió la Sra. John Gill a los 68 años. Estuvieron casados durante más de 46 años.

    Gill siguió trabajando. En 1767 publicó su Disertación sobre la antigüedad de la Lengua Hebrea, Letras, Vocales, Puntos y Acentos; en 1769, Cuerpo de la Divinidad doctrinal (Body of Doctrinal Divinity); y en 1770, Cuerpo de teología práctica.

    El 14 de octubre de 1771, muere el Dr. John Gill alrededor de las 11:00 de la mañana, en su casa en Camberwell, Surrey, a la edad de setenta y tres años, diez meses y diez días. Le enterraron cerca de Moorfields, en la tumba familiar.

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  • Biografía: Adoniram Judson: una reseña de su vida con algunas observaciones prácticas y pastorales

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    Introducción
    Cuando nuestro Señor Jesucristo se reunió con sus discípulos en una de las ocasiones después de su resurrección y antes de su ascensión, les dio lo que llamamos la Gran Comisión en las palabras conocidas que encontramos en los últimos versículos del evangelio de Mateo:

    Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

    Sabemos que muchas veces las iglesias del Señor han sido lentas en llevar a cabo esta comisión. Pero el Señor de todo poder ha hecho cosas para empujar o dirigir sus iglesias hacia el cumplimiento de su misión. Hay naciones que una vez oyeron mucho del evangelio y hoy día oyen poco. Hay naciones que por diferentes motivos no tienen el evangelio porque odian el evangelio. Algunas naciones creen que cualquier persona que no acepta a Mahoma como profeta es digno de muerte; otros países tienen la actitud que cualquier persona que no cree en el ateísmo de su país o en la idolatría de su país que esa persona es enemigo del país. Ha habido y hay naciones que deben oír el evangelio.

    Durante el siglo 18 el Señor envío un gran avivamiento a partes de Inglaterra y Escocia y a las colonias de los Estados Unidos. Parece que junto con eso y como consecuencia había un despertamiento entre las iglesias sobre el deber de llevar el evangelio a las naciones del mundo que estaban en las tinieblas de las falsas religiones. Hombres como William Carey de Inglaterra llevaron el evangelio a la India y por medio de sus informes, y de otros misioneros, Dios llamó a otros hombres a dedicar sus vidas a la difusión del evangelio del Señor Jesucristo.

    Uno de esos hombres llamado así y enviado para predicar la palabra de Dios a los paganos se llama Adoniram Judson, un hombre protegido y preservado y capacitado por Dios para hacer una obra grande en la nación de Birmania (llamado Myanmar hoy día). Wikipedia dice: La Unión de Myanmar es un país del Sudeste asiático antiguamente conocido como Birmania. Limita al norte con China, al sur con el mar de Andamán, al este con Laos y Tailandia, y al oeste con la India, Bangladesh y el golfo de Bengala.

    Antes de seguir, quisiera mencionar que hay algunos libros disponibles sobre la vida de Judson. El libro por su hijo Edward y varias biografías breves y estudios se pueden encontrar por medio del internet (véase algunas referencias al final). Casi todo el mundo reconoce que el libro básico para un estudio de la vida de Judson es lo que se llama “Memoir of the Life and Labours of the Rev. Adoniram Judson, D.D.” por Francis Wayland, publicado originalmente en 2 tomos (disponible en un tomo todavía, pero no sé si es completo). Como veremos, Judson, destruyó o mandó que fueran destruidas a casi todas sus cartas y documentos personales. Los informes oficiales a la Junta de Misiones no fueron destruidos y Wayland tenía acceso a ellos. También, la última esposa de Judson, trabajó de cerca con Wayland para ayudarle producir las memorias. El libro titulado “To the Golden Shore” por Courtney Andersen es un favorito mio y la fuente principal de esta reseña. He leído la biografía escrita por su hijo Edward (muy interesante e instructivo), y un libro por Sharon James sobre la vida de la primera esposa de Judson, Ann (Nancy) Hasseltine, “My Heart in His Hands”.

    Vamos a mirar ahora algunos datos sobre su vida y labores.

    Nacimiento y juventud
    Nació en Malden, Massachusetts, 9 agosto 1788 (año de la ratificación de la constitución de los EEUU). Adoniram fue el primogénito de Adoniram Judson, Sr. y Abigail Brown Judson. Aunque Adoniram fue “Junior”, su nombre a la larga fue tan famoso que casi nadie añadía el nombre “Junior”. Su padre era pastor congregacionalista, sumamente calvinista y conservador en sus creencias. Como todo pastor de su comunión, creía en el bautismo de bebés y por supuesto, Adoniram Jr. fue “bautizado” como bebé. Adoniram padre era muy estricto y tuvo grandes ambiciones en referencia a su hijo. Solo Él que escudriña todo sabe hasta donde esa actitud influyó en su hijo por bien o por mal. Años luego en su vida Judson tuvo luchas dentro de sí, y pensó que su vida había sido dominada por ambición, orgullo y vanidad – de manera que mandó que su familia destruyera todas sus cartas como una condición para que él firmara un documento legal que la familia necesitó. Aquí, tenemos que aprender los peligros de tratar de vivir a través de los hijos las ambiciones nuestras. Puede ser que sufran como sufrió Judson. Hay que reconocer que en algunas cosas Dios dotó a Judson Jr. con capacidades extraordinarias. Era un genio destinado para una obra grande. Por ejemplo: A la edad de tres aprendió a leer en una semana, y leyó un capítulo de la Biblia a su papá cuando llegó de un viaje. Pudo resolver enigmas difíciles de matemática. Su papá le dio un libro de tales “enigmas” y llegó a ser perito en ellos. Luego, a la edad de diez había hecho mucho progreso en latín y griego. Estudió navegación también. Comenzó en el segundo año la “universidad” (R.I. College) en 1804 (16 años de edad). Se graduó número uno en su clase. Ganó muchos honores.

    Conversión y llamamiento a ser misionero
    Judson era un estudiante excelente, pero por la influencia de otro estudiante, Jacob Eames, Judson abandonó la fe de sus padres y se hizo deísta. Tenía muchas ambiciones carnales aunque no dijo nada a sus padres. Trabajó un año en su propia escuela, pero a cumplir 20 años de edad, Judson informó a sus padres que quiso “viajar” y abandonó su hogar para buscar el cumplimiento de sus ambiciones.

    Tenía el deseo de estar en el “teatro” y viajar a NY. Por unos días estaba con un pequeño grupo de actores, pero a la larga se disgusto y decidió buscar su caballo en la casa de un tío y continuar su viaje. Su tio era pastor también, pero no estaba. En su lugar había un joven ministro con el cual Judson habló y la actitud del joven le tocó, porque vio un hombre sincero, pero no severo. Luego siguió su camino y llegó a una posada. Allí la única habitación estaba al lado de la habitación de un hombre moribundo. Judson dijo al dueño del lugar que eso no sería problema, pero en realidad se conturbó por los gemidos y la lucha mortal de su vecino y comenzó a preguntarse si estaba preparado para morir, cosa que, supuestamente, no debe conturbar a un deísta. Por la mañana Judson preguntó al dueño del lugar que pasó con el hombre enfermo. Le informó que se murió. Judson pidió si sabía quién era y el hombre le dijo que el nombre del difunto era Jacob Eames. El “amigo” de Judson que le persuadió del deísmo estaba muerto. Ese golpe fue tan grande que regresó a la casa de sus padres, lleno de dudas y luchas.

    Por la sugerencia de unos pastores amigos de su padre Adoniram entró en el seminario de Andover, buscando respuestas, en octubre de 1808 (20 años). En diciembre halló paz y su deseo fue saber cómo ordenar su vida para agradar a Dios.

    Mediante la lectura sobre Carey, y un libro de M. Symes An account of an embassy to the kingdom of Ava, se sintió llamada a servir como misionero extranjero y a Birmania en particular.

    Misionero
    Adoniram Judson no fue el único hombre que tenía interés en llevar el evangelio a los países paganos. Había otros estudiantes en Andover que antes estaban en Williams College que tras un tiempo de oración protegidos de las lluvias por un “almiar” (¿sabe lo que es?) se dedicaron al servicio del Señor. Habían formado una pequeña sociedad de personas dedicadas a servir al Señor como misioneros. Judson fue invitado a formar parte de ese grupo, y unidos y llevados por el celo, lograron convencer a las iglesias congregacionalistas de formar una Comisión o Sociedad para enviar a misioneros. La Junta que tenía poder para enviar a misioneros fue establecida en el año 1810 y los primeros misioneros de los Estados Unidos a países extranjeros fueron ordenados y comisionados en el año 1812 – Adoniram Judson, Samuel Newell, Samuel Notts, Gordon Hall y Luther Rice (el único soltero). Su destino fue el sur de India.

    Pero Judson hizo algo 1 día antes de su ordenación. Se casó con Ann (Nancy le llamaron) Hasseltine, mujer admirable en muchos sentidos. Su carta a su padre, pidiendo permiso de casarse con ella es extraordinaria. Como dice una reseña:

    “Seis meses antes de salir para India, Judson escribió una carta al padre de ella, pidiéndole su hija. En parte de la carta decía:

    «Deseo preguntarle si usted puede consentirme partir con su hija la próxima primavera, para no verla nunca más en este mundo; si usted aprueba su ida y su sometimiento a las penalidades y sufrimientos de la vida misionera; si usted puede consentir en su exposición a los peligros del océano, a la influencia fatal del clima del sur de India; a todo tipo de necesidad y dolor; a la degradación, a los insultos, a la persecución, y quizás a una muerte violenta. ¿Puede consentir usted en todo esto, por causa de Aquel que abandonó su morada celestial, y murió por ella y por usted; por causa de las perdidas almas inmortales; por causa de Sion, y la gloria de Dios? ¿Puede usted consentir en todo esto, en la esperanza de encontrarse pronto a su hija en la gloria, con la corona de justicia, gozosa con las aclamaciones de alabanza que tributarán a su Salvador los paganos salvados del infortunio y la eterna desesperación, por medio de ella?».

    ”Increíblemente, el padre dijo que ella debía decidir por sí misma. Ella escribió a su amiga Lydia Kimball:

    «Me siento deseosa y expectante, si nada en la Providencia lo impide, pasar mis días en este mundo en las tierras de los paganos. Sí, Lydia, tengo la determinación de dejar todas mis comodidades y goces aquí, sacrificar mi afecto a los parientes y amigos, e ir donde Dios, en su Providencia, tenga un lugar para establecerme».” 1

    Salieron el fin de febrero hacia India. Llegaron como a mediados de junio, pero en ese viaje algo muy inesperado sucedió.

    Sus convicciones bautistas
    Durante el viaje, Judson estudió sobre el bautismo. Sabía que iba a conocer y hablar con el bautista, William Carey, aunque no sabía que Carey y sus asociados evitaban hablar sobre ese tema con hombres como ellos. Parece que Judson quiso tener argumentos bíblicos sustanciales para sostener su posición al conocer a Carey. Estudiando su Nuevo Testamento en griego, llegó a creer en la posición bautista. Le puso en una posición tensa. Al principio aun su esposa se le opuso mucho. Ella no quería ser “bautista”. A la vez, otro misionero en otro barco, sin saber nada de la luchas de Judson, experimentó lo mismo, Luther Rice. No había bautistas en el barco con Judson, pero en el barco donde Rice estaba había unos bautistas y Rice había tenido unas discusiones fuertes con ellos. Aunque los métodos eran diferentes, creemos que Dios produjo en ellos la inquietud que los llevó a estudiar sus Biblias y seguir la verdad sin pensar en las consecuencias; sin influirse por otras consideraciones.

    En su contemplación del tema, algo que conturbó a Judson fue: suponiendo que se convirtiera un señor con siervos e hijos. ¿Serán los siervos e hijos parte de la iglesia, porque se supone que debe bautizar la “casa” del hombre como Abraham circuncidó a todos en su “casa”?

    Adoniram y Ann pidieron a los bautistas que los bautizaran y en septiembre de 1812, el pastor Ward, asociado de Carey, los bautizó en la capilla bautista Lal Bazar. Luego, Rice se convenció por completo y también se bautizó. Como una nota aparte, a la larga en 1817 el papá de Judson, 67 años de edad, renunció el pastorado de su iglesia, fue bautizado por inmersión y se unió con una iglesia bautista.

    En aquel tiempo de su bautismo, Judson preparó un sermón largo sobre el bautismo que Carey, Marshman y Ward publicaron en Serampore. Audubon Press hizo una edición (en inglés) en el año 2000 que está en venta todavía (véase referencias al final).

    Por supuesto, ese cambio de creencias presentó un problema serio, porque se dieron cuenta que no pudieron seguir como misioneros de las iglesias Congregacionalistas y no tenían idea si los bautistas pudieron sostenerles económicamente.

    Prepararon cartas que se tardaron meses en llegar a los Estados Unidos. Informaron a la Junta misionera congregacionalista del cambio y, ayudados por Carey y asociados, suplicaron a unos pastores bautistas en los Estados Unidos de formar una sociedad y apoyarles.

    Mientras tanto, otro problema enfrentó a todos los misioneros americanos. Los ingleses no les permitieron quedarse en la India. Tras varios problemas, finalmente Adoniram y Ann decidieron ir a Rangún, Birmania donde estaba un hijo de Carey (Felix), y en julio de 1813 llegaron. Vivieron con los Carey (ella portugués, nacida en Birmania), en una buena casa. Carey había hecho un poco de trabajo hacia la traducción de la Biblia en birmana.

    Rice tuvo que volver a los EEUU por razones de salud y aunque quiso venir de nuevo como misionero, no le permitieron. Sin embargo, fue usado grandemente para despertar una consciencia de misiones entre los bautistas por toda parte. Se dedicó a buscar ayuda económica y otros obreros para trabajar con Judson y otros misioneros. Hizo mucho bien.

    Hoy día parece que todavía hay algunos que tienen miedo de seguir las Escrituras. Siguen más bien las tradiciones humanas y argumentos racionalistas. No pueden pensar en una humillación más grande que ser llamado “bautista / sumersionista”. Adoniram y Ann Judson y Luther Rice supieron de cómo los bautistas fueron despreciados. Pero el amor a la verdad les dio el poder de echar al lado los reproches humanos. El amor a la palabra de Dios debe ser la única razón que tenemos para creer o practicar cualquier cosa que esa palabra enseña.

    Trabajo misionero en Birmania
    La primera vista de Birmania y de Rangún mostró a los Judson que necesitarían la fuerza del Señor. Era mucho peor que la India. Callejones estrechos, casas de bambú, pobreza grande.

    En cuanto a la comunicación, aun la esposa de Felix Carey no hablaba casi nada de inglés. Era portuguesa, nacida en Birmania. No había ingleses ni americanos. Para comunicarse tuvieron que aprender el idioma birmano, sin gramática, sin diccionario y sin un maestro que sabía nada de inglés. En eso Adoniram y Ann fueron como unos niños, señalando objetos a su maestro y repitiendo lo que dijo. Se dieron a sí mismos con afán a esa tarea, pero el idioma fue tan diferente que para ellos su progreso pareció ser muy lento.

    En enero (1814) se movieron más cerca a la ciudad para tener más contacto con la gente y practicar el idioma, pero tres meses después (marzo de 1814) debido a un fuego que destruyó gran parte de la ciudad, tuvieron que volver a la casa grande dedicada a la misión. Mientras tanto, Felix Carey decidió trabajar por el gobierno en Ava, la capital. Los Judson dijeron adios a Felix y a su familia. Nunca iban a ver a la Sra. Carey y sus dos niñitos más, porque Felix perdió su esposa y sus dos hijos en el viaje hacia Ava, ahogados en el río durante una tormenta.

    Adoniram y Ann continuaron su trabajo en el idioma, ella usándolo más en el gobierno de la casa, pero él dominando la gramática y otras cosas para poder traducir la Biblia. Iba componiendo una gramática y una lista de palabras para un diccionario.

    Miramos unas áreas específicas de dificultades:
    RELIGION. Los birmanos eran (y todavía la mayoría son) budistas. No creyeron en Dios eterno, un solo Dios personal Creador. Esa idea no entró en la cabeza de ellos. Aun su idioma no tenía una manera adecuada de comunicar esas verdades. Había mucha superstición. En Rangún había una pagoda enorme, una de las maravillas del mundo, con el techo cubierto de oro, que contenía reliquias como ocho pelos de la cabeza de Gautama Buda. También, había grupos étnicos como los “karen” que eran animista.

    CONDICIONES SOCIALES: En Birmania, todo dependía del favor del encargado del área, y finalmente del favor del rey. Dar regalos fue una manera de vivir. No había incentivo a los birmanos a trabajar porque si prosperaban los encargados buscaron como apoderarse de sus bienes. Por lo general, los Judson gozaron del favor de los virreyes en Rangún. Pero, en dos ocasiones Judson fue a la capital, a los “pies de oro” (al rey) para buscar permiso oficial para enseñar, porque un virrey había dado una señal de desaprobación y casi en seguida el interés que muchos habían mostrado desapareció.

    COMUNICACIONES. A se tardaron meses la comunicación. A salir de viaje, si había algún contratiempo, muchas veces no había manera de comunicarse. P.e., no fue hasta 1815 que Adoniram recibió la noticia de que los bautistas de los Estados Unidos le iban a apoyar y que venía un hombre que sabía usar una prensa. Hicieron arreglos para enviar una prensa a Rangún.

    En otra ocasión Judson fue a visitar un sitio y esperaban que estaría ausente como 3 meses. Nunca llegó a su destino y no pudo regresar a Rangún por 7 meses. Casi todos pensaron que estaba muerto y algunos estaban listos para abandonar la misión cuando él llegó al fin.

    SUFRIMIENTOS PERSONALES: A ellos nació un bebé que llamaron Roger Williams Judson. Ese bebé trajo mucho gozo a la vida de los Judson, pero sólo vivió 8 meses. Se enfermó y murió y la tristeza fue grande. Sin embargo, reconocieron la perfección de los caminos del Señor. La Sra. Judson se enfermó frecuentemente. A la larga en 1821 Ann hizo un viaje a los EEUU buscando ayuda médica. Volvió en 1823. Judson también tenía tiempos de enfermedad de vez en cuando – dolores de cabeza fuertísimos o fiebres de la selva. Uno o dos veces un viaje por barco fue el medio propuesto para curarle, y parece que funcionó. Otras veces fue ayudado saliendo temprano a los campos montado sobre un caballo.

    Vamos a volver ahora a comentar sobre su trabajo misionero: Apoyado por la persona que imprimía las páginas de su traducción y por otros misioneros que llegaron y aprendieron el idioma, Judson comenzó a enseñar públicamente. Después de 6 años vieron al primer convertido bautizado. Después de 10 años tenía el Nuevo Testamento básicamente traducido. Pero había una interrupción seria a sus labores misioneros y su vida y labor fueron expuestas a peligro serio.

    El año 1923 fue el año que su esposa llegó de los EEUU. Judson estaba en la capital Ava, disfrutando algún favor de la familia del rey y de uno de los príncipes más alto del país. Pero esas circumstancias favorables cambiaron rápidamente cuando Inglaterra declaró guerra contra Birmania y comenzó a derrotar de los birmanos. Después de varias derrotas, el gobierno pensó que había espías entre ellos, y en seguida todos los extranjeros fueron considerados como espías. Un comerciante inglés había cambiado unos cheques para Judson y por eso el rey creía que Inglaterra estaba pagándole. Pronto, todos los extranjeros fueron encarcelados cruelmente en 1824 y quedaron así cautivos hasta 1826 – 21 meses: 17 en prisiones y 4 con restricciones.

    Durante el tiempo del encarcelamiento de Judson su esposa se dedicó a preservar la vida, visitando, llevando comida, haciendo lo necesario para cuidar a los prisioneros. Su conducta era valiente, especialmente considerando que ella estaba encinta. Su bebé, llamada María nació en enero de 1825.

    La vida de Judson estaba en peligro, pero también el único manuscrito birmano del Nuevo Testamento estaba en gran peligro. Judson mandó a su esposa a ponerla en una almohada tan fea que ningún carcelero la deseara. Así por meses, lo tenía con él. Pero, cuando al fin los oficiales birmanos mandaron que le soltaran de las prisiones, porque necesitaban su ayuda como mediador, no pudo llevar la almohada. En la providencia de Dios, un carcelero tiró la parte dentro, sin darse cuenta de lo que era, y un discípulo de Judson que fue a ver si había algo de sus cosas allí, lo encontró y así fue preservado. Dios obró en la grandeza de su providencia, y los birmanos muchas veces han llamado la Biblia birmana la “Biblia de la almohada”.

    Judson pudo regresar a Rangún y allí los ingleses le invitaron a acompañarlos a establecer una fortaleza que fue llamada Amherst. (Luego, los ingleses hicieron otra ciudad llamada Moulmein, y de allí Judson hizo su trabajo por el resto de su vida, como su centro de mando, protegido por los ingleses excepto cuando hizo sus viajes.) Adoniram y Ann hicieron una casa allí. Pronto los ingleses pidieron a Judson que les ayudara en su trato con el emperador en Ava. Judson no quiso ir, pero como los ingleses dijeron que iban a buscar una clausula en el acuerdo con el emperador birmano garantizando tolerancia religiosa, Judson se unió a la embajada inglesa que visitó a Ava. Esa tarea exigió la separación de su esposa y de su niña enfermiza. Ellas se quedaron en la nueva ciudad de Amherst. Entonces vino el golpe fuerte.

    Golpe fuerte
    Judson sabía que su niña estaba enferma, pero no estaba preparado para la carta que llegó con el sello negro. Pensó que contuvo noticia de la muerte de la pequeñita María, pero se pasmó a saber de la muerte de su esposa Nancy, en octubre de 1826. Recibió la noticia en noviembre. La sepultaron pronto, cerca de su casa. Judson no vio el lugar de su sepultura hasta enero de 1827. Su tristeza y sentido de culpa fueron grandes. Luego su hija pequeña murió en la primavera de 1827. Después de eso recibió noticia de la muerte de su padre que había muerto unos meses antes. También murió una birmana cristiana, muy querida.

    Judson comenzó un auto examen severo, pensando que la ambición le conmovía – ser el primer misionero americano, el primero en llevar el evangelio a Birmania, darles la primera Biblia en su idioma, y así por el estilo. A Judson pareció que Dios aprobó su misión, pero le hizo enfrentar a sí mismo y su amor a sí mismo con lecciones severas.

    Entró en un tiempo de depresión y tendencias y prácticas místicas, buscando como morir a sí mismo y vivir para Dios. Rechazó honores; destruyó cartas que otros le habían enviado, y cartas que había escrito a otros de su familia les obligó a destruir como condición de firmar un documento legal que ellos necesitaron; hizo una disposición de sus bienes; pidió una reducción de su sueldo, y otras cosas. Por un tiempo vivía en una choza, con un hoyo en la tierra al lado, hecho para contemplar la muerte y sepultura y descomposición del cuerpo. Comió comida simple. Prácticamente no tenía vida social. Por casi un año trabajaba poco en la traducción de la Biblia. Después de un tiempo de 40 días en los cuales salió solo con su Biblia por la mañana y regresó solo por al tarde, un tiempo de contemplación solitaria en la selva (que los birmanos vieron como un milagro debido a la presencia de muchos tigres), parece que Judson se dio cuenta que esa clase de vida no era provechosa contra la carne y comenzó a dejar ese ascetismo.

    Volviendo a trabajar con entusiasmo
    Ya por 1830, comenzó a trabajar con entusiasmo. Los años 1831 a 1833 fueron dedicados a terminar la Biblia y al final de enero de 1834 terminó la Biblia con muchas acciones de gracias, y sintiendo cierto alivio, miró bien a su vida y también miró bien a la viuda de un misionero.

    George Boardman murió temprano en el año 1831. Su esposa Sarah se quedó trabajando con los “karen”. Judson le escribió una carta de condolencia en 1831, pero parece que no había mucha correspondencia entre ellos. Cuando ella se enteró del hecho que Judson había terminado toda la Biblia, le escribió una carta alabando la traducción del Nuevo Testamento que ella leía continuamente. Parece que esa carta fue todo el estímulo que Judson necesitó ya que había terminado el trabajo arduo de la traducción. El primer día de abril de 1834 Judson salió de Moulmein para visitar la misión donde ella trabajaba. Llegó el 6 de abril y se casaron el 10 de abril. El tenía 46 años y ella 30. Su vida matrimonial fue fructífera y gozosa.

    En 1835 terminó la revisión del AT, vio el convertido número 100 bautizado, vio una hija nacer, el comienzo de su familia. Su familia creció, cinco hijos sobrevivieron.

    En 1840, Judson hizo otra revisión de la Biblia; siguió predicando y trabajaba en el diccionario birmano, no con gusto sino con un sentido de deber. También supervisaba a los predicadores, enviándoles a muchos sitios con el evangelio.

    Otro cambio grande
    Judson salió de los Estados Unidos en 1812 y nunca había regresado. Dios le preservó por medio de enfermedades, peligros de ladrones, peligros de enemigos, de los 21 meses como prisionero. En 1845, después de 33 años de servicio, su esposa Sarah se enfermó y tomaron la decisión de embarcar para los Estados Unidos, por recomendaciones médicas. Pero ella no llegó porque se puso mala en el viaje y murió en Santa Helena y allí fue sepultada. Judson continuó el viaje con sus cinco hijos.

    Visitó y habló en varios lugares en lo Estados Unidos. Allí conoció a Emily Chubbock, una autora que usaba el nombre “Fanny Forrester”. Habló con ella sobre su deseo de ver unas memorias de Sarah publicadas. Después de un poco de tiempo, decidió que ella no debe escribir las memorias solamente, sino tomar su lugar. Así, Judson se casó de nuevo en junio de 1846. En julio de 1846, Judson dejó sus tres hijos mayores y se fue con Emily hacia Birmania.

    Volvió a Birmania, a sus dos hijos que vivían todavía. Siguió trabajando, procreó una hija, pero su fin estaba llegando. Se enfermó y otra vez los médicos recomendaron un viaje en alto mar. Judson dejó a Emily y fue con uno de los misioneros Thomas Ranney y un siervo. Murió en el barco y fue sepultado en el mar.

    De sus hijos, dos eran ministros, y también el primer hijo de Sara (George Dana Boardman). El hijo mayor era médico. Otro se unió con el ejército de la Unión la en la guerra entre los Estados y fue incapacitado por heridas recibidas. En cuanto a las hijas: la mayor fue maestra y la menor, la de Emily, se casó para cumplir la alta vocación se ser madre.

    Un biógrafo comenta respecto de Adoniram Judson: «Él tenía 24 años cuando llegó a Birmania, y trabajó allí durante 38 años hasta su muerte a los 61, con un solo viaje a casa de Nueva Inglaterra después de 33 años. El precio que él pagó fue inmenso. Él fue una semilla que cayó a tierra y murió. Él «aborreció su vida en este mundo» y fue una «semilla que cayó a tierra y murió». En sus sufrimientos, «llenó lo que estaba faltando de las aflicciones de Cristo» en la inalcanzable Birmania. Por consiguiente, su vida llevó mucho fruto y él vive para disfrutarlo hoy y siempre. Él podría, sin ninguna duda, decir: «Valió la pena». 2

    Dejó la Biblia en el idioma de Birmania, hizo una gramática, casi terminó el diccionario. Publicó miles y miles de tratados que el Señor bendijo. Vio a muchos convertidos y misioneros establecidos en varios lugares y trabajando con diligencia.

    Judson descubrión que pudo usar dos canales para alcanzar a los birmanos: los oídos y los ojos. Los birmanos leían y por eso Judson siempre usaba tratados, muchos tratados en la obra en Birmania. Usualmente no regaló a ningún tratado a menos que la persona pidiera y entonces, no rehusó. El Señor usó esos tratados, desde el primer convertido en adelante. Había contacto personal y enseñanza y predicación, pero muchas veces los tratados fueron los medios para despertar interés y dirigir a los llamados hacia la predicación de la verdad o las clases dadas por Judson y luego por los enseñados por él.

    Judson trabajaba arduamente, no sólo como traductor, sino como predicador, maestro y autor de tratados, supervisando la obra por años.

    Judson era calvinista en su fe, bautista en sus convicciones y excepto por el desvío hacia el misticismo en su tiempo de depresión, un hombre estricto en todos los principios y fundamentos de la fe. Como William Carey y muchos otros de aquellos tiempos, Judson y sus esposas eran post-milenialistas. 3

    Su hijo Edward comenta sobre su propósito como misionero. “¿Qué propuso este hombre joven de 25 años con su esposa joven, viviendo en medio de campos de arroz de las partes bajas de Birmania, con sus caras hacia los pueblos y ciudades llenas de idólatras…? Su propósito fue socavar una religión anciana, arraigada profundamente en el corazón y en las costumbres de 400 millones de seres humanos. No propusieron hacerles sentir las influencias por las cuales el cirstianismo sería presentado como una religión del estado y las rodillas obligadas a doblarse a Cristo… Procuraron una revolución más grande, o sea, nada menos que un cambio de creencia y de corazón de cada individuo. Los millones de birmanos tenían que ser tomados uno por uno y sus afectos dominados y sus personas transformadas por la religión de Cristo. Estaban seguros que en la masa del pueblo alrededor de ellos había un hombre acá y allá enseñado por la providencia de Dios y madurado por el Espíritu. A tal persona si la historia de la cruz pudiera llegar entonces la aceptaría enseguida diciendo, ‘Esto es exactamente lo que deseo’.”

    ¿Y los medios para hacer esto? Solamente el evangelio de Cristo. Las verdades antiguas.

    Esas verdades contradecían al budismo por completo – un budismo sin Dios, sin alma, sin pecado.

    Judson no propuso “civilizar” para preparar la mente.

    “Tenía confianza implicita en la promesa de su Amo, ‘He aquí estoy con vosotros para siempre’. Creía que Cristo estaba con él obrando en el corazón de los paganos, abriendo la puerta desde adentro.”

    No pensó como algunos que era inútil tratar con los viejos y por tanto sería mejor tener escuelas para niños. Había escuelas, pero subordinadas a la predicación a los adultos. Buscó alcanzar los hijos por los padres, no vice-versa.

    A Judson le gustó predicar y comunicar el mensaje uno a uno y en grupos.

    Su hijo también comenta sobre el carácter de su padre. Dice que era un hombre de oración, muchas veces orando mientras caminaba solo. Y comentando sobre su trato con otros, dice que había algo atractivo en su persona y conducta. “Había venido desde lejos y había sufrido penalidades porque amaba a los birmanos… Poco a poco descubrieron eso; y el poder del predicador está en proporción directa a su capacidad para inspirar confianza y afecto” 4

    Cerca al sitio donde Judson nació hay una piedra con un mensaje en memoria de Adoniram Judson. Traducido a español 5 dice:

    In Memoriam
    Rev. Adoniram Judson
    Nació el 9 de Agosto de 1788.
    Murió el 12 de abril de 1850.
    Lugar de nacimiento: Malden.
    Lugar de sepultura: El océano.
    Su obra: Los salvos de Birmania y la Biblia birmana.
    Sus memorias: Están en lo alto.

    Notas

    (1) (http://biografas.blogspot.com/2007_03_01_archive.html)

    (2) http://biografas.blogspot.com/2007_03_01_archive.html

    (3) Véase Iain Murray’s The Puritan Hope

    (4) Todas las citas de Edward Judson se encuentran en las páginas 59-61 del libro en las referencias que siguen.

    (5) http://biografas.blogspot.com/2007_03_01_archive.html

    Referencias:

    Anderson, Courtney. To the Golden Shore. The Life of Adoniram Judson. Judson Press, 1987

    James, Sharon. My Heart in His Hands. Ann Judson of Burma. A life with selections from her memoir and letters. Evangelical Press, 1998

    Judson, Adoniram. Christian Baptism. Audubon Press edition, 2000. Based on 1846, 5th American edition of the original work done by Serampore Press (William Carey), India.

    Judson, Edward. Adoniram Judson, a Biography. American Baptist Publication Society, Philadelphia, 1902 edition. This book is available on line in PDF format at: http://www.wholesomewords.org/missions/bjudsoni.html

    Otras biografías breves en ingles sobre Judson: http://www.wholesomewords.org/biography/biorpjudson.html

    En español:

    http://biografas.blogspot.com/2007/03/adoniram-judson.html

    Nota sobre bautistas en Birmania (Myanmar) que aparece en el artículo sobre Myanmar y enlaces hallados en Wikipedia via Google: …In 2003, the [Myanmar Baptist] Convention had 629,146 members in 3513 churches. Myanmar Baptist Convention has 17 affiliated conventions under its umbrella, and is a member of the World Council of Churches and the Baptist World Alliance.

    A mis hermanos que asistieron la conferencia de pastores hispanos en la Iglesia Bautista Reformada de North Bergen, NJ, en mayo 2007, puedo enviarles una copia por correo electrónico. Sólo pido que me ayudan corregir cualquier error y mejorar la presentación. Cualquier sugerencia para hacer esta reseña más útil y edificante será agradecida.

    Su hermano y co-siervo en el evangelio del Señor Jesucristo,
    Noble Vater

    Mi dirección de correo electrónico (email) es:
    ndvater@yahoo.com

    Apéndice.

    Un himno escrito por Judson (en inglés).

    Come, Holy Spirit, Dove divine,
    On these baptismal waters shine,

    And teach our hearts, in highest strain,
    To praise the Lamb for sinners slain.

    We love Your Name, we love Your laws,
    And joyfully embrace Your cause;

    We love Your cross, the shame, the pain,
    O Lamb of God, for sinners slain.

    We sink beneath the water’s face,
    And thank You for Your saving grace;

    We die to sin and seek a grave
    With You, beneath the yielding wave.

    And as we rise with You to live,
    O let the Holy Spirit give

    The sealing unction from above,
    The joy of life, the fire of love.

    Versión de Nicolás Martínez, en Cántico Nuevo. (Tercera estrofa alterada.)

    Desciende, Espíritu de Dios sobre el bautismo a realizar;
    Y haz que al Cordero, con fervor podamos juntos alabar.

    Tu ley amamos, tu verdad; tu cruz tomamos con amor,
    Cordero muerto por salvar y libertar al pecador.

    Haz que a las aguas al bajar, podamos hoy por tu poder,
    Con Cristo, muertos al pecar, gloriosamente en Ti vivir.

    Y al elevarnos otra vez con Cristo en su resurrección,
    Enciende nuestra débil fe, inflama nuestro corazón. Amén.

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